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– Odin kofe zaproshen chernyy! –el hombre coloca la taza de café frente a ella con una amplia sonrisa y ojos amables, una que ella le devuelve con un simple asentimiento.

– Bol'shoye tebe spasibo. –murmura, mirando como él regresa detrás del mostrador. Agarra los paquetes de azúcar que tiene a la izquierda, los abre y observa cómo se asienta el polvo antes de tomar una cuchara de madera y removerlo, dejando que el azúcar se mezcle.

Vuelve a colocar la tapa en la taza y la levanta hacia el hombre con una sonrisa antes de salir del café y palmear su rodilla.

– ¡Venga, Fanny! ¡Nos vamos a casa! –la llama, sonriendo mientras su "pequeña" se acerca trotando hacia ella con la lengua colgando y la boca jadeante. Pasa una mano por la parte superior de la cabeza del perro, rascando detrás de sus orejas y luego sigue caminando por la calle, ignorando los fuertes gritos y los sonidos de las bocinas tocando mientras lo hace. Se quita las gafas de sol de la camisa y se las pone sobre los ojos para atenuar los fuertes rayos de sol que caen sobre ella, tiene los ojos llorosos y la cabeza dolorida por la resaca que lleva a pesar de que ya es tarde.

Supone que emborracharse todos los días no es de gran ayuda para curar una resaca constante. Pero está bien. Tiene una persona por quien beber, y destruir su hígado, pero hacerlo todavía no parece suficiente en su honor.

Se merece todo el suministro mundial de vodka dedicado a ella... El glupaya suka.

Juega con su bolsa de deporte mientras se acerca al edificio de apartamentos en el que se está quedando, o más bien, al apartamento del edificio que ha sido abandonado, sin duda por alguien que volvió a "existir" hace siete meses y todavía estará tratando de orientarse, a diferencia de ella...

Ella volvió y entró en el primer lugar que pudo encontrar. Eso hizo unas cuatro semanas más tarde. Y otras cuatro semanas después de eso.

Así es como la entrenaron. Nunca te quedes en un mismo lugar por mucho tiempo. Cinco años sin existir no cambiaron eso.

Encuentra sus dedos trazando la cicatriz que tiene debajo de su oreja mientras sube los escalones, pero sus ojos captan algo inmediatamente que no debería estar allí.

Marcas en el pomo de la puerta de su apartamento. Marcas que indican que el metal se ha abollado.

– Fanny, begi i pryach'sya, ahora! –sisea antes de dejar caer su café, metiendo la mano en su bolso de mano y sacando una pistola sin dudarlo, con los dedos aferrándose y el corazón latiendo con fuerza mientras camina lo más lentamente posible hacia la puerta, dispuesta a no hacer ruido mientras Fanny trota hacia atrás por el pasillo fuera de su vista.

Se detiene ante la puerta, mirando cada centímetro de ella en busca de cualquier otra cosa que pueda estar mal.

Quien quiera que esté ahí es inteligente. Pero ella es más inteligente. Necesita correr.

No te molestes en entrar, solo corre y no mires atrás-

Pero ¿y si es él?

– ¡Adelante, Yelena! ¡No estoy aquí para lastimarte!

Una voz, grave y ronca, americana, resuena más allá de la puerta. Recorre cada voz que recuerda enterrada en su memoria para ubicarla.

No se le ocurre nada. Lo que significa que nunca antes había conocido a esta persona.

Es él, sabe que lo persigues, Yelena, ¡tonta!

Su arma permanece en alto, pero el sudor comienza a acumularse en su frente ahora mientras aprieta su agarre en el arma y se acerca a la puerta. Su corazón late con fuerza contra su pecho, el miedo por lo que hay más allá de esta puerta, pero la emoción por esto posiblemente sea más, ella finalmente va a poder vengarse...

¿segunda oportunidad? - wandanat / scarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora