El Huésped

Un mal día

Justo despues de pensar en esa tonteria entro Manuel. Parecia un poco nervioso, pense en asercarme a él y preguntarle que tenia. Pero esa idea se esfumo cuando lo vi sentarse hasta atras con una chica.

Toda la clase estuvieron muy cariñosos, y eso no me gustaba para nada. Cuando termino, el profesor salio del salon. Esperaba que Manuel se asercara a mi, pero no fue asi, y de sierta manera me dolio.

Llevamos 4 meses de novios y no lo puedo tirar todo a la basura de un dia para otro. Senti una mano en mi hombro y por un segundo pense en que tal ves seria Manuel, pero no. Era Abraham.

- Hola... De nuevo.

- Hola- Sonrei nerviosa de que Manuel nos viera juntos.

- Te sientes bien?? Estas un poco nerviosa, estas temblando y sudando....

- Ammm.... Si todo bien, solo que no hice la tarea de quimica.

- Que casualidad, justo ayer me dijiste que no habia tarea.- Escuche la voz de Manuel.

- Era presisamente lo que te iva a decir... No dejaron tarea.

- Amm... Si bueno... Me confundi de materia. Soy humana tengo errores...- sonrei sin poder dejar de ver a Manuel, que en cualquier momento atacaria.

- A mi me parece que cometes muchos errores cariño... Mas de lo normal.

- Bueno es normal a esta edad. Todos nos podemos equivocar...- dijo Abraham con un tono de autoridad.

- Lo siento, pero estoy hablando con mi novia no contigo.

- Pues yo lo siento mas, pero ella es mi mejor amiga y no la pienso dejar sola.

En ese momento, estaba bañada de sudor. Sabia que Manuel aprovecharia cualquier momento para golpearme. Pero lo que mas me preocupaba es que el maestro de quimica no llegaba.

- Nunca me dijiste eso Jennyfer...- contesto enojado Manuel.

- No pense que tuviera importancia... Ademas hace tiempo que no nos hablamos y...- No pude terminar, ya que senti la mano tan fuerte de Manuel en mi mejilla.

- Que te pasa imbecil??- Solo escuche eso, y lo demas fueron puros golpes. Al principio Abraham estaba sobre Manuel. Pero luego el papel cambio. Abraham era muy habil para las peleas. No fue un problema para él regresar al lugar del principio.

Yo trataba de detenerlos, pero era imposible. Todos apoyaban la pelea, y eso era algo mucho peor. Lo unico que me quedaba era ver como se pegaban con tanta fuerza uno al otro. Cambiando de lugares a cada rato.

Me tranquilice un poco cuando escuche al maestro.

- Que sucede aqui??!!

Todos abrieron el paso al maestro, y en cuanto llego. Se encontro con la misma escena de hace dos meses, Abraham peleando. Solo que la diferencia era la persona con la que lo hacia y el porque.

Los separaron, y muy a fuerzas los llevaron a direccion. Rato despues regresaron pero no quice decir nada.

Abraham

Este tipo me tenía harto. Que podía hacer?? Amo a Jenny y no permitiría que ese imbécil la lastimara. Además ella estaba enamorada de él y él no la apreciaba no podia quedarme así como si nada pasara.

En cuanto llegamos a direccion, como siempre, el director me miro con la misma cara de siempre. Enfadado por tenerme de nuevo en este salón.

Pero no es el único que se enfada de que yo esté aquí. Si no me trajeran por pelearme todos los días yo no estaría aquí siempre.

- Y nos vemos de nuevo Mateo...

- Así es director...

- Y bien. Ahora por qué fue la pelea.??

- Parece que por una chica- contestó el profesor de química.

- Bueno... Nada fuera de lo común...

- Bueno entonces ya nos podemos ir...

- Lo siento pero no Mateo. Esta ves te quedarás más tiempo. Es hora de que hablemos seriamente.

- Lo siento... Pero... Tengo clase... Cierto profe??

- Bueno...

- Lo ve?? Tengo clase.- interrumpí.

- Bien... A la salida nos veremos.

Salimos de ahí, directo al salón. En dónde estaba Jenny muy preocupada. Pero simplemente no sabía por quién. Y yo... Bueno... Yo simplemente quería que estuviera preocupada por mi.

Me senté en una de las bancas de hasta atrás. Solo queria estar solo. No quería hablar con nadie. Ni siquiera quería escuchar a mi mente que siempre decía lo mismo.

"Ella no te ama"

Aceves solía odiar a mi mente. Pero en ocasiones por más que la odiara tenía la razón. "Diablos", era lo que decía cada ves que tenía la razón pero no quería aceptarlo.