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Camino por el pasillo con una sonrisa. Estoy muy contenta.

Detrás de mí camina Victoria con una gran felicidad. Coloca una mano en mi cintura y me hace varias cosquillas. Me río y me da un beso en la punta de la nariz.

Sonrío muy feliz.

Al llegar a la cocina, encontramos a los chicos.

Thomas y Damiano hacen exactamente lo mismo. Me da la sensación de que son robots programados.

Remueven con una cuchara la leche con cacao que tienen en la taza. Miran un punto fijo y ni siquiera nos ven a nosotras.

Ethan, en cambio, coge una galleta y se la lleva a la boca. Se pone muy contento cuando nos mira.

—¡Buenos días, chicas! —nos saluda con un muy buen humor. Thomas y Damiano ni se inmutan.

—Buenos días, cosita tierna —digo y le doy un sonoro beso en la mejilla. Sonríe sonrojado.

Victoria prepara el desayuno conmigo. Nadie habla. En la cocina solo se escucha los sonidos de los utensilios de cocina y nuestros pasos. Pero también las cucharas chocando contra las tazas.

—A ver, ya basta —dice Victoria sentándose en una silla al lado de Thomas—. ¡Damiano! ¡Thomas! ¡Despertad! ¡Hola!

Me río al oírla. Me siento delante de Ethan. Me ve con una dulce sonrisa.

—¿Qué les pasa? —le pregunto.

—Bueno, estos dos nunca han escuchado en su vida a nadie teniendo un buen momento en compañía. Por eso están así.

Damiano da un golpe a la mesa con el puño y las tazas suenan, también las cucharas.

—¡Os he escuchado! ¿Cómo queréis que esté? Thomas también os ha escuchado —dice finalmente.

—Habló el que va de chulo con la libertad y de más. Bueno, no solo tú. Todos nosotros, guapo —dice Victoria y pone los ojos en blanco.

—¡Que sí! Ya entiendo lo que dices —se queja nuestro amigo—. ¡Pero he escuchado a mis dos mejores amigas follando!

Recuerdo lo que pasó anoche y sonrío después de suspirar.

Victoria lo ignora.

—¿Y a ti qué te pasa, Thomas? —le pregunta mi novia.

—Lo mismo. No me esperaba que fuerais tan rápido.

Ethan se echa a reír sin parar. Le da un ataque de risa.

Todos lo vemos sorprendidos sin saber porqué se ríe.

—Venga ya, Thomas —dice—. Pero si yo ayer tuve un lio con un chico y ni lo conocía de nada.

—¿Y qué tal te fue? —le pregunto entusiasmada con una sonrisa en mi rostro.

Ethan me va a responder, pero Damiano habla primero.

—Pero si sois amigas. Nunca pensé que os liaríais así a gritos.

—Novias —corrijo y cojo la galleta que me da Ethan.

—Pues novias. Lo que sea —mueve las manos y se vuelve a centrar en la taza que tiene delante.

Se coge un berrinche como si fuera un niño pequeño. Bebe su leche bastante rápido y lava la taza.

Se va al jardín llevando solo unos calzoncillos grises. Está descalzo.

—¿También cogerás un berrinche como Damiano, Thomas? —le pregunta molesta Victoria. Él niega.

Coral |Måneskin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora