Final

59 7 0
                                    

Al día siguiente, empacaba mis cosas para mi última estadía en la vida: el hospital.

Mi mamá estaba aún peor que ayer, no dejaba de abrazarme llorando y gritando pero aún así intentando no lastimarme. Mi papá y mi hermano estaban perdidos entre sus lágrimas. Y por alguna razón me sentí culpable.

¿Es raro, no? En muy poco tiempo iba a saber del más allá, no sentiría esta sensación física y tampoco a mis seres queridos como tú, eso me hacía sentir aún peor.

Jamás pude obtener mi título. Jamás pude mudarme contigo a Hollywood. Jamás pude hacerte mamá.

Gray se presentó pálido ante tal noticia, y por primera vez vi una acción que jamás había visto en él a pesar de todos los años de amistad. Desbordó lágrimas dolorosas, agarrándome la fría mano desorientado.

—Prometo terminar esta película, Natsu, prometo ser la calificación más alta. Prometo tenerte en este recuerdo.

Y así el día transcurrió, mis papás todo el tiempo junto con mi hermano estuvieron pegados conmigo en un silencio incómodo, llegaste y estuviste todo ese tiempo con nosotros.

Al día siguiente, mis papás se empeñaron en acompañarnos en la plata juntos y no vi ni un sólo inconveniente en ello. Pues ya no me quedaba mucho tiempo.

Y aquí fue donde mi observación más gloriosa sucedió. Te pedí que fueras a surfear, que me enseñarás desde lejos, mientras yo ya más delgado y frágil cómo podía me sentaba en la arena.

Verte corriendo hacia el mar con tu tabla de surf fue como una foto mental. Una foto que jamás se deshará inclusive después de la muerte.

Aún cuando después no te veía esa sonrisa alegre que siempre colgabas al surfear, o cuando por primera vez veía tus lágrimas al surfear.

Jamás anhelé tanto que un día no se acabara, jamás.

Y es aquí cuando llego al final de esta carta, Lucy Heartfilia.

Gracias por brindarme tantos nuevos conceptos en tan poco tiempo, gracias por ser la persona que más amé a pesar de que haya sido muy poco tiempo. Gracias, en verdad gracias por haberte topado conmigo, sin ti mi muerte hubiera sido mucho más pesada.

Te amo, Lucy, no quiero que te quedes aferrada a mí malgastando tu vida. Vuelve a vivir después de mi, vuelve a soñar, vuelve a divertirte, vuelve amar.

Tú, dama, corriendo hacia las aguas revueltas es la mejor imagen mental que jamás haya podido tener.

Te amo, te amo incluso después de la muerte. Te amo incluso cuando tarareas aquella canción mal, Lucy.

Siempre tuyo,
Natsu Dragneel.

.
.
.

Lucy no pudo evitar derramar más lágrimas y un lamentable desgarro. Lloraba, lloraba como jamás lo había hecho después de leer aquel trozo de papel en sus manos temblorosas. Ella jamás pero jamás pudo haberse imaginado que llegaría amar tanto a alguien como lo hizo con Natsu.

Que cruel era el destino, que le había entregado el cielo entero para que en un día después se lo arrebatara sin explicación.

Sus negras prendas que uso después del funeral se salpicaron por sus saladas lágrimas. Y lo que más temía ella, era empezar a olvidar la voz, el olor, el tacto, los besos, y la presencia de Natsu.

Así que ese mismo día ella se prometió entre lágrimas. Llevaría a cabo los sueños de Natsu. Por él.

[10 años después.]

—¿Oíste eso? Dicen que Lucy Heartfilia se comprometió con el actor Sting Eucliffe, ¿será eso cierto?

—¡No lo sé! No confío mucho de la prensa, pero hacen muy bonita pareja después de la película en la que actuaban juntos, ¿a qué no?

Una rubia soltó una socarrona sonrisa, pues había pasado atrás de aquellas chiquillas cotillas y se río ante tal chisme.

Llevaba unos lentes de sol y el cabello recogido oculto en un sombrero. Cruzo la calle y vio un gran anuncio donde aparecía ella anunciando su próxima película y las grandes reseñas que recibió.

Se dirigía a su trabajo, o sea el set de grabación. Pero en realidad tomó otra ruta.

Agarró su camioneta último modelo y salió, salió aún cuando tenía trabajo pendiente.

Se dirigía a su antiguo pueblo. Aún cuando estaba a dos horas de distancia, no le importo. Mientras conducía las lágrimas no paraban de salir.

Llegó al panteón, se inclinó en cierta tumba bien cuidada, y las lágrimas no se contuvieron más.

—Hola, Natsu. –Acarició la lápida con total delicadeza. —Sé que te vine a ver relativamente hace poco, pero es que desde hace diez años que no dejo de pensarte ni un solo día. Los chismes en mi trabajo vuelan. –Sonrió amargamente. —Pero te dire algo, pelirosa. Yo jamás me comprometeré ni tendré pareja, porque así como tú eres solamente mío, yo soy solamente tuya. –Se paró y dejó un ramo de rosas blancas encima. Dirigiéndose de nuevo a su auto, susurró. —Iré a la playa donde nos conocimos, traje mi tabla de surf. Quiero que me veas en las aguas revueltas.

❝ Aguas revueltas ❞ ━ NaLu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora