-Entonces, dinos: por qué crees que debemos contratarte, Akane?-preguntó rutinariamente la mujer de cabello canoso sentada frente a ella en la amplia mesa.
-Yo...-Akane Tendo, la menor de las hijas del legendario baterista Soun Tendo, había practicado mil veces la respuesta con sus hermanas antes de asistir a la primera entrevista de trabajo, tras sus largas vacaciones obligadas
-Escuche que agrediste a tu antiguo jefe.-El maravilloso ejemplar masculino sentado al centro del grupo de entrevistadores cerró la carpeta con su hoja de vida y clavó sus profundos ojos azules en ella- Tienes algo que decir al respecto?.
Ella guardó silencio antes de poner en orden sus ideas. Tomó una inspiración profunda y mirándolo a los ojos, tan azules como el océano, respondió con voz firme.
-Mi antiguo jefe intentó propasarse conmigo. Me pidió que me quedará con él terminando un proyecto. Cuando supo que todos en la oficina se habían marchado se abalanzó sobre mí y yo le di una patada en la entrepierna. Me amenazó con despedirme e intento forzarme. Me defendí y él me despidió. Y para serle sincera, no me arrepiento, volvería a hacerlo si fuera necesario. Nunca permitiré que abusen de mí para conservar un empleo.
.
.
.Fui un tonto. Un completo idiota por esperar tanto antes de mostrar mi interés en ti. Pero no quería asustarte, después de que tuviste que dejar tu anterior empleo por culpa del degenerado de tu jefe, quería que confiaras en mí, que me conocieras, antes de pedirte una cita. Pero de alguna manera, contigo siempre me equivoco. Te di tiempo suficiente y sin embargo ese tiempo fue el que Ryoga ha estado usando para conquistarte. Anoche yo, realmente me equivoqué.
-Señor Saotome, sus llaves.
-Gracias-respondo sin mirar mientras salgo del hotel después de desayunar con el alcalde y firmar nuestro contrato publicitario. Me subo a mí auto para dejar la Isla de vuelta a Japón, donde tendré que enfrentarte después del ridículo que hice anoche. Cuando llamé esta mañana al hostal donde te quedabas me han dicho que has dejado la Isla en el primer ferry junto a tu padre.
El viaje se me hace eterno, pero cuando por fin llego a mi apartamento, me dejo caer cansado en mi cama. Lo único que quiero es dormir y olvidarme de todo, pero tengo que conservar mi dignidad y enfrentarte hoy mismo.
Salgo de la cama directo a la ducha y dejo que él agua fría me despierte por completo. Después de media hora bajo el agua vuelvo a ser yo mismo otra vez. Ahora solo tengo dos opciones. O confieso que me gustas o lo niego y me excuso en la bebida. Estoy usando mi última carta y solo espero que me entiendas.
Llego a la oficina poco después del medio día y para mi sorpresa hay alguien más en tu escritorio.
-Buenas tardes, Ranma -dice una de las secretarias de mi padre-quiero decir, señor Saotome-añade con falsedad.
-Buenas tardes- respondo sin prestarle atención. Shampoo es...el tipo de persona que obtiene su puesto gracias a sus "contactos". Sé muy bien que tiene, o tuvo, una aventura con mi padre. Da igual, me molesta verla ocupando tu lugar en mi oficina.
La mujer me sigue dentro y espera a que me siente en mi escritorio antes de colocar los informes frente a mí. Por supuesto dejándome ver, accidentalmente, sus pechos. Estoy demasiado harto de estas estupideces.
-Donde está mi asistente?- no la estoy mirando aunque ella hace hasta lo imposible por llamar mi atención.
-Akane?
-Tengo otra asistente?
Parpadea lentamente y noto como su sonrisa falsa se contrae. Me mira un poco más antes de responder
-Vino hace un rato y presentó su renuncia, dijo que ya se lo había informado.
Estoy jodido. Lo arruine todo, por completo. Seis meses ocultando mis sentimientos y lo arruine en una noche. Esto no es...no tenía que ser así, yo no...
-El señor Hibiki la llevó a su oficina, creo que le ofreció ser su asistente, y no sé, tal vez ella aceptó porque han estado casi una hora encerrados. El señor Hibiki me pidió que yo estuviera al tanto de la suya-añade con tono alegre.
-Qué dijiste?-Creo que no escuché bien. La mujer repite con voz cantarina lo mismo y yo no me doy cuenta cuando le estoy gritando que se largue.
Doy vueltas en mi oficina una vez se ha marchado. De todas las personas en este edificio tienes que ir y refugiarte justo con Ryoga. Me quito el saco y la corbata. Desabrochó los botones de la camisa. Pero nada me ayuda. Acaso, fuiste con él porque te sentiste acosada por mí?.
Demonios, no puedo permitir que Ryoga se convierta en el héroe y yo en el villano. Aunque seamos amigos desde la secundaria, no puedo perderte ante él. Me niego. Tomo un último sorbo de wiski y me dirijo a la oficina de Ryoga. Si aún estás ahí yo...
No tengo un plan aún. Maldición.
Entro sin anunciarme y te encuentro hablando amenamente con Ryoga, mi amigo, mi subalterno, un personaje secundario en mi vida a quien solo tú, precisamente, le das protagonismo. Él se levanta del sofá y sonríe a modo de saludo. Tú sin embargo te limitas a saludarme con un mero gesto educado.
-Tendo, vamos a mi oficina.-No miro a Ryoga, solo a ti. Él no existe en este momento.
-Ranma, Akane y yo estamos...
-No me interesa. A mi oficina, Tendo.
Me miras y luego desvias la mirada hacia él, que asiente como si tú necesitaras su permiso. Suspiras y te levantas despacio.
-Te contraté como mi asistente por un año, si no te gusta puedes indemnizarme.-No tengo opción más que ser un cretino contigo.-A mi oficina, Tendo.
Suspiras, sé que estás molesta y confundida, pero no puedo permitir que sigas aquí, con él.
-Ya pagué la multa por incumplimiento de contrato de Akane.-Ryoga, otra vez. -A partir de hoy ella trabaja para mí.
ESTÁS LEYENDO
Una extraña manera de amar
Short StoryUn ceo frío y distante. Una asistente torpe. Un abogado gentil y agradable. Un sentimiento de amor no correspondido en varias direcciones.