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Pasan los días.

Wanda y Natasha pasan la mayor parte del tiempo hablando. Cuando Wanda duerme, Natasha la cuida, haciendo todo lo posible por consolarla cuando llora o gime y susurra el nombre de Visión.

También aparecen otros nombres... Pietro, Steve, incluso Tony, todas estas personas en su vida que ha perdido. El corazón de Natasha se rompe aún más cuando susurra los nombres de sus chicos, los nombres de Billy y Tommy salen con angustia y Natasha desea que ella misma tuviera la capacidad de atravesar las diferentes realidades para traerlos de vuelta.

Ella no sabe lo que es ser madre. No sabe lo que es tener una madre. Lo más cercano a ello que alguna vez tuvo fue Melina, pero el dolor de Wanda resuena en ella de una manera que no esperaba.

No fue su elección, no ser madre. La sala roja se lo robó antes de que ella supiera lo que significaba tener ese deseo. Pero Wanda... Ella cree que nació para ser madre.

Los ojos de Wanda se ven más brillantes. Además, a medida que pasan los días se siente mejor, ya no está sola en esta cabaña con solo sus pensamientos en los que pensar. Natasha está agradecida por ello. 

Puede que esté incorpórea y exista en alguna dimensión vacía, apenas capaz de sentir nada, pero está contenta de pasar por este dolor y este vacío para siempre si eso significa que puede volver a ver esa sonrisa en el rostro de Wanda.

– Háblame de Visión. –Natasha dice suavemente, sonriendo mientras los ojos de Wanda se iluminan con amor, pero también con el corazón roto, sus dedos bailan sobre las palmas de Natasha con esa niebla roja arremolinándose entre ellos. 

Están sentadas en el sofá de nuevo, ambas con las piernas cruzadas, una frente a la otra. Natasha le había dicho a Wanda más de una docena de veces que debería estar durmiendo, pero la chica no le hace caso.

"Quiero quedarme aquí contigo" le decía todo el tiempo hasta que, hace una hora, Natasha se rindió.

No tiene idea de cuánto tiempo han estado sentadas aquí, probablemente horas, con Wanda constantemente jugueteando con su magia y aprovechando la energía de Natasha, ese pequeño ceño fruncido por la concentración que disminuye cuanto más control tiene sobre ello. 

Wanda exhala temblorosa, apretándose la mandíbula antes de negar con la cabeza.

– Es muy difícil. –suelta, los ojos sombríos por el dolor. Natasha le sonríe con simpatía.

– Sé que lo es. Pero es parte del trabajo, ¿no? Por muy difícil que sea afrontarlo todo. –le dice. Wanda se ríe y vuelve a negar con la cabeza.

– ¿Alguna de tus misiones fue convertirte en terapeuta o algo así? –pregunta con una ceja levantada. Natasha se ríe a carcajadas antes de encogerse de hombros.

– Supongo que tengo mucha empatía… Y mucho conocimiento sobre lo que hay que hacer para salir adelante del trauma. La sala roja se esforzó tanto en convertirnos en robots sin emociones que creo que tuvo el efecto contrario para algunos. –Wanda asiente con complicidad, pero una lágrima se desliza por su mejilla mientras deja que la magia se desvanezca y sostiene sus propias manos en su regazo, mirándolas como si no pudiera encontrar los ojos de Natasha.

– Lo extraño. Todos los días, lo extraño y extraño el mundo que creé. Extraño mucho a mis chicos, extraño la vida que teníamos allí. Tal vez me hace egoísta extrañar eso cuando estaba lastimando a tanta gente en el proceso.

– No es egoísta, Wanda. Es humano. –Natasha le dice simplemente. Wanda asiente lentamente, sus hombros se encorvan en un esfuerzo por consolarse mientras juega con las mangas de su camisa.

¿segunda oportunidad? - wandanat / scarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora