❝ Aguas revueltas ❞ ━ NaLu

O7; destinada

Las grabaciones habían comenzado al día siguiente, y ahí descubrí tu talento innato.

Mientras que a mi hermano Zeref se le complicaba un poco más y debía de repasar el guion seguido mientras su timidez era notoria, a ti se te daba muy natural. Y no sólo nos sorprendiste, también te sorprendiste a ti misma.

Gracias a tus increíbles actuaciones habíamos acabado rápidamente las primeras dos escenas.

Mi loca y alborotada Lucy, juro que tú estás destinada a la pantalla. Y yo destinado a dirigirla, ¿un gran sueño de pareja, verdad? Que lástima.

—¿Quieres limonada, rubia?

—¡Sí, estoy exhausta pero no sabes lo mucho que me está gustando! –me extendiste el brazo para agarrar el vaso congelado repleto de aquel líquido ácido. —Oye... tú te ves muchísimo más exhausto, ¿estás bien? ¿dormiste bien anoche?

—Eh, sí, no es nada. –Me recosté más en la silla mientras comenzaba a transpirar y el sol repentinamente se volvió insoportable.

Creo que el peor error que cometí fue jamás hablar al inicio. Pero estaba tan, pero tan asustado.

Y siempre buscaba la manera de evitar tocar aquel tema. No quería preocuparte.

—Ven acá. –Te hice un ademán para que te sentaras en mis piernas, con una sonrisa lo hiciste y te enganchaste en mi cuello. —¿Te han dicho que te pareces montones a Michelle Pfeiffer de joven?

—¿Qué? ¡No! –Te sonrojaste aún más ocultándote, provocándome una risa. —No me le comparo, no soy igual de hermosa.

—¿Qué? No vuelvas jamás a decir eso. –Tomé tu mentón, obligándote a verme. —Eres muchísimo más hermosa que cualquiera, y nadie jamás sería igual a ti, Lucy, eres tan... única. Y no lo digo porque seas mi novia.

Con tu bella y enternecedora sonrisa que me calma hasta en la peor furia de los mares, me besaste.

—Deberías de disfrazarte de catwoman, te apuesto que te verías aún más sexy que Pfeiffer cuando la interpreto.

—¡Natsu! Me sonrojas. –Y provocaste tu suave risa aún pegada a mis labios.

—Muy bien tórtolos, ya acabo el tiempo de descanso. –Gray se hizo presente. —Zeref ya salió del baño. Comenzaremos a grabar.

—¡A la orden! –Te pusiste rápido de pie dándome paso para hacerlo yo.

Pero cuando lo hice, un fuerte mareo me invadió. Jamás había tenido alguna sensación así, rápidamente me tumbo al suelo mientras mis sentidos se entorpecían. Las voces alejadas preocupadas y la vista disturbada se hicieron presentes.

Eso, mi Lucy, fue cuando me empezaba a preocupar de verdad.