Capítulo Diecisiete

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Deja de escuchar aquello que te impide quererlo bien.

Deja de reprimir lo que sientes.

Porque sientes algo... ¿cierto?

Antes de poder contestar algo, sintió los finos labios sobre los suyos moviéndose al compás de un lento y bello vals.

Un cosquilleo se acentuó en su vientre cuando despues de una sesión de besos el castaño comenzó a tentarlo empezando ligeros vaivenes en sus caderas.

¿Por qué no le causaba repulsión la situación?

¿En verdad quería esto?

Con Yoongi en su regazo se levantó del asiento haciendo que las piernas contrarias se enroscaran en su cintura.

El único sonido perceptible en aquel hogar era la lucha por quien devoraba los labios del otro. Chasquidos, casi obscenos inundaron los oídos del azabache robándole una sonrisa.

Caminó a su habitación como jamás antes lo había hecho con alguien, sin perder la delicadeza dejó el cuerpo pálido sobre la cama percatandose por fin que su chico solo estaba cubierto con su camisón de pijama.

—Mierda... —susurró Kim.

—Sin maldiciones. —levantó el dedo anular con una sonrisa socarrona sabiendo que estaba provocando.

El mayor rió lanzándose sobre el contrario besando y chupando cada espacio permitido. Su mano se deslizó primero por sobre la prenda de algodón, colándose por debajo y acariciando puntos erógenos en el castaño robándole jadeos y quejidos de placer.

Al poco tiempo el pálido se encontraba completamente desnudo bajo el azabache quien lo besaba con vehemencia y ¿Cariño?

—H-Hyung. — el rostro sonrojado de Yoongi le revolvió el estómago. ¿Que está pasando contigo?

—Shh, permiteme ayudarte con eso. —susurró en sus labios bajando la mano por su torso y vientre hasta llegar al miembro erecto de él.

Acarició, tocó y descubrió partes con más sensibilidad, poco después de un debate interno bajó hasta tener dentro de su boca la extensión del menor. Y mientras este pedía con vergüenza que se detuviera, el mayor hizo caso omiso al escuchar gemir al pálido.

"Todo en ti es una hermosa partitura que jamás quiero dejar de tocar.

Pero por ahora debo dejar de hacerlo."

No, no debo dejar de hacerlo. No quiero dejar de hacerlo.


En un gran gemido ahogado, Yoongi terminó en la boca de Seokjin quien tragó sin dudar y antes de recibir una disculpa del menor subió tomando sus labios con rudeza.

¿Por qué?

Bajó los besos al cuello pálido permitiéndose marcarlo por dónde quisiese, dejando un hilo de saliva terminó chupando y mordisqueando los pezones rosados del menor quien gimió ahora sin vergüenza.

Sintió una descarga eléctrica terminar en su entre pierna excitandolo por completo logrando que se deshiciera rápidamente de la bata que lo cubría.

Había perdido ante la lujuria en aquel cuerpo de porcelana del cual tenía completo control. Y al parecer ahora se había creado otra meta:

Descubrir cada punto erógeno de lo que le pertenecía, entero.

Mr. Kim [C A N C E L A D A] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora