Capítulo Dieciocho

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Los ojos del azabache se abrieron con pesadez al ser molestados por la luz del sol. Sonrió al notar el peso del brazo y la pierna pálida que lo rodeaban, Yoongi se encontraba completamente dormido y sereno.

Lup-dup, Lup-dup, Lup-dup.

Sus mejillas se encendieron en un rojo carmesí al recordar la noche anterior y su corazón latió distinto.

Lup-dup, Lup-dup, Lup-dup

—Belleza etérea, delicioso ante la vista y al gusto. Mierda.

Su vista se posó en la herida rojiza en su hombro. Un sentimiento cálido reposó en su vientre, lo había probado... Y le había gustado.

Con delicadeza alejó al menor, quien se acurrucó y entre sueños arrugó el entrecejo.

Despues de colocarse una bata ligera, caminó hacia su escritorio tomando una pluma y una hoja blanca comenzando a escribir.

"¿Es esto querer?

Siendo sincero aún no puedo descubrir exactamente qué es este nuevo sentir. Porque aún quiero el mismo final para él, pero también quiero ver sus rostro sereno por las mañanas, porque aún quiero probar más de él, pero tambien quiero que sonría por mi.

Porque quiero matarlo, pero también lo quiero a mi lado.

¿Es esto querer?

Porque si no, ¿Entonces que es?

Pues verlo llorar me oprime el pecho, pero me gusta ver su rostro irritado por las lágrimas.

Escucharlo quejarse me hace sentir incómodo, pero escucharlo hecho un desastre mientras está bajo mi cuerpo es embriagante.

Herirlo me carcome la consciencia, pero probar su sangre me hace perder la cordura.

Algo en mi me incita a lastimarlo, pero eso no será posible.

Al menos no por ahora. "

—¿Que haces? — la voz ronca y adormilada de Yoongi lo hizo girar.

—Buen día para ti también. — sonrió enternecido por el rostro hinchado del pálido. —Estoy por hacer el desayuno, que te parece si esperas un momento mientras traigo el té.

El menor asintió y con un casto beso fue dejado de vuelta en las cómodas sábanas.

(...)

—Creo que hablaré con Jimin. —habló el pálido mientras tomaba otro bocado de omelet.

—¿Ah si? ¿De qué hablarás con el? —contestó Seokjin acariciando La cintura del pálido.

—De nosotros, se que no hay título como tal, pero no quiero que me aleje por las estúpidas ideas que Jungkook le metió en la cabeza. —Arrugó la nariz en una mueca de disgusto.

—Bueno, creo que lo correcto sería yo hablar con él. — rió tocando con su indice su ceño fruncido haciéndolo desaparecer.

—Le hablará a la policía antes de que llegues a la puerta. — tomó un trozo de comida y se lo extendió al mayor quien recibió gustoso.

—Bueno, creo que ya lo hubiera hecho desde que no despertaste en casa.

—No le he hablado por semanas, siquiera bajó en todo el día.

—Te has descuidado, así que yo te alimentaré de ahora en adelante.

—¿Y si finjo secuestro? Sería más fácil que escuchar a mi hermano molesto.

—¿Secuestro? ¿Y qué hya de mi? Seguro terminó tras las rejas por tu no muy brillante idea.

—Tienes razón, fijamos fuga y cambiemos nuestros nombres, podemos pintar nuestros cabellos y tal vez rentar un departamento en otro continente. —la sola idea hizo que su mirada se iluminara por completo.

—Tranquilo petit chat, mucha imaginación y televisión para ti.

—No me gusta la television, solo las películas.

—No discutiremos tu exceso de pensamiento mágico. —replicó serio mientras llevaba comida a su boca. —Abre.

—Ya no tengo apetito.

—Come.

—Quiero, pero no omelet. —sonrió lasivo acariciandole el pecho.

—Yoongi. — sentenció con seriedad.

—Hyung.

Merde, Yoongi. — Tomó ambas manos alejandolas de él. — Soyez un bon garçon et mangez simplement.

—No tengo idea de que carajo dijiste pero se escuchó demasiado bien. — rió besando los labios del azabache quien ya no refutó y se dejó llevar.

Antes de siquiera subir de tono el beso y llegar a más que caricias suaves el sonido de la puerta siendo tocada con  desespero los detuvo.

—Iré a ver. —apretó la cintura del pálido quien no dejaba de besarlo.

—No vayas, se irá cuando no sea atendido. — respondió bajando por el cuello de Seokjin repartiendo besos y pequeñas mordidas.

El mayor cerró los ojos ladeando la cabeza para darle más espacio a Yoongi, este último sonrió logrando su cometido.

Pero de nuevo sonaron los golpes en la puerta.

—Tu auto esta en la entrada Jin, a-abre me la puerta. —aquella voz lo hizo alejar de golpe a Yoongi quien lo miró con enfado.

—Es Hoseok, ve a ponerte pantalones Yoon. — dejó un beso casto esperando a  que fuera a la habitación mientras él atendía el llamado.

Caminó hacia la puerta acomodando la bata de seda en su lugar, tomó el picaporte dorado dejando ver la imagen un tanto deplorable del pelirrojo.

—Hobi, ¿Que sucedió? —preguntó confundido dejándolo pasar.

—T-Tae. —pudo articular antes de sollozar en el pecho del más alto.




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Se que he tardado demasiado para subir un cap tan corto, pero he estado demasiado bloqueado este mes, intentaré seguir la historia porque le tengo un aprecio enorme y quiero acabarla para dedicarme a mi próximo fic.

Les tkm.
Ivy

Mr. Kim [C A N C E L A D A] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora