Caminamos hasta entrar en una cafetería, desde fuera parecía bastante grande, pero por dentro es inmensa, tiene un toque moderno y unas lámparas de techo tan grandes que me da miedo que se me caiga alguna encima, las paredes son de color blanco marfil, lo que le aporta luminosidad, cuando un camarero se nos acerca, pedimos una mesa que este bastante retirada del resto del salón, nos sientan en una mesa, que parece más bien un reservado, pedimos dos cafés, el camarero se aleja dejándonos solos.
–Bueno, sea lo que sea, dilo ya antes de que se me agote la paciencia –lo miro de forma fría otra vez, se ha arreglado para verme y salta a la vista.
–De acuerdo –se vuelve en su silla, saca el ordenador de la mochila que llevaba a la espalda.
–Por lo menos dime como sabias lo de mi nombre mientras ese trasto se enciende –estoy bastante impaciente.
–Sales en todos los periódicos, telediarios, ¿Es que no has visto la televisión últimamente? –me mira enarcando una ceja.
–He estado bastante ocupada, ¿Sabes? –parece que lo pilla porque baja la mirada a su pantalla.
–Bueno empecemos, ¿Sabías que es un mujeriego? –pongo los ojos en blanco.
–Era, aparte si lo sabía, ¿Me has llamado para decirme eso? –lo miro enfadada.
–Aparte, sabes que soy un gran informático y me he metido en el ordenador de tu querido jefe, había cosas que no me cerraban bien y sé que a ti tampoco, sé que no eres tonta –sonríe.
–¿Sabes que eso es un delito? –lo miro asombrada.
–Quiero que mires la carpeta que encontré en él, la cosa no es que fuera o sea mujeriego, es con quien –me pone delante el ordenador.
Miro la pantalla, el abre una carpeta con mi nombre, hay varias sub carpetas con mi nombre y números del uno al quince, abro la primera carpeta, hay un documento y varias fotos, abro las fotos y veo a una chica de apariencia parecida a la mía, tiene mis mismos ojos, aunque el peinado sea distinto, abro el documento, veo los nombres y apellidos de la muchacha, veo que es de mi edad, hay datos de su vida, varias anotaciones sobre sus gustos y al final pone negativo en grande. Voy abriendo varias carpetas más y es una y otra vez lo mismo con distintas mujeres con mi misma edad y ojos, algunas fotos sale Aiden también, abro la última y me sorprendo, dado que soy yo, hay fotos mías en mi casa de España, fotos mías con Trevor, de mi supuesta madre y de Laura, fotos mías con Brith en la cafetería, decido abrir el documento, al principio se ve la misma información que en las otras, pero aquí hay más anotaciones, como que el novio es un problema para acercarse, posible cicatriz similar, una de las notas hace que se me nublen los ojos por las lágrimas ¨regalar flores para comprobar que no sea alérgica antes de llevarla con Jason¨ no doy crédito a lo que estoy leyendo, más abajo veo algo que parecen fotocopias de algo, son de cheques a nombre de Trixie, me tapo la boca con una mano, empiezo a temblar, recuerdo cuando me dijo que siempre conseguía lo que quería, ahora se a que se refería, decido apartar el ordenador de mi vista, veo una taza de café a mi lado, ni siquiera me di cuenta que lo habían traído.
–Becka, ¿Lo entiendes no? –pone su mano encima de la mía y yo la aparto.
–¿A qué te refieres? –lo digo susurrando.
–Él te contrato solo por que eras una candidata más, te estuvo espiando incluso antes de eso, metió a Trixie entre nosotros, solo por tener el camino libre, ¿Y si no hubieras resultado ser tu? Te hubiera echado de su vida como a las otras sin ningún miramiento, a saber, que más te estará ocultando y porque te buscaba –ríe socarrón.
–Para empezar se porque me buscaba y, para terminar, aunque Aiden le haya pagado, nadie te obligo a que te acostaras con ella, así que adiós –me levanto de mi silla y cojo mi chaqueta.
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Memorias de Cristal
RomansaClara una joven decidida y con toda su vida planeada, se traslada desde España a Nueva York con su pareja Trevor, cuando le ofrecen el trabajo de sus sueños. En esa empresa conocerá a Aiden, un muchacho rubio de ojos azules que desprende sexualidad...