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Jungkook, no se que fue lo que pasó o si te molesto algo que haya dicho... Solo... Solo quiero saber como estas, ya va una semana que no se nada de ti no contestas mis mensajes, llamadas ni mensajes de voz, yo, bueno, si hice algo mal dime, prometo que ya no lo haré más, solo... Solo quiero escuchar tu voz, con un "Estoy bien" seré más que feliz. Yo estoy bien, no he salido de mi departamento, pero no estoy triste ¡lo prometo!, solo... Te extraño Jungkook.

Ese había sido el mensaje número veinte que Hoseok le había mandado, si, había leído todos los mensajes pero estaba tan sumergido en su propio mundo que los había ignorado por completo.

Y así lo haría, al menos hasta la siguiente semana, el Miércoles debía ir a visitarlo, sabía que estaba dañando a Hoseok, se sentía mal por ello, pero aún así no podía verlo, no aún.

Hoseok miraba su teléfono ansioso, no había recibido ninguna respuesta por parte de Jungkook.

Tomó su chaqueta y salió de su departamento, debía ir el mismo a verlo.
Tomó un taxi y le dio la dirección.

Cuando llegó a su destino camino hacia aquella lápida, estaba llena de flores amarillas y estaba escrito aquel nombre.

Park Jimin
1995-2014

Sonrió, tomó algunas de las flores que habían, las vio y luego las rompió.

-Lo siento, vine sin nada. - se sentó encima de una roca que se encontraba justo alado de la lapida. - Me imagino que aquí es donde se sienta Jeon, ¿no? No entiendo porque sigue pensando en ti, es decir ¡mírame! Soy hermoso. - Hoseok miro el cielo, estaba oscureciendo. - Jungkook y yo tuvimos sexo, no una, ni dos veces ¡cientos de veces!, su pene es agradable, ¡oh, lo siento! ¿Estoy siendo imprudente al hablar de sexo enfrente de un muerto? Bueno, no me interesa, de seguro nunca tuvo sexo así contigo ¿cierto?, de seguro contigo fue más delicado y aburrido, de lo que te perdiste Park.

Se puso de pie, se limpio sus pantalones y se estiró.

-Estos, Jungkook me los compro de seguro a ti nunca te compro nada como esto. - le dio una mirada rápida al lugar y suspiro. - Ya me aburrí, debo ir a ver a Jungkook, el tiempo se me esta acabando, adiós difunto, espero y no estés en el cielo.

Hoseok soltó una carcajada y salió de aquel lugar, camino hacia el baño más cercano en donde saco una bolsa llena de maquillaje. Era hora de hacer magia con su rostro.

Cuando llegó a la casa de Jungkook tocó el timbre un par de veces, hasta que la puerta fue abierta por el más alto.

-¡Jungkook! - Hoseok se tiro a sus brazos, el pelinegro lo sostuvo. - Jungkook, mi Jungkook. - hablo con falsa tristeza.

-Hoseok, ¿Qué haces aquí?. - Jungkook alegó el cuerpo del castaño. -¿Qué te sucedió? - se asustó al verlo, se veía fatal, tenía unas ojeras horribles y se veía demacrado. Hoseok empezó a llorar.

-Te extrañe, pensé que ya no querías verme nunca más, Jungkook yo... Yo ¡te amo!. - el mencionado al escuchar aquello quedo atónito. - ¡Te amo!.

-Hoseok... - Jungkook lo abrazo con fuerza. - Yo igual, pero no es el momento, dame una semana más, prometo que después estaremos juntos para siempre.

-¿Una semana?, ¿por qué?.

-Debo arreglar unas cosas ¿esta bien?.

-Esta bien. - Hoseok agarro sus dos mejillas y lo acercó para poder besarlo. - No más tiempo.

-Lo prometo. - Jungkook sonrió, debía arreglar las cosas rápido, debía dejar ir a Jimin, ahora Hoseok era su única prioridad. - ¿Quieres quedarte a cenar?.

-¡Si!, pero quiero cenar otra cosa. - hablo con un tono pícaro.

-¿Oh, enserio?.

Jungkook comenzó a besarlo, Hoseok enredo sus dedos en aquel suave y largo pelo negro.

-Te necesito tanto. - jadeo Jungkook cuanto sintió la mano de Hoseok acariciar su entrepierna por sobre la ropa.

-Y yo a ti.

Ambos caminaron hacia la mesa, en donde Jungkook tiro las cosas que habían sobre esta para luego acostar a Hoseok.

Mierda, Jimin, vete.

Había tenido sexo con Jimin muchas veces y al más bajito siempre le gustaba hacerlo en la mesa, era uno de sus fetiches.

-No pienses en nadie. - Jungkook se alegó de Hoseok.

-¿Tú...?.

-Me miras diferente, no es la mirada que me dabas el día en que nos conocimos, me miras como si fuera alguien más.

-Mierda, perdón. - Jungkook revolvió su cabello con enojo, no era su intención hacer sentir mal a Hoseok.

-Esta bien, estoy bien, sigamos. - Hoseok lo atrajo a él, beso el pecho desnudo de Jungkook y luego bajó su mano hasta su pene, metió su mano dentro de su bóxer y comenzó a masajearlo.

-Solo por hoy, sólo déjame mirarte con ojos diferentes. - Hoseok lo miro y sonrió.

-Está bien.

Jungkook sonrió, ahí estaba el, el pequeño rubio de labios suaves y bonitos, su Jimin.

-Jimin. - gimió al meter su miembro en el culo de Hoseok.

Hoseok soltó un gemido, Jungkook tapó su boca, si escuchaba los gemidos de Hoseok iba a hacer que se desconcentrara en su visión de Jimin, Jimin no gemía así, sus gemidos eran más chillones y bajitos.

Sus movimientos eran más lentos y suaves, como al rubio le gustaban, dulce y con amor.

Hoseok giro los ojos, el quería que Jungkook se moviera rápido y sin control, con esos movimientos solo hacía que su pene bajara, ya no estaba excitado. Bostezo.

-Jimin. - repitió, sus ojos estaban cerrados y suspiraba, había olvidado esa sensación de sexo lento. Una lagrima salió, lo extrañaba.

Hoseok apretó los puños, le molestaba saber que Jungkook aún quería a ese tal Jimin, le molestaba escuchar todo el tiempo sus pensamientos llenos de Park, en ese momento odio a Jeon Jungkook o por lo menos más de lo que ya lo odiaba desde hace mucho.

Quería hacerlo sufrir y quitarle todo, así como el hizo con su vida, le quito todo lo que amaba, el haría lo mismo. Pero primero debía tener a Jungkook en la palma de su mano, así sería más doloroso para él pelinegro. Sonrió, estaba por comenzar aquel plan que tanto tiempo había esperado iniciar.

BLOOD/junghopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora