BULMA
APROBADA.
APROBADA.
Se solicita sus documentos para finalizar el proceso de matrícula.
Había sido aprobada.
Mi examen había sido aprobado con la mayor nota posible de los egresados a una de las escuelas más reconocidas del país.
Aún recuerdo la emoción que sentí en ese momento. Las lágrimas querían salir de mis ojos y, aunque no tenía a nadie con quien celebrarlo, una sonrisa salió de mi rostro.
Ingresar a aquella escuela era mi única oportunidad para poder lograr aquella que siempre quería.
Había empezado desde cero.
Sí, yo, a mi edad de 16 años ya era independiente. Aunque mis padres tenían el sustento económico suficiente como para atender todos mis gastos, yo no quería. Yo quería empezar desde cero. Quería que me conocieran por mí misma, no por ser una de las herederas de una de las empresas más famosas y ricas del país. Y me había dado cuenta que, si no empezaba desde una edad temprana, me convertiría en aquello que no quería ser: la hija rica de sus padres.
Había rechazado todo tipo de ayuda de ellos. Obviamente no estuvieron de acuerdo al principio, pero cuando les expliqué por qué, y debido a mi insistencia, finalmente aceptaron.
Fue difícil haber empezado desde cero, sobre todo para alguien de mi edad a quien, para la mayoría, no pasaba desapercibida y menos por su color de cabello. Ocultar a mis padres y su verdadero trabajo, ocultar mi residencia y, sobre todo, tratar de no llamar la atención por mi apellido no había sido fácil.
Como tampoco había sido fácil ingresar a la universidad donde solo estudiantes con mayor rendimiento académico ingresaban. Y no, no era una escuela privada ni mucho menos elitista; era una pública, solo que por ayuda del gobierno era muy famosa.
Miré mi examen con aquella sonrisa que todavía no salía mi rostro, pero poco a poco se iba desvaneciendo.
La primera parte ya estaba hecha, ahora tocaba la segunda: buscar un trabajo para poder pagar la mensualidad.
Y esa era la más difícil. ¿Porqué? Por una simple obviedad: no sabía cocinar, no sabía lavar la ropa, no sabía hacer mis quehaceres, no sabía hacer nada.
Y eso era un grave problema.
Muy grave.
—Maldita seas, Bulma—me insulté—Lo que único que sabes es sacar buenas notas y cuidar de ti misma.
En ese momento, mi cerebro enfatizó la palabra cuidar.
Cuidar.
Niños.
Niñeras.
La esperanza me gobernó.
Cuando volví a mi casa, que era un pequeño departamento, empecé a buscar como loca enviando currículos a diferentes familias. Lo bueno de esto era que no se necesitaba tener experiencia, solo ser empática y querer a los niños.
No obstante, mientras los días pasaban, y yo cada día revisaba mi correo por si me había llegado algún mensaje, no recibía nada.
La desilusión en mi rostro era muy obvia. Personalmente, no quería ser mesera porque no me gustaba atender a las personas. Sí, un poco contradictorio, lo sé. Una cosa son los adultos y otra, los niños.
Los días pasaban y no recibía ninguna respuesta y, con eso, mi ansiedad de lo cercano que estaba por empezar las clases.
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Niña de la escuela (V. B)
FanfictionBulma había sido aquella niña que habia estado en su escuela. La que no le gustaba y detestaba con todo su ser. A la que se había encargado de menospreciarla en todo lo posible para hacerla sentir mal. Después de años tras su último encuentra, las c...