Tokyo Revengers One Shot's

Izana.

Ser novia de Izana era complicado, lo amas, pero a veces quieres cerrarle la boca con mucha cinta adhesiva y ponerle una correa, esta era una de esas ocasiones, ¿por qué pensaste que era buena idea ayudarlo a escoger ropa?, el albino demoraba horas en escoger solo una prenda.

-Izana, tercera vez que lo digo, todo lo que te has probado te queda bien, ¿puedes solo escoger algo?, llevamos tres horas en el centro comercial, tengo hambre, estoy cansada y tú solo llevas dos compras, una de ellas es para mí.

-Amor, tu no lo entiendes, me convertiré en el...

-Creador de una nueva era de delincuentes junto a Kakucho, tú serás el Rey, Kakucho el caballero, yo lo que quiera ser y para ese momento te debes de ver genial, si Izana lo sé, ¿puedes comprar la polera e irnos a comer?

-Tú ganas, llevaré la polera negra y la chaqueta roja.

Luego de otra larga hora finalmente estabas comiendo con tú novio, el comía una pizza individual y tú una hamburguesa. Ambos tenías papas fritas con sus ordenes y una gaseosa de fresa, el sabor favorito de ambos.

-¿Quieres una mordida de mi pizza?

-Mmm, está bien.

Recibiste la porción de triangular y le diste una mordida no muy grande, mientras tu novio te sonreía, luego tú le diste una mordida de tú hamburguesa, finalmente compartieron las papas y se fueron por un helado al acabar toda su comida. Caminaba de la mano mientras comían helado, disfrutando de la compañía del otro, hasta que viste una máquina de peluches y jalaste de tú novio hasta ella.

-¿Me sacas el peluche de gatito?

-Bien, sostén mi helado amor.

Tomas el helado de tu novio y lo vez meter la primera moneda, la primera de doce monedas que gastó, cuando finalmente pensaste que no lo lograría y le dijiste que se fueran, el lo logró, frente a tus ojos estaba el mejor peluche de gatito, ojos azules, piel entre blanca y morena, idéntico a tú novio, por lo que abrazaste al animalito con fuerza.

-Muchas gracias, le llamaré Izana Junior, es la primera vez que logras darme un peluche.

-Amor... llevamos juntos al menos cuatro años, ¿por qué no te casas conmigo?

-¿Ah?

-Cásate conmigo por favor-

-Oh dios mío Izana, claro que sí, me casaré contigo.