II. I

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Happy Birthday Potters

No era la primera vez que en el número 4 de Privet Drive estallaba una discusión durante el desayuno. A primera hora de la mañana, había despertado al señor Vernon Dursley unos sonoros graznidos procedentes del dormitorio de sus sobrinos mellizos.

-¡Es la tercera vez esta semana! -se quejó, sentado a la mesa-. ¡Si no pueden dominar a esas aves, tendrán que irse a otra parte!

Los mellizos intentaron explicarse una vez más.

-Es que se aburren. Están acostumbradas a dar una vuelta por ahí. Si pudiéramos dejarlas salir aunque sólo fuera de noche...

-¿Acaso tengo cara de idiota? -gruñó tío Vernon, con restos de huevo frito en el poblado bigote.

-La verdad si- susurró Ari

-Ya se lo que ocurriría si salieran esas alimañas -continuó el tío Vernon ignorando el murmullo de Ari.

Intercambio una mirada sombría con su esposa, Petunia.

Harry quería seguir discutiendo, pero un eructo estruendoso y prolongado de Dudley, el hijo de los Dursley, ahogó sus palabras.

-¡Quiero más beicon!

-Queda más en la sartén, ricura -dijo tía Petunia, volviendo los ojos a su robusto hijo-. Tenemos que alimentarte bien mientras podamos... No me gusta la pinta que tiene la comida del colegio...

-No digas tonterías, Petunia, yo nunca pasé hambre en Smeltings -dijo con énfasis tío Vernon-. Dudley come lo suficiente, ¿verdad que sí, hijo?

Dudley, que estaba tan gordo que el trasero le colgaba por los lados de la silla, hizo una mueca y se volvió hacia Ari.

-Pásame la sartén.

-Se te han olvidado las palabras mágicas -repuso Harry de mal talante ya que no le gustaba que le dieran órdenes a su hermana.

El efecto que esta simple frase produjo en la
familia fue increíble: Dudley ahogó un grito y se cayó de la silla con un batacazo que sacudió la cocina entera; la señora Dursley profirió un débil alarido y se tapó la boca con las manos, y el señor Dursley se puso de pie de un salto, con las venas de las sienes palpitándole.

—¡Se refería a «por favor»! —dijo Ari inmediatamente—. No se refería a...

-¿QUÉ LES HE DICHO —bramó el tío, rociando saliva por toda la mesa— ACERCA DE PRONUNCIAR LA PALABRA CON «M» EN ESTA CASA?

-Pero nosotros...

-¡CÓMO TE ATREVES A ASUSTAR A DUDLEY! -dijo furioso tío Vernon, golpeando la mesa con el puño.

-Nosotros sólo...

-¡TE LO ADVERTÍ! ¡BAJO ESTE TECHO NO TOLERARÉ NINGUNA MENCIÓN A SU ANORMALIDAD!

Los mellizos miraron el rostro encarnado de su tío y la cara pálida de su tía, que trataba de levantar a Dudley del suelo.

-De acuerdo -dijo Harry-, de acuerdo...

Tío Vernon volvió a sentarse, resoplando como un rinoceronte al que le faltara el aire y vigilando estrechamente a los mellizos por el rabillo de sus ojos pequeños y penetrantes.

∘ ───♡༉─── ∘

Desde que los mellizos habían vuelto a casa para pasar las vacaciones de verano, tío Vernon los había tratado como si fueran una bomba que pudiera estallar en cualquier momento; porque los mellizos no eran muchachos normales. De hecho, no podían ser menos normal de lo que eran.

𝔥𝔶𝔭𝔫𝔬𝔱𝔦𝔷𝔢𝔡| 𝘓𝘶𝘯𝘢 𝘓𝘰𝘷𝘦𝘨𝘰𝘰𝘥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora