PRESENTACIÓN

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Las Estrellas de Broadway
Broadway, la calle más famosa de la ciudad de Nueva York, representa un atractivo cultural muy importante junto a Time Square.


En 1889 un elenco de talentos trabajaba en el Teatro Vodevil, donde se encontraba el joven Robert Hattawey, quien mostró desde un principio su pasión por las artes escénicas. Nunca imaginó presenciar cómo su compañera Eleanor Baker, luchaba acérrimamente con Alein Templeton por los protagónicos durante años. Pero antes de que se terminara el verano de 1896 toda disputa quedó de lado, cuando Eleanor desapareció de los escenarios por un periodo, suficiente para que la joven Templeton brillara por cinco temporadas consecutivas en el recinto, mientras que Robert se incorporaba al grupo Stratford.


El Teatro Place y el Teatro Stratford competían para sobresalir presentando obras de Shakespeare con la mayor calidad y convertirse en la compañía con mayor prestigio y contar con los mejores patrocinadores.


Es 1910 y una nueva era de jóvenes y tiernos talentos se presentaban a las diferentes audiciones, ya que la mayoría de las grandes estrellas se encontraban realizando películas o simplemente decidían volverse los menesterosos mecenas de aquellos que consideraban una prometedora estrella en ciernes.


Uno de tantos días, invierno de 1913 para ser más exactos, la noche llegaba a Broadway, que con sus luces se convertía en un espectáculo digno de admirar. Las salas de teatro, se colmaban de visitantes que buscaban refrescar sus vidas a través de las diversas obras que se anunciaban en las diferentes carteleras. Una de ellas, era observada por un joven de cabellos castaños y mirada azur; sin embargo, observaba sin prestar mucha atención a su entorno, sus pensamientos estaban muy lejos de ahí, lo que no le permitió esquivar a una joven de cabellos rizados, sueltos que se estampó contra él.


—¡Oh, lo siento!!... ¿Estás bien? ¿Te hiciste daño?


Preguntó ella enérgicamente, mientras se ponía en pie sin darle tiempo a que él le pudiese contestar, se sacudió el abrigo, cuando sintió el peso de una mirada azul furiosa recorrer su cuerpo.


—Bueno, si no tienes nada roto me marcho
—¿Es que todas las americanas son así de impetuosas?
—Pues... todas no lo sé, pero yo no, simplemente tengo prisa... Además, te pregunté si te hiciste daño y no me dijiste nada.
—Estoy bien, si es que realmente te preocupa
—Bueno, si realmente es así, me voy... un gusto... hasta luego


Y sin más, salió corriendo, mientras refunfuñaba ansiosa


¡Robert me va a matar! ¡Seguro que me mata! ¡Voy terriblemente tarde!


El joven se ajustó las solapas de su abrigo a la vez que rodó sus ojos, por primera vez desde que había abordado en el barco, salía de su letargo emocional. Volvió a elevar la mirada al letrero que dice "Teatro Bowery" observando el callejón que lleva a la entrada del personal, el mismo de dónde había salido aquella joven atolondrada. Decidido, se acercó y tocó.


— ¿Qué desea? 


Le increpó un anciano nada más al abrir la puerta.

—Buenas tardes señor, estoy buscando trabajo y me preguntaba si...
—¡Ah, ya! Espera un momento


El hombre le abrió para que se resguardara del frío antes de ir a buscar a alguien. El castaño aceptó de buena gana, esperando paciente, hasta que una mujer con el disfraz incompleto de una cortesana le sorprende



—¿Qué hace usted aquí?
—Eh... buenas tardes, mi nombre es Terry y estoy buscando trabajo
—Jummm...


La mujer se dio el lujo de observar de arriba a abajo descaradamente. Se da cuenta que va muy poco abrigado para el frío que hace, las manos están pálidas, no parece tener más de 17 años, pero no puede negar que, ese chico será un hombre endiabladamente guapo.


—Muy bien Terry, mi nombre es Alnair... Me temo darte la mala noticia, pero las audiciones se terminaron hace dos días... lo siento mucho
—Señorita, me gustaría tener una oportunidad, no me he presentado antes porque hoy mismo llegué a la ciudad desde Europa
—¿Europa?
—Así es...
—Cielos... chico... El director Erwin Picastor estaba muy entusiasmado con las audiciones y ya publicó la lista de elegidos... puedo intentar hablar con él, pero no te aseguro nada
—No me importaría esperar
—¿De verdad?
—Por supuesto
—Bueno... pues... espera un momento que iré a hablar con Erwin


Mientras que Alnair se pierde por uno de los pasillos llenos de utilería, Terry observa su alrededor con verdadera fascinación. Estaba decidido, se quería convertir en actor ¡Un famoso actor! ¡El mejor de todos los tiempos! Sí, había decidido seguir su camino, aquel que le despertaba verdadera pasión ¡El teatro!


Hechizado por el entorno, empezó a caminar por los pasillos buscando el origen de una melodía que invadía toda la estancia, a pesar del barullo que hacían los tramoyistas. Sin darse cuenta había llegado hasta los escalones que dirigen al escenario, sobre el cual estaba Alnair cantando junto a otra mujer; inmediatamente la reconoció del afiche en la entrada principal del teatro, es la soprano Alnair Skat. Terry no se había dado cuenta de sus movimientos si no es porque de repente los artistas habían dejado de cantar y todos le observaban


—¿Se puede saber qué hace eso aquí?


Inquirió el director Piscator señalando despectivamente al castaño, Alnair se quería morir, estaban en el último ensayo de calentamiento antes de que llegasen los espectadores para la función... y todo había parado cuando el director y los músicos de la orquesta en la fosa vieron a Terry entrando en pleno desarrollo de la escenografía


—Oh... él... él, es el chico del que te comenté Erwin, es quien está buscandoo...
—¡Ya te dije que no!


Le interrumpió el hombre tajantemente, hizo un ademán a su asistente, quien llegó con un atomizador bucal y se lo ofreció.


—Pero Erwin, éste chico acaba de llegar de Europa, dale una oport...
—Lo siento Alna, pero mi respuesta sigue siendo no, que venga el próximo año si en verdad le interesa... y ahora, sino te importa, me gustaría seguir con el ensayo... y si sigues insistiendo, pueden irse los dos a buscar trabajo en otro lado. Por mucho talento que tengas, éste es mí teatro y se hace lo que yo quiero ¡Soy capaz de cancelar la obra si nadie cubre mis expectativas para el debut de hoy! ¿Entendiste?
—Sí Erwin


Pronunció la joven arrastrando las letras, si algo despreciaba de ese trabajo, era que Piscator se volvía terriblemente odioso, exigente y perfeccionista, al punto de parecer un patán déspota. Sin ánimos de seguir discutiendo se dirigió a Terry para decirle


—Te dije que me esperaras en ese lugar
—Lo siento, no me di cuenta en qué momento me subí al escenario
—Está bien, ya oíste a Erwin... lo siento, no quiere hacer la excepción
—No pasa nada, te lo agradezco mucho de todas maneras... seguiré intentando en otro lugar, en alguno me pueden aceptar
—Me imagino que como acabas de llegar a la ciudad no tendrás ni siquiera en dónde caerte muerto
—No exactamente


Quiso defenderse el joven, pero ella no puso atención a sus palabras, pues se estaba sacando un trozo de papel debajo de su liguero, automáticamente Terry enmudeció y desvió la mirada a otro rincón


—Mira, ve a esta dirección y di que vas de mi parte, sino no te dejarán entrar... Les dices que eres mi amigo recién llegado de Europa. Espérame ahí, cuando termine la función iré... ¿Entendiste?


—Sí, q-que pregunte p-por Andrea y que le diga que voy por...


—¡Nooo, Cashaaatee! Te digo que digas que vas de mí parte, presta atención, sino Chad no te dejará pasar
—Está bien, lo he captado


Dijo el castaño mientras se daba un par de palmadas imaginarias, verle la pierna a la joven, lo había descolocado, hacía mucho que no le veía tanta piel íntima a una mujer, y la última había sido una rubia pecosa...


—Ahora vete, vete antes de que Erwin se dé cuenta que aún sigues aquí y te saque a patadas y yo detrás de ti por estarte solapando.
—Muchas gracias Alnair
—No me las des, aún no he hecho nada... ahora vete, vete, vete... ya hablaremos con más tranquilidad más tarde.


Y sin más Terry salió del lugar, sintió el aire golpearle el rostro, desdobló el papel, leyó la dirección, buscó la calle Chathman. Ante un viejo teatro con toda la pinta de estar abandonado. Ahí estaba él, siendo sometido a otro escrutinio nuevamente, no puedo evitar sentirse incómodo. El hombre frente a él no dice ni una palabra.


Chad, el chico de la puerta sorprendido por la llegada del joven, no entendía cuáles eran las verdaderas intenciones de su amiga; quien estaba parado frente a ella era un don nadie, una pobre alma desesperada, de eso sí que estaba seguro, de lo contrario Alnair no lo habría enviado a ese lugar con un salvoconducto.


Jasson, el hombre encargado de seguridad se acercó para cerciorarse si era necesario sacar a patadas inmediatamente al intruso, pero Chad lo detuvo.


—Tranquilo Jasson, es un amigo de Alny, no pasa nada, puedes volver a lo tuyo
—Entendido


Respondió tras ver un familiar escudo en el papel que Terry había entregado.


—Debes estar cansado, si gustas puedes tomar asiento donde gustes, le diré a Mark que guarde tu maleta en el almacén para que estés más cómodo
—Muchas gracias


Accedió de buena gana el castaño a la vez que dejaba que él tomara su pequeño equipaje y lo pusiera sobre la barra del bar, hace un par de señas al barman y vuelve a indicarle a Terry que es libre de sentarse donde mejor le parezca. No tenía intenciones de abusar, por lo que tomó asiento en la mesa más cercana, minutos después una mujer de cabellos castaños se apareció con dos tazas de bebida caliente, le ofrece una a Terry antes de sentarse frente a él.


—Es chocolate, te ayudará a entrar en calor
—Gracias — Chocolate... lo mismo que me ofrecieron esas dos mujeres


Recordó, y le pareció ver en los gestos de esa mujer, los mismos que tuvieron una monja y una señora mayor cuando fue a visitar Illinois. De no haber ido a esa colina, seguramente habría llegado a tiempo para las audiciones...



Si tan sólo no hubiese ido



Pensaba, más no se reprochaba, era algo que su corazón le había pedido con intensidad, para poder obtener fuerza e inspiración y seguir adelante, tal y como lo hacía ella cada vez que recordaba ese lugar llamado el Hogar de Ponny.


—Por cierto, mi nombre es Dulce. Me ha dicho Chad que te envía Alnair

—Sí



Fue su respuesta escueta. Poca información le pudo sacar Dulce, la verdad que muy abierto el chico no es... pero había unas cuantas cosas que pudo deducir fácilmente: era extranjero, por su acento... no tiene trabajo y muy seguramente tampoco un lugar donde dormir...


De buena gana le daría espacio en mi cama, si tan solo... ¡Nooo ¿Qué estoy pensando?! De seguro es por la pervertida de Ana que estoy con pensamientos lujuriosos...


Se reprochó la joven al ser consciente del rumbo que querían tomar sus pensamientos.


—Entonces ¿Alnair no te dijo nada más?
—No, simplemente me dijo que viniera aquí y que le esperará tras sacarme casi a patadas del teatro
—¿Qué hacías en el teatro?
—Buscar trabajo
—Aahh... — O sea que Alny ¿Piensa ponerlo a trabajar aquí? Con el papeleo que tengo encima, también tengo instruir a éste hombre... ay, estás mujeres me van a explotar, si me tomo vacaciones no sé que harían sin mí — y dime Terry ¿Tienes alguna experiencia haciendo algo?


El castaño desvió la mirada hacía un lado intentando hacer memoria... pero aparte, de consentir a su querida Cleopatra, lo que sabe hacer por excelencia es ser burgués.


—La verdad es que no, pero estoy dispuesto a hacer todo lo posible para aprender
—¿Te gustaría trabajar aquí como camarero?

—¿Camarero? — ¿Será que tendré que trabajar de eso? ¿Cuánto tiempo? ¿Realmente es necesario?



Terry cavilaba en sus pensamientos cuando Dulce tuvo que levantarse de la mesa para recibir a un proveedor, siguió con la mirada al joven hasta perderlo de vista, luego observó en el salón el ir y venir de unos hombres vestidos de frac blanco y pajarita; las luces cambian el tono y la melodiosa voz de Ella Fitzgerald entonando el jazz "Oh, yes, Take another Guess" inundó el lugar.


Poco a poco varias personas vestidas elegantemente empezaron a llenar el salón, la bebida empezó a desfilar por cada mesa; unos músicos aparecieron en un escenario y varias mujeres subieron a cantar, algunas parejas se animaron a bailar un tango, charlestón y blues, incluso hubo un par de hombres que presentaron unos monólogos increíbles... Terry estaba más que sorprendido por el arte y genio que emanaba de cada individuo.


Las formas de bailar, expresarse y hasta tocarse, se burlaban descaradamente de los convencionalismos sociales. Pero ni uno de los ahí presentes ponía el grito en el cielo. Pensaba que si la mujer del excelentísimo Duque de Grandchester o la beata insufrible de la hermana Grey estuviesen ahí, ya habría caído como piedras de un síncope. Se mofaba el castaño, ahora entiende que ha entrado en un lugar donde las estrellas son auténticas, naturales, sin restricciones ni críticas.


—Todavía estás aquí, qué bueno...


Le dijo Alnair al ver al joven que había conocido esa tarde; Terry se giró para observar a la persona que le hablaba. Había estado tan absorto observando su derredor y comparándola con su vida tan monótona y restrictiva que no sintió cuando pasaron las horas. El castaño estaba por decir algo cuando Dulce se acercó hasta ellos


—¡Chispas, qué despiste! ¡Me había olvidado completamente de ti! Lo siento Alny, me entretuve con unos proveedores y se me olvidó por completo darle un uniforme de camarero a tu amigo
—¿Camarero? ¿De qué hablas?

—Siií... de camarero del club

—¿Estás loca Dulce? Terry ha venido a éste país desde muy lejos para ser actor, no puede trabajar como camarero, tiene mucho futuro sobre las tablas

—¿Lo has visto actuar?

—No, pero... hazme caso, yo sé lo que te digo... mírale esos ojitos, en su interior brilla su talento. Simplemente hay que darle una oportunidad para que deslumbre todo Broadway
—Lo veo muy tierno

—Aayy... tampoco es tanto, no tendrá un año más que tú, sólo que él va a empezar ahora a forjarse una carrera

—Eehhh ¿Podrían dejar de hablar como si no estuviese frente a ustedes?

—Ay, lo siento Terry... no nos lo tomes a mal, sólo pensamos que tienes futuro ¿Verdad Alna?

—Por supuesto, deja que te presenta a las chicas, estoy segura que entre todas podemos hacer algo



Dijo muy ilusionada Alnair a la vez que llamaba a sus amigas para que se acercaran hasta donde ellos. Inmediatamente fueron presentadas, Terry las reconoció. Amina, Dulce y Adriana Torres habían cantado; Ana y Elena habían bailado magistralmente un par de tangos; Dahy, Amyrai, se lucieron con el jazz y Darlene, Martha y Wendy causaron furor con sus movimientos del charlestón. Estaban todas tan alegres saludando al castaño, que no podían estar más hipnotizadas al escucharlo hablar con ese acento inglés.


—¿Qué está pasando aquí?


Se escuchó decir a alguien, inmediatamente las chicas se giraron y él pudo ver a la recién llegada.


—¡Túuu! ¿Qué hace él aquí? ¡No puede estar en éste lugar!
—Ehh... tranquila Itné



Dijo como saludo, Alnair optó por hacer las presentaciones a la recién llegada


—Aitné, te presentamos a nuestro nuevo amigo Terry Grandchester... Terry, ella es Aitné Sadaltager
—Ya sé que es nuevo, Alny, por eso me pregunto ¿Qué hace aquí? ¡Este es un lugar sagrado!

—¿Lo conoces?



La joven desvió la mirada a la vez que se ruborizaba, recordaba el tropezón y perfectamente cómo la había examinado con esos penetrantes ojos azules, y se había comportado todo engreído.


—Por decirlo de alguna manera


Farfulló ella


—Lo correcto sería decir que me atropellaste, ni siquiera te dignaste en ayudarme a levantarme, no me diste una sincera disculpa y te marchaste sin siquiera corroborar si no me habías roto un hueso
—¡Te pregunté "si te hiciste daño"!

—Querrás decir "si me hiciste daño"

—"Si te hiciste, te hice" ¡¿Qué más da?! De todas maneras, me dijiste que estabas bien, no te hagas la víctima ahora

—¡Ya, ya, ya! ¡Dejen de pelear los dos! Por favor, qué intensos



Se quejó Alnair al escuchar a Itné hablarle fríamente a Terry, se cruza de brazos y observa a su amiga hasta que ésta finalmente rinde tregua. Las señala con el índice y les dice tajante.


—Está bien, pero les recuerdo que él no puede estar aquí
—Terry, él se llama Terry

—Sí... sí, por mí como si se llama Pepito Grillo, ya sabes

—Qué ganas contigo mujer... no maltrates al chico, no seas descorazonada



Su amiga sólo rodó los ojos y se acomodó en una silla mientras que las demás se reían por el numerito, actrices tenían que ser. Dahyana se aclaró la garganta y se dirige nuevamente a él


—Bueno, a parte del bruto arranque de Aitné, ella tiene razón cuando dice que no puedes estar aquí
—Éste es un club muy exclusivo, sólo las Estrellas de Broadway pueden pertenecer y entrar



Le ayudó Alnair a explicar, y una a una las chicas continuaron asistiendo en la aclaración.


—Lo que pasa en el club se queda en el club
—Todos pueden compartir sus talentos sin restricciones, sin contenerse por las estúpidas normas de la sociedad.

—Y, sobre todo, lo más importante, es disfrutar



Finalizó Wendy, todas asintieron a la vez y posaron los ojos en Terry quien analizaba cada una de las palabras dichas; Darlene puso su mano sobre su hombro para captar su atención.


—Como ves, no cumples con ninguno de los requisitos, y tendríamos que echarte a patadas de aquí si hicieras el intento de entrar
—Es más, no creo que Jasson te hubiese dejado entrar, si no fuese porque Alny te dió ese pase especial

—Pero entre todas le podemos ayudar ¿No, chicas?



Dijo Ana muy animosa, sin pensarlo mucho todas asintieron convencidas de ello; entonces Marta le dijo que conocía un lugar donde podría rentar una alcoba. Amyrai dijo conocer a un mecenas que seguro aceptaría ayudarle. Darlene le dijo que la siguiente semana en el teatro Vodevil donde ella trabaja harían audiciones a nuevos cantantes para ópera. Astrid comentó que si deseaba intentarlo en el ballet podía hablar con su jefe sin ningún problema y Alnair finalizó diciéndole


—Si deseas, puedes presentarte en el Grupo Stratford el día de mañana a las tres de la tarde, es el mejor equipo dramaturgo por ahora
—Si tienes suerte, y tienes talento... puede que empieces a labrarte tu camino como gran Estrella de Broadway



Acotó con provocación Aitné, pero él no se amedrentó


—Por supuesto que lo haré, tenlo por seguro
—¡¿Ah sí?! Eso hay que verlo

—¡Y lo hará! Así que deja de molestar a nuestro nuevo amigo Itnecita... ahora, será mejor que vayamos a descansar, más tú Terry al menos un par de horas ya que has hecho un viaje largo y pesado, sino no estarás a tiempo para la entrevista



—Sí


Y tras eso, empezaron una nueva disputa para ver quién de las chicas le enseñaría al inglés dónde podría alquilar un aposento. Finalmente optaron por ir en grupo, las hormonas son muy traicioneras y el chico muy guapo. Terry les agradeció por todas sus gentilezas y les dijo que no era necesario, ni caso. Ellas lo que querían era aprovechar cada segundo con él y en la medida que pudieran estarían dispuestas en ayudarle.


Finalmente, Terry se quedaba solo en una mini departamento limpio y decente; una tras una, sus nuevas auto impuestas amigas se despidieron de él, tras darse un par de abrazos frente al portal del edificio, Aitné y Alnair ríen al ver a las chicas cantar


So you think I'll sit around and cry
The day you say, «Toodle—oo, goodbye»
¿Oh yes?
Take another guess
Oh, you think no one can fill your shoes
And when you're gone, then I'll have the blues


Ana saltaba de júbilo, Wendy movía las caderas a lo loco, mientras que las demás seguían. Dulce se les acerca y colocó su brazo sobre los hombros de Aitné y Alny para comentarles en tono divertido


—Tenemos unas amigas muy salerosas
—Y que lo digas Dulce, tienen mucha chispa... y ¿Qué les parece nuestro nuevo amigo?
—Un suculento bombón, está pasable... ¿A ustedes qué les parece?


Ambas se giraron a ver a Aitné quien también se movía y cantaba


If you go you way
Then I'll go my way
Honey, you'll do okay
—¡Ya Aitné, deja de hacerte la de los panes y dinos qué te parece Terry?
—Mal
—Aitnéee


Insistió Alnair


—Pues mal... no, mentiras... ni fu ni fa... solo me da en la nariz que nos puede traer muchos problemas
—Ay, ya deja de meterte con Terry o me las vas a pagar

—No me estoy metiendo con él, simplemente te digo lo que me parece... y eso no quita que tal vez le hagan falta un par de nalgadas a tu Terry

—¡Cashaaaaaate sheeee, ni se te ocurra ponerle la mano encima o te las corto!

—Jajaja... pues de buena gana me sumo yo, con tal de corroborar por si no las tiene planas

—¡Tú también Dulce?! Por lo visto pasas mucho tiempo con Itnecita y te está pegando sus malas costumbres

—¡Nosotras somos ángeles puros e inocentes Alnicita!



Se defendió la morena a la vez que guiñaba un ojo, logrando sacarle al fin una carcajada. Una vez pasada la euforia del momento, las chicas regresaron a Teatro, que se había convertido en su hogar, cuando se despidieron de las demás Aitné y Alnair se miraron entre sí. No sabía qué es lo que pasaría, pero el momento había llegado. Sí, ellas habían estado esperando la llegada de ese chico a sus vidas, a partir de ese momento ya no lo dejarían, pues su misión era en convertirse en el fulgor que mostraría su senda, esa conciencia que llevaría al joven al éxito rotundo en todos los aspectos de su vida. Alnair comentó a su compañera


—A partir de éste momento, seremos la luz que ilumina su camino, lo comprendes ¿verdad Aitné?


Las chica asintió, sabían que al ser seres estelares de la constelación de Acuario era lo que les correspondía, no sólo en la parte artística, sino en la parte espiritual. Siempre estarían al lado de Terence Grandchester.






Otra vez es invierno y ya pasaron seis años desde la primera vez que entré en el club de manera fraudulenta... aún recuerdo todo como si hubiese pasado ayer, las atenciones de las chicas, quienes ahora son mis grandes amigas. La tarde que me presenté en el Grupo Stratford y una afable Susana Marlow me abrió la puerta, y tras hacer la primera audición, empecé mi carrera como artista.


Hubo días buenos y otros no tanto, en ocasiones perdí mi rumbo y en otras olvidaba que existía un mundo exterior; pero tras mucho esfuerzo y dedicación ahora soy un actor consumado, alguien digno de pertenecer con todo derecho y ley a éste club tan exclusivo de "Las Estrellas de Broadway", no sé lo que el día de mañana me pueda deparar, sólo espero que su luz me siga iluminando.


—Oye Terry, es tu momento al micrófono 


Interrumpe mis pensamientos con su angelical vocecilla, la reconozco fácilmente, es mi amiga y compañera de tablas, le hago un guiño y le contesto

—Eso es... todo sea brillar cual estrella
—Ha ver si es cierto burguesito 


Se mofó Aitné mientras se cruza de brazos, sin miramientos le dedico una maliciosa sonrisa

—Já, te tragarás tus palabras, güerita
—¡Venga, haz que todo Broadway tiemble con tu arte!


Me dice Alnair para animarme, me levanto de mi sitio y me dirijo al escenario, el foco resalta mi figura. Dedico unos segundos para observar el auditorio de camaradas artistas hasta terminar viendo la mesa, donde están Aitné y Alnair, entre ellas murmuran algo y que se les acerca Dulce.


—Si no lo hace bien tendré que darle un zape
—¡Deja tranquilo a mi Terry, Aitnecita! ¡No me lo maltrates!
—Aayy... tampoco te pases, sólo le voy a dar una nalgada
—¡De eso nada! ¡Ni un pelo! Tú mucho me lo haces sufrir, no me lo quieres, así que déjalo en paz
—¡Yo nunca he dicho eso!
—¡Ya cállense las dos que va a empezar! Sino seré yo quien les dé un zape a ustedes por revoltosas— las silenció Dulce, quien le resplandecían los ojos de la ilusión de ver a su querido y amigo sobre el escenario, ninguna de las estrellas de Broadway se cansaba de su talento


Es hora de disfrutar, vivir, sentir, la pasión que hay en mi interior. Llegó el momento de compartir la luz que ilumina mi camino.

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