Capítulo 5

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Tengo la sensación de que todo a mi alrededor pasa más lento, los ruidos quedan en un segundo plano, solo existe su olor y sabor. Yo no me muevo pero mi boca responde a sus exigencias, soy consciente de que no quiero que deje de besarme, un gruñido gutural le sube por la garganta, provoca que toda mi piel se erice, ojalá todo fuera tan sencillo pero no lo es, sé que debo de parar, me obligo a abrir los ojos, al hacerlo toda la realidad cae sobre mi como un bloque de hormigón, lo veo tan cerca, con los ojos cerrados, me derrito todavía más, pero he de separarlo de mí, Trevor no se merece esto, poso mis manos lentamente en su pecho, casi alargando el momento, entonces lo empujo y separo de mí.

–No puedes hacer esto, no puedes pedirme mi amistad y después besarme de esa manera –no lo miro a la cara, sé que no puedo.

–¿De qué manera? –sé que se ha pasado la mano por el pelo.

–Como si el mundo empezara a girar en ese instante, no te lo permitiré nunca más.

Va a responder, pero levanto la mano y eso sirve para que no diga ni media, me doy media vuelta para irme, se me cae el alma a los pies de solo pensar en alejarme de él, me duele, mi diosa interna se ha puesto a llorar de forma horripilante, sacudo la cabeza, avanzo y me alejo de allí. Cuando consigo salir, está lloviendo, dejo que las gotas caigan sobre mi piel y la enfríen, sofocando los sentimientos que tengo a flor de piel, un coche me pita, miro en esa dirección, reconozco el coche enseguida, voy corriendo, me monto y el acelera, pasa por delante de la puerta y veo a Aiden buscándome, nuestras miradas se cruzan de forma fugaz, yo la aparto, esta situación se me está escapando de las manos, o le pongo frenos o me dejo caer por la cuesta y me estrello. El viaje a casa lo hacemos en silencio, mejor, no estoy de humor para entablar una conversación, miro por la ventanilla las luces borrosas, noto que ha subido la calefacción, sé que lo ha hecho por mí, esa es la persona que quiero a mi lado, no a Aiden, me he tirado muchos años planeando mi vida junto a Trevor y lo maravillosa que sería, pero desde que recibí aquella llamada de trabajo, todo está patas arriba, estoy dejando que ese diablo de ojos azules se meta en mi cabeza, no puedo dejarlo hacer conmigo lo que se le antoje, total soy solo un juego para él porque a la que me doy la vuelta, esta con una rubia despampanante, pero eso no debería de molestarme, ¿O sí?

–¿Te vas a quedar en el coche toda la noche Clara? –parpadeo ante un Trevor que me abre la puerta del coche.

–Perdona, estaba pensando demasiado –le sonrío sin muchas ganas.

–No pasa nada peque, ¿Vamos arriba?

Asiento, sé que quiere algo más que dormir, se lo noto, yo lo necesito, quiero que me quite los fantasmas que amenazan con hacerme pedazos. Llegamos al ático, cuando cierra la puerta yo le asalto la boca y le rodeo con mis piernas su cintura, el me agarra por el trasero para sujetarme mejor, me devuelve el beso con la misma intensidad, sigue besándome mientras me lleva hacia la habitación, cuando llegamos me deja sobre la cama, empieza a quitarse la camisa, botón a botón, yo me quito el vestido, los zapatos los tiro por ahí, me bajo las medias y me quedo solamente con el tanga rojo puesto, se le hace la boca agua al instante, pero aun así deja doblada su camisa en el sillón que hay cerca de la cama, yo pongo los ojos en blanco y él se ríe, se sienta en el borde de la cama para quitarse los zapatos, aprovecho y lo abrazo por detrás, pegando mis pechos a su espalda, se le eriza la piel enseguida, sacude la cabeza, se levanta y acaba de desvestirse, me muerdo el labio mientras admiro su cuerpo totalmente desnudo, le indico con el dedo índice que se acerque, el me complace, cuando llega a mi altura, me quita el tanga y lo deja a un lado, yo me pego a su boca y se la devoró, el me responde con la misma fuerza, necesito sentirlo más que nunca, me tumba en la cama, se coloca entre mis piernas y me penetra, cierro los ojos, me dejo llevar por cada embestida, su respiración se acelera al igual que la mía, me resisto a abrir los ojos, solo quiero sentirlo, sentirme suya, saber que él es mío, acelera el ritmo y sé que le queda poco, cojo una mano suya y la coloco sobre uno de mis pechos, el me lo aprieta enseguida, yo me arqueo de placer, me acoplo a sus embestidas y en cuestión de pocos minutos él llega al clímax y después yo. Me gustaría quedarme en la cama holgazaneando después de haber tenido sexo con él, pero sé que no puedo, el me tiende la mano, me lleva al baño, abre el grifo en el agua caliente, después de comprobar varias veces la temperatura me invita a entrar, él se mete después, esta manía suya de limpiarse después del sexo, sé que es muy higiénica y todo eso, pero a veces me gustaría que me dijera que no, que me iba hacer suya toda la noche, suspiro mientras el me pasa el grifo de la ducha Trevor nunca iba hacer algo así, lo peor es que ya lo sabía. Cuando acabamos, él se va a la cama y yo me quedo peinándome frente al espejo con el albornoz puesto, mi mente se queda en blanco hasta que vuelven a mí la sensación de los labios de Aiden sobre los míos, dejo de peinarme, toco mis labios, ¿Se puede sentir atracción por dos personas a la vez?, Cierro los ojos, será mejor que me ponga el pijama, me meta en la cama y descanse, ya mañana será otro día. Me despierto sola en la cama, para no variar, seguro que estará en el salón jugando a no sé qué videojuego online, resoplo, cojo mi teléfono que está en el bolso a los pies de la cama, veo que tengo un montón de llamadas de un número que no tengo guardado, frunzo el ceño, lo marco, me pongo el teléfono en la oreja y espero, suena dos veces hasta que una voz profunda que parece más bien un gruñido me responde.

Memorias de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora