002: segunda parte

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No era una persona conocida por tener una paciencia inquebrantable, al contrario, se desesperaba con facilidad cuando algo no salía o resultaba en el momento requerido, sus empleados eran consientes de ello. Sí su paciencia fácilmente rozaba los límites, no entendía porqué estaba esperando a un tipo que ni siquiera conocía, o que al menos se hubiera dado el tiempo para darle un tiempo aproximado en el que llegaría, porque sí. Elsa seguía en el club y no había ni luces del supuesto admirador.

Se levantó del sitio dispuesta a marcharse de ahí, no sin antes anotar mentalmente que debía quejarse con el mesero novato que la había atendido, supuso que pudo ser una broma del chico solo para llamar su atención, pero sus quejas se detuvieron al observar una figura desconocida acercarse a su mesa con una sonrisa llena de sorna.

— ¿Te irías sin mi, Arendelle?

La platinada escanea con su mirada la figura del chico, vestía unos pantalones negros al parecer entubados y una playera negra con la imagen de una calavera y letras en otros idiomas, unos tenis casuales blancos, al parecer al "hombre" le gustaba vestirse juvenil, por supuesto.

— ¿Eres tú el chico de la botella, no? – pregunta inquisidoramente, hay un trasfondo en sus palabras, el chico no era un hombre como le había dicho el mesero, parecía ser un simple chiquillo sin oficio ni beneficio, definitivamente ni en sueños podría tener una aventura con el, por más atractivo que este fuera, porque demonios.. El chico era demasiado seductor, su porte era cautivador y su voz había sonado como una caricia a su propio apellido.

— Vale, creí que tardarías más en averiguarlo, planee quedarme un momento aquí hasta que decidieras irte.

Se permitió escanear más detalladamente al muchacho. Sus ojos eran algo pequeños, mucho más que los suyos al parecer, y de un color azul profundo y hermoso, su perfilada nariz era de un tamaño adecuado en proporción a sus masculinas facciones, pestañas ligeramente cortas y oscuras, y sus cejas eran color café y se movían con altanería cuando fruncía el ceño, sus labios eran delgados y de un tono casi rosa oscuro, aquel color quedaba perfecto en él, y su cuerpo, el chico era un tanto más alto que ella, su musculatura pasaba desapercibida bajo aquella playera, era el tipo de chico que no era necesario tener un sin fin de músculos para ser atractivo y a la vez ardiente.

Su voz se escuchaba ebria, el chico estaba borracho, aunque probablemente no demasiado, su manera de caminar era de lo más normal, aunque su voz sonaba ronca.

— Bien, entonces tú momento adecuado para salir a escena sería cuando yo decidiera irme. – dice, pero más bien suena a un cuestionamiento, no está segura de lo que vaya a pasar pero se siente impaciente, cuando no debería ser así.

— Creí que sería algo más romántico.

Comenta divertido, Elsa solo niega con

Luego de eso el chico ya está sentado frente a su mesa observándola con un destello extraño en sus ojos que Elsa no puede percibir.

— ¿Acaso dijiste la palabra romántico? Perdóname chico, pero yo no busco nada de eso.

El peliblanco frente a ella apoya sus codos en la mesa y su mentón descansa en sus manos mirándola con una sonrisa traviesa.

— ¿Que buscas aquí entonces? Y no me digas chico.

Elsa rueda los ojos

Aquella situación no los estaba llevando a nada bueno y su tiempo era lo suficientemente valioso como para tener que perderlo con un niño que simplemente tenía ganas de quitarse la calentura, y peor aún, un chico ilusionado y metido en el tema del amor, no quería atarse a algo así.

— Busco algo que no tiene por qué interesarte.

— Podría otorgartelo si me lo permites.

— Jesús… Deberías ir a follarte a una chica de tu edad, no estoy para juegos de niños pequeños así que sal de aquí, y te diré chico cuántas veces me venga en gana.

— ¿También en el ambiente sexual?

La pregunta a tomado desprevenida a Elsa y sus mejillas se encuentran demasiado rosadas, afortunadamente las luces en el lugar hacen pasar desapercibido aquello.

— Quiero a alguien que sepa cómo sostenerme y no a un chico que se concentre más en dónde meter la polla, ¿Me has entendido? – responde finalmente sin vergüenza.

— Podría darte eso.

La risa suave que suelta Elsa hace que el chico se ofenda pero no lo demuestra, aunque el enojo se esfumó deleitándose con su melódica risa.

— Necesito considerarlo.

La mirada del chico se vuelve más curiosa.

— ¿Eso es un sí?

— Es un tal vez.

La sonrisa se extiende en los labios del chico viéndose tan apuesto, Elsa se siente enrojecer de nuevo y de inmediato cambia el tema.

— ¿Cuál es tu nombre, chico misterioso?

— Jack.

Aquel nombre le quedaba a la perfección.

— ¿Un apellido?

— No creo que sea necesario, yo sé tú nombre completo por simple casualidad, eres muy famosa en el ámbito de las mujeres emprendedoras, yo soy solo una persona como las otras.

— Ah.. Sí. Entonces, ¿Continúas estudiando, o sigues viviendo de mamá y papá sin estudiar? – pregunta con voz neutra, sin burla en su voz.

— Estudio, y vivo con mis padres.

— ¿Cuántos años tienes?

Suelta una carcajada nerviosa para luego contestar – ¿Que es esto? – cuestiona – ¿Acaso necesito llenar un currículum para estar contigo?

La mirada molesta de Elsa lo hace suspirar, no puede no responder a eso.

— Veintiséis.

La expresión del muchacho se vuelve reflexiva y contesta segundos después aquella pregunta.
La mirada de Elsa se encuentra confundida ante la respuesta y no tarda mucho en comenzar a reír. Su risa era hermosa a opinión del muchacho.

— Estás mintiendo. – responde luego de terminar, devuelve su atención al chico que la observa maravillado y con un toque travieso en su sonrisa, se ve nervioso. – Podría decir que tienes dieciséis, y mi carrera se iría a la basura solo por una aventura con un chico menor de edad, eso no está en mis planes.

La expresión del muchacho se vuelve reflexiva y contesta segundos después aquella pregunta.

— ¡Tengo veinte años!

— ¿Es así? – inquiere sorprendida ante la nueva información, de verdad creía que tenía esa edad, aunque una prueba clara sería la forma en la que entró aquel club para mayores. – Muy bien, he de suponer que sabes que soy nueve años mayor que tú – el muchacho asiente –  ¿Que podrías ofrecerme? Al parecer estás muy empeñado en no irte sin tener una noche conmigo. – se burla tomando de su trago, la botella continúa intacta, tal vez podrían llevarla a su departamento para seguir con.. Oh por dios, qué está pensando.

— Déjame demostrártelo.

Ambos eran mayores de edad, estaban calientes por aquel ambiente, y necesitaban ayuda del uno al otro, no habían inconvenientes, aunque el raciocinio de Elsa le pedía que se buscara a alguien más, el problema es que ahora ella no quería parar.








se viene smut señorxs😳👍
y

sé q ya van demasiado rápido pero así hice el fic y me encantó.

En fin, ¡cuídense mucho! 🍃
muack 💌

HATE ME - JELSA FANFICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora