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Una mano en su hombro sacudiéndola suavemente es lo que despierta a Yelena, su cuerpo salta y sus mano alcanza el cuchillo en su cinturón antes de que algo frío agarre su muñeca para detenerla.

Un brazo de metal.

– Relájate, soy yo. Hemos llegado. –le dice Bucky con una sonrisa, pero Yelena no se siente exactamente relajada en su presencia mientras Fanny gime en el asiento trasero detrás de ella.

Habían aterrizado hacía un poco en una pista de aterrizaje en Washington DC. Yelena dudó antes de subirse al auto que los estaba esperando, pero está preparada para hacer lo que sea necesario por llegar a Clint. 

Incluso si eso significa viajar por todo Estados Unidos con el hombre que atormentó sus pesadillas durante la mayor parte de su infancia. 

– ¿Y dónde estamos exactamente? –Yelena dice con brusquedad, frotándose los ojos mientras Bucky salta del asiento del conductor. 

– En un lugar seguro, no te preocupes. –le dice. Yelena pone los ojos en blanco, pero salta del coche, agarra su mochila y abre el la puerta trasera para Fanny.

– Vamos. –murmura sonriendo mientras Fanny baja de un salto y se sienta a sus pies lealmente con la lengua colgando fuera de su boca. 

– ¿Es aquí donde se encuentran todos los vengadores o algo así? –pregunta Yelena, mirando hacia el edificio frente a ella. Están en la ciudad, eso es obvio por el bullicio de la gente y los coches a su alrededor. Mete la mano en su mochila nerviosamente y saca una correa, sujetándola al collar de Fanny por seguridad. 

– No. Pero es seguro. –contesta Bucky con indiferencia.

– Se supone que los refugios son discretos. Un edificio de apartamentos poco fiable que nadie miraría dos veces, no algo elegante como esto. –Yelena se queda impasible, mirando el edificio que parece un hotel de cinco estrellas frente a ella.

– Sí, bueno, el Capitán América me preparó algo bueno. –Bucky dice con una sonrisa.

– Ah claro, supongo que tener a Mr. Barras y estrellas como mejor amigo ayuda. –dice Yelena, levantando una ceja mientras Bucky se encoge de hombros y mete las manos en los bolsillos, su aliento sale ligeramente empañado en el aire frío.

– Sam es bueno en lo que hace. No lo acepté al principio, pero él insistió. Además, está cerca, en caso de que alguna vez necesite respaldo en algo.

– Mmm... ¿Otros vengadores visitan esto? –pregunta Yelena mientras Bucky le abre la puerta. Yelena le mira con burla y él pone los ojos en blanco.

– Define 'vengadores'. –refunfuña. Yelena se encoge de hombros mientras tira de Fanny con ella.

– No lo sé, el capitán en persona, tal vez esa chica guapísima superpoderosa con el pelo corto y rubio que vi en la tele... El tío que se hace pequeño, el niño insecto ese... Barton, incluso. –pregunta Yelena, sin preocuparse realmente por ninguna de las otras personas y queriendo obtener información sobre a quién quiere mientras los pasos de Bucky vacilan levemente a sus palabras.

– Sí... Un par de ellos lo hacen. –le dice simplemente, presionando el botón del elevador que apunta hacia arriba.

Yelena sabe que está mintiendo.

Ten cuidado, Yelena, no dejes que te atrape.

– Bueno, se ve que si lo visitan mucho, parece que todavía hay algunos vengadores por ahí. ¿Qué pasa con el dios del espacio, eh? –pregunta ella, mirándolo con una sonrisa mientras entran al ascensor. Bucky pone los ojos en blanco mientras presiona el botón del número tres.

¿segunda oportunidad? - wandanat / scarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora