Miro la pantalla y al hombre que tengo encima de mi apoyado sobre los antebrazos sucesivamente, sus ojos estudian cada detalle de mi rostro, cosa que me pone más nerviosa aún, eleva una ceja.
–Si no vas a cogérselo, mándalo al jodido buzón por lo menos, me está cortado todo el royo, es como un grano en el culo -su respuesta me enfada, me lo quitó de encima y me levanto–. como no...
–Dime Trevor –mi voz suena más malhumorada de lo que pretendía.
–No, dime tu, que haces con el capullo ese de tu jefe.
–¿Perdona? Punto número uno, ya te dije que venía a comer con él, aceptaste de buen grado que yo recuerde –me molesta que lo haya llamado capullo.
–Solo me has dicho que te ibas a comer, suena tu portátil, lo miro y veo que se ha subido una foto a tu nube, ¿Qué veo? Al tío ese contigo.
–¿Has husmeado en mis cosas? –eso me enfada más que cualquier otra cosa.
–No cambies de tema –dice elevando su voz.
–No lo estoy haciendo, te lo dije, pero estabas demasiado ocupado con –miro a un Aiden que me mira extrañado, paro la discusión–. mira no es un tema para hablarlo ahora y así, cuando llegue a casa lo hablamos.
–A lo mejor cuando vengas no estoy –suena petulante.
–¿Amenazas? A lo mejor esta noche duermes en la puta calle –dicho eso le cuelgo, pego un pisotón fuerte en el suelo.
–¿Va todo bien Clara? –ni lo miro, por su voz suena preocupado.
–No, dame un segundo.
Salgo fuera, cierro la puerta tras de mí, lleno mis pulmones y grito, como si no hubiera mañana, grito por Trevor, por Aiden, por todo lo que me hace sentir este último, por desearlo de esa manera, porque Trevor se comporte tan mal conmigo, no es que no me lo merezca por lo que estoy haciendo a sus espaldas, pero en realidad, ¿Qué es lo que estoy haciendo? Dejar que mi jefe de sección me maree como a los pavos, yo tenía muy claro que iba a pasar el resto de mis días con Trevor pero ahora, todo lo tengo muy confuso, lo mejor de todo es que esto para Aiden será solo un juego, una diversión, quizás admitirme eso a mí misma, me duele más de lo que debería, es una locura, lo conozco de muy poco, pero desde que entro en mi vida todo está patas arriba, ni siquiera sé porque me siento tan a gusto a su lado o protegida, es ilógico, pero mi cuerpo me traiciona cada vez que estamos tan cerca, he de hacer algo, bueno o malo, respiro hondo y entro de nuevo, sus ojos azules me miran directamente.
–Quiero que me lleves a mi casa, por favor –aprieto ambos puños.
–¿Eso es lo que deseas? –su voz suena a decepción, me parte en dos.
–Solamente, llévame –se levanta, camina hacia mí, cuando llega levanta una mano, pero la baja enseguida.
–De acuerdo –sale afuera y cierra de un portazo, yo me encojo.
Me quedo dentro, prefiero no salir, no quiero enfrentarme a Aiden, preparo mentalmente la discusión que voy a tener con Trevor, si es que esta cuando llegue, ya bastante voy a tener con uno, como para afrontar a Aiden, su humor no será el mejor en estos momentos, no le culpo, en cierto modo sí, me ha dicho que quería ser mi amigo, sin embargo, hemos acabado besándonos, como siempre, como si fuera imposible evitarlo, el día estaba hiendo demasiado bien. Pasado un rato, noto que el motor se detiene, imagino que ya habremos llegado, abro la puerta y veo a Aiden amarrando el Yate al muelle, lleva mi chaqueta echada al hombro, me la había olvidado, espero a que acabe, cuando lo hace camina hacia mí, cuando pasa a mi lado me lanza mi chaqueta, yo la cojo antes de que me dé en la cara, esta de un humor nefasto, lo sigo mientras me la voy poniendo, camina con los puños apretados. El camino a mi casa lo hace callado, pone la radio de fondo para no tener que entablar conversación, miro por la ventana, suspiro varías veces, ahora mismo me siento la peor mierda del planeta, si no fuera porque tengo un Trevor en casa esperándome echo una hidra de ocho cabezas, llegaría, me metería en la ducha y una vez ahí me permitiría llorar, desahogarme silenciosamente, llegamos frente a mi casa y se detiene, oigo que echa los cerrojos, me giro asombrada.
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Memorias de Cristal
RomanceClara una joven decidida y con toda su vida planeada, se traslada desde España a Nueva York con su pareja Trevor, cuando le ofrecen el trabajo de sus sueños. En esa empresa conocerá a Aiden, un muchacho rubio de ojos azules que desprende sexualidad...