Capítulo 2

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Daven dormía tranquilamente en su cama, estaba muy cansado después de recorrer con sus amigos el instituto solos en la noche, con el fin de pasar el rato.

Faltaba 1 día para regresar a las clases, esa misma mañana llegarían los alumnos nuevos. Para suerte de Daven, solo los que tenían mejores calificaciones hacían ese recorrido a los nuevos alumnos, nunca le había tocado y estaba agradecido por ello, prefería conocer a los nuevos por medio de las bromas que hacían cada año, sin exclusividad.

-¡Despierten chicos!, hoy llegan los nuevos. Tenemos que darles nuestra bienvenida.

Daven cerró los ojos molesto, su sueño de belleza había sido abruptamente interrumpido.

-¿Es necesario que grites Nicolai? -oyó escuchar a su amigo que estaba en la cama de a lado.

-Acabo de llegar y solo veo unos perezosos- Nicolai se había cruzado de brazos.

-A mi no me metas, yo soy el menos perezoso de los cuatro.

-Hablo el intelectual -Daven recibió un golpe en la cara con una almohada por su comentario.

-Si que son unos vagos amigos -Nicolai soltó una risa burlona - ni si quiera se han aseado.

-Tú no te desvelaste caminando por el instituto -habló otra voz -no te quejes.

-Como sea - Nicolai rodó los ojos - por cierto deberían de checar las listas de los recorridos, las acaban de cambiar ya que ciertos "cerebritos" están ocupados arreglando fallas en su horario.

Nicolai se marchó cerrando la puerta de la habitación, Nicolai era un chico muy agradable. Siempre les sacaba una sonrisa.

-Bueno ya oyeron al "monstruo de las nieves", levántense - habló Daven irguiendo la espalda hasta quedar sentado en la cama, con pesadez abrió los ojos.

Daven miró a su alrededor, Nicolai tenía razón, parecían unos vagos. La habitación estaba echa un desastre, todo porque olvidaron recoger los montones de libros que había en el suelo, afortunadamente estaban ilesos esos libros.

Un chico se levantó de la cama en la que había dormido, tenía el cabello despeinado y aún llevaba el suéter que había usado hace unas horas, en su cara de veía el cansancio y el mal humor.

-La bella durmiente a despertado señores y parece que esta de mal humor, ya que no fue despertado por su príncipe -Daven se burló - no te preocupes bella durmiente, ya llegará tu príncipe azul.

Daven recibió una mirada asesina de parte de su amigo, le gustaba provocar a sus amigos pero con él le tenía ciertos límites, le tenía miedo cuando se enojaba, pero claro Daven jamás lo admitiría, tenía un orgullo demasiado grande.

-Molesta a alguien más Beveridge -su amigo se puso unos zapatos azules e inmediatamente salió de la habitación cerrando la puerta.

-Ni se te ocurra molestarme a mi "aullador", soñé que perdía mi guitarra eléctrica y que Akila la alquilaba- una voz rompió el silencio.

Daven miró al dueño de la voz y burlonamente sonrió - buenos días a ti también, princesa.

El dueño de la voz era un chico que abrazaba a una almohada color rojiza -déjate de majaderías y pásame las gafas "aullador", que tuve un sueño horroroso.

Daven le pasó las gafas a su amigo, el chico se sentó en su cama colocándose las gafas, el chico lo miró, detrás del vidrio de las gafas había unos ojos azules cansados.

-¿Qué horas son? -otro chico se sentó bostezando en su cama.

-No lo sé, ¿a donde fue "come-libros"? -el chico de gafas bostezo.

Solo déjame enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora