- Vamos Abraham, no puedes decirle que no a Inglaterra- dijo detrás de mi, mientras salía por la puerta de dirección.
- Lo estoy haciendo.- dije sin mayor importancia.
Caminé son darle importancia a ella, solo quería llegar a casa y dormir un poco. Estaba agotado, realmente esta semana había Sido la más agotadora para mí. Necesitaba ir al gimnasio y luego darme una larga ducha para refrescarme.
- Ok, puedes quedarte si así decides, pero deberás darme mi parte.- reclamo cuando yo estaba por llegar a mi auto.
Rei un poco- Por eso viniste, ¿No es así?.- me gire para verla de frente
- ¡Claro que no!, ¿Cómo se te ocurre?. De verdad me importas mucho, pero ya estas grande, sabes lo que haces. Y realmente no creo que me necesites mucho, tienes donde quedarte, ¿No es así?.
- Emilia, lo siento. Pero no estás en el testamento, creí que mi madre te había dicho.- sonreí y me aproxime a mi auto, subí y no deje de sonreír. De verdad, su expresión era muy divertida.
- ¿Estás jugando verdad?.- reclamo subiendo al auto.
- No, puedes verlo por ti misma si así lo deseas. Solo que, tendrás que esperar a que yo cumpla 21, así lo pidió mi mamá.
- Abraham, ¡Basta!, ¡Ella no era tu madre!. ¿Cuando lo entenderás?.
- Lo era, porque ella no me abandono, ella fue mi madre, desde que nací. Así que, si deseas que te lleve a algún lado. Número uno, ponte el cinturón de seguridad. Número dos, no hables. Y número tres, no hables
- Mencionaste lo mismo en las dos últimas.
- Lo se, es para que quede claro. Ahora, ¿A dónde te llevo?, ¿Al aeropuerto?.
- No, mi vuelo sale dentro de una semana. Tengo tiempo para resolver lo del testamento. - suspiré fastidiado, ¿A caso no entendió?.
- Bueno, ¿Entonces?, ¿Cuál será tu destino?.
- Pues, ¿A dónde más puedo ir?. A tu departamento, es más que claro.
- ¿Que?, ¿Te sientes bien?. Mi departamento lo tengo en renta, no te puedes quedar ahí.
- ¿Cómo?, y ¿Entonces, dónde te quedas tú?.
- Mi madre me obligó a quedarme con su mejor amiga. Hasta cumplir los 21. Si no, no recibiré mi herencia.- dije mientras encendía el coche.
- De acuerdo, pues entonces. Me quedaré contigo.
- ¿Estás loca?, No puedes venir conmigo. Puedes quedarte en un hotel, o alquilar algún departamente mientras te vas.- puse reversa, no estaba viendo asia atrás, pero cuando lo hice. Frene en seco. Casi atropellaba a Jenny.
Baje de inmediato de auto y corrí hasta donde estaba ella, estaba demasiado asustada. Y parecía un poco molesta. Pero también estaba llorando.
- Lo siento, no estaba observando para atrás. ¿Que tienes?, ¿Estás bien?
Jenny.
Lo ví entrar a la oficina del director, y luego yo volví al salón. Había olvidado un cuaderno en la mesa. No era muy importante, pero prácticamente era mi diario. Ahí escribía la mayoría de las cosas que me pasaban. Pero, a decir verdad, había hojas en las que solo hablaba de que me hubiera gustado que pasara en algún momento del día, al lado de Abraham.
Al entrar, dos de mis compañeras estaban en el escritorio, sentadas sobre el. Me dirigí a mi mesa, y enseguida me pongo a buscar como loca la libreta. Ya que, se supone que la había dejado sobre la mesa. Pero no estaba por ningún lado. Entonces, me quite la mochila, y me dispuse a buscarla en ella, probablemente la metí, y no me di cuenta.
- ¿Buscabas esto?- dijo Ashley con una pequeña risita.
Mire en su dirección, y tenía mi libreta en su mano, se bajó del escritorio y camino así mi. Entonces, el altavoz comenzó a sonar, en señal de que el director estaba a punto de hablar.
- Hola- dijo una voz femenina- Mi nombre es Jenny Velázquez. De primer grado, solo quiero platicar les una maravillosa historia. Que mi estúpida mente se creo mientras dormía.- siguió diciendo.
Entonces mi piel se congeló, ¡Dios, lo más probable es que contaría una de las historias que anhelo que pasen con Abraham!. ¡Y eso me provocaría problemas con todo el mundo!
- Hoy por la mañana- continuó- Me levanté pensando en Abraham, es maravilloso tenerlo justo en el cuarto de en frente. Me encantaría poder entrar y hacerlo mío. Sería fenomenal, ¿Que tan rico lo hará?. ¿Será que lo tiene grande?.- eso me puso intensamente roja. No sabía exactamente qué hacer, o asia dónde mirar.
Decidí salir de ahí, esa vergüenza era demasiado para mí. No lo podía creer
- ¿No se te olvida algo?- dijo Ashley.
Me regresé y algunos metros antes de llegar a ella, me la aventó en la cara.
- No se te ocurra acercarte. Me das asquito- dijo haciendo una mueca de asco.
Di la vuelta, y en ese momento todo se estalló, Manuel estaba parado en la puerta, con una expresión de enojo. Eso fue bastante para que todo mi sistema colapsara en miedo, pánico y terror.
- ¿Así que te gustaría cojerte a ese bastardo?, Mira, que bien.
- Yo... Lo puedo explicar...- dije casi en un susurro.
- ¿Que vas a explicar?, ¿Me quieres dar detalles de como lo harás con él?.
- Debo irme- dije esquivandolo para salir.
Afortunadamente no intento detenerme. Pero si fue detrás de mi, y para mí desgracia, todo mundo estaba por los pasillos, riendo y burlándose por lo sucedido.
- Ey, espera. ¿Puedes explicarme qué fue eso?- dijo Clarissa mi mejor amiga detrás mío.
- Las chicas tomaron mi libreta. - ya no aguante y me eché a llorar.
- ¿Que chicas?.
- Ashley y su pandilla de niñas bonitas.
- ¡Dios!, ¿Y ahora?. ¿Y Manuel?, ¿Ya que te dijo algo?
- Y ahora, nada me quedaré en casa para siempre. No quiero volver a venir. Y Manuel, ya sabes... Me insulto de nuevo.
- ¡Carajo!, ¿Porque no te dejan en paz de una buena vez?.
- No lo sé, y no importa. Nos vemos mañana- dije al ver el coche de Abraham aún estacionado.
- Bien, me mandas mensaje cualquier cosa, ¿Ok?.
- Si, lo prometo.
Al ver que no se movía a pesar de estar encendido, decidí pasar por detrás de el. Pero creo que fue una pésima idea, ya que Le dió en reversa. Y por poco me atropella.
- Si, no es nada grave.- respondí a su pregunta.
- Ey, mírame- dijo alzando mi mirada.- ¿Que paso?, ¿Te hizo algo ese maldito?.
- No.- afirme de inmediato.- Ashley y sus amigas...- guardé silencio. Me daba miedo hablar de esto con él, ¿Como reaccionaria al saber lo que tenía escrito en esta libreta?...
- ¿Que te hicieron ahora?.
- Tomaron mi libreta de secretos que deje en la mesa del salón por accidente. Y dijeron uno de esos secretos...
- Bueno, no es tan grave. ¿A quien se lo dijeron?, Podemos arreglar esto, para que nadie más lo sepa.
- Toda la preparatoria lo sabe Abraham. Lo dijeron por el altavoz.
- Dios... Eso es bastante grave. Pero dime, ¿Cuál es ese secreto?.- guardé silencio y luego lo busque en la libreta... Una vez que lo encontré se lo mostré y...
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El Huésped
Novela JuvenilNunca sentí nada igual. Tienen toda la razón cuando dicen que siempre llega algo mejor.