°VEINTICINCO°

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—Hoy cuando fui al supermercado recordé que debía comprar suavizante de telas. Luego me acorde de que no te gusta ese olor a frutos rojos y decidí llevar el de bebé — decía Jimin mientras aspiraba la alfombra.

Yo lo veía desde la seguridad de mi almohadón de Kumamon.

—Pero entonces me di cuenta de que ahora que eres gato de nuevo ya no tendria que escucharte quejarte durante horas de lo horrible que olía el suavizante de frutos rojos así que ese fue el que elegí –.

Jimin seguía hablando y habría creído que en verdad estaba feliz de que yo fuera gato de nuevo si no fuera por el puchero en sus labios.

El departamento era muy silencioso ahora que había perdido la habilidad de expresarme con palabras humanas. No es por nada pero sin duda yo era la alegría que iluminaba este sitio.

Dos días, veinte minutos, catorce segundos y cuatro oportunidades en las que pude haberle metido el pollo a Jimin y no pude por tenerlo pequeño.

Me sentí como Jin cuando quería atravesar una pequeña puerta y no podía porque era demasiado alto.

La misma situación, diferentes medidas, tú entiendes.

Ahora que tenía mi cuerpo gatuno de regreso las cosas eran... raras.

Jimin andaba siempre con ese puchero adorable, las cejas fruncidas y hablaba hasta por los codos, como si quisiera llenar el vacío.

Yo ahora parecía más humano que gato.

Me había acostumbrado a comer en la mesa por lo que ahora solía ir a sentarme en la silla frente a Jimin para comer pero ya no alcanzaba la cuchara.

En ocaciones entraba al baño en lugar de ir a mi caja de arena y otras veces intentaba agarrar el control remoto de la televisión para ver Hwarang y repetir la muerte de Han Sung pero no podía.

Dormir en la cama con Jimin se sentía diferente ahora que no tenía brazos para rodearlo y atraerlo a mi. El solía decir que mi cuerpo humano era calientito, ahora se acostaba viendo el techo y murmuraba cosas como "tengo frío".

Todo era rato porque era como si faltara alguien, yo igual lo sentía pero era tonto ya que siempre habíamos sido solo Jimin y yo.

—Debería adoptar un loro – lo escuché suspirar.

Este idiota va a querer meter a quien sabe cuánto animal al departamento si no hago nada.

Escuché que alguien se acercaba a nuestra puerta. Ondee la cola en el aire desde mi Kumamon gigante hasta que alguien llamó con dos suaves toques.

Jimin atendió, casi parecía aliviado de tener otra compañía aparte de mi.

—¿Está Yoonie en casa? – Namjoon sonrió.

Jimin hizo una mueca.

—Te llaman, Yoonie – dijo sin ganas.

Me levanté y estiré antes de caminar lentamente hasta la puerta.

¿Qué quieres?

—Meaow – eso fue lo que salió de mi hocico.

Namjoon me observó extrañado.

—Vaya, tienes un gato –.

—Ese es Yoonie –.

—¡¿Le pusiste el nombre de tu novio?! –.

—¡No es mi novio! –.

¡No griten, estúpidos humanos!

—Meaowrrrrrr. –.

Esto no está funcionando. Me preguntaba si a pesar de ser gato podría seguir trabajando con Namjoon por dinero.

¡Oye, Namjoon! ¿Qué te parece esta?

—Meow – incliné la parte delantera de mi cuerpo gatuno hasta dejar el trasero peludo al aire con la cola bien alzada, una de mis mejores poses sin duda.

Por desgracia ahora Namjoon no entendía nada y seguía discutiendo quien sabe que cosas con mi humano.

—Espera, espera – dijo alzando las manos —¿Quieres decir que estás soltero? – continuó ahora recargándose contra el marco de la puerta con una sonrisa de esas que los humanos usan para atraer a las hembras de su especie.

¡¿ME QUIERE VER LA CARA DE IDIOTA?!

Corrí al frente antes de que Jimin pudiera responder y en menos de dos segundo brinqué al rostro de ese idiota y le encajé las garras.

Namjoon retrocedió y entonces aproveché para brincar al pecho de Jimin.

¡Mío!

—GRRRRRRMEOW – e intenté darle un beso en su lindo puchero pero terminé mordiéndolo.

—¡Ahhhh! – chilló Jimin y me apartó de un empujón.

Esto era horrible, necesitaba buscar una manera de volver a ser humano pronto y lo primero que haría sería meterle un puñetazo a ese traicionero dibuja pollas de Namjoon.

Black Cat - | YOONMIN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora