° DIECISIETE °

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PO'V JIMIN.

Debía llegar a tiempo antes de que la pureza de mi gato se viera comprometida y corrompida por culpa de ese pervertido.

Cuando me detuve frente a la puerta del departamento el sonido de gemidos proviniendo del interior me hizo retroceder aturdido por unos segundos.

¡Ese maldito estaba desvirgando a mi gato!

Abrí la puerta de golpe y entré.

—Debes hacerlo con mas fuerza — decía el vecino mientras comía palomitas.

—Esto no funciona — Yoonie estaba sentado a su lado en el sofá con el ceño muy fruncido mientras una película porno se reproducía en la televisión. 

Suspiré un poco aliviado, solo un poco hasta alcanzar a ver lo que estaban haciendo.

—¡Ahhhh! — grité tan fuerte como pude para llamar la atención de ambos.

¡Yoonie se estaba masturbando! Y lo peor ¡la enorme mano del vecino lo ayudaba a hacer presión!

—Oh — lo escuché decir —¡mira esto humano, el mío hace lo mismo que el tuyo!—.

Ojalá hubiera podido prestarle más atención pero en ese momento solo podía ver su mano sosteniendo su propia erección y... ¡Era mas grande de lo que había imaginado!

Pensamientos puros no me abandonen.

—¿Traes comida?— peguntó Yoonie y se puso en pie.

Contuve la respiración al observar como su miembro se arqueaba hacia arriba hasta rozar con la piel de su vientre, joder, ¡¿Qué tan grande era?! Y lo grueso...

—¡¿QUÉ ESTAS HACIENDO?!— grité aunque no sabía si gritarle a él, al vecino o a mí mismo.

—Apenas estaba por enseñarle como se tenía sexo entre dos hombres — explicó el vecino idiota como si fuera algo de todos los días.

—Ah si — Yoonie bajó la vista a su erección haciendo una mueca — logré que se pusiera así pero dice ese humano que debo apretar con mas ganas—.

¡Qué demonios!

—¡Ponte la ropa y vámonos!— ordené.

—Será doloroso si se pone los pantalones con eso — habló el vecino —deja te ayudo —.

¡¿Perdón?!

—¡No tienes que ayudarlo tú!— me interpuse.

—Oh, entonces ¿lo harás ?—.

¿Eh?

Desvié la mirada hasta ese gran miembro que lucía tan caliente y punzante. Recorrí la gruesa vena que lo atravesaba desde la cabeza húmeda y rojiza hasta la base perdiéndose mas allá de los testículos y una palpitación latió cerca de mi entrepierna.  

¡No podía estarlo considerando en serio!

Yoonie movió las orejas, su rostro era de fastidio, ¿cómo se vería esa carita desencajada en un gesto de placer? ¡¿y por qué soy tan enfermo?!

—¡Namjoonieeeeee... ¿me pasas tu cuenta de Netflix, por fav... ¡santo dios! — mi vecino, Seokjin estaba en el umbral de la puerta que yo había dejado abierta de par en par. —¡Eso es...! ¡No quería...! ¡Es que es taaaan...! ¡Valgame! ¿acaso ustedes...? ¡¿qué clase de...?! — él seguía balbuceando mientras se cubría el rostro con sus manos pero sus ojos seguían viendo a través de sus dedos.

—El humano idiota 2.0 — escuché decir a Yoonie.

—Yo... ¿interrumpo algo?— las mejillas de Jin estaban de un tierno color rosa, sus ojos bien abiertos nos recorrían evitando un poco a Yoonie.

—Tranquilo, lindo — el vecino pervertido sonrió — no interrumpes nada —.

Seokjin asintió pero parecía incomodo jugueteando con sus dedos mientras hacia gestos involuntarios.

—Es que... quería ver Teen Titans en mi computadora — dijo en voz muy baja enrojeciendo aún más.

¿Qué seguía haciendo yo ahí?

—Yoonie, vámonos —.

—¿Yoonie? — Seokjin alzó la mirada —¡¿Yoonie está aquí?! —sonrió —¿Donde está? Espera... ¡¿Dejaron que ese pequeño viera... L-lo que sea que estaban haciendo?!—.

Las cosas se ponían peor de complicadas.  Tomé la mano de Yoonie y lo saqué corriendo hasta las escaleras, nos encontramos a la señora del 4-C en el camino.

—¡Jiminnie! — chilló — ¡ay muchacho! no comas pan frente al pobre— soltó una risita  nerviosa mientras se abanicaba el enrojecido rostro con las manos, sus ojos fijos en... Bueno, ya saben dónde.

De alguna manera logramos llegar al departamento con Yoonie desnudo y aún tan duro como una roca.

—¡Baño, baño! — apunté—¡debes darte una ducha con agua helada ahora!—.

—¡Antes muerto! — respondió el, y salió corriendo a la habitación.

—¡Regresa!—.

Lo perseguí. él saltó a la cama cubriéndose hasta las orejas con las sábanas.

 —Yoonie... —.

El se removió y entonces un gemido bajo y ronco escapó de sus labios yendo directo a mi propia erección. 

—¿Yoonie?— continué con temor.

El asomó de debajo de las sábanas con la respiración entrecortada y la mirada oscurecida.

—Duele — gruñó.

—Claro que du...— tragué saliva al verlo apartar las sábanas de un tirón, el glande asomando y mostrando una diminuta gota espesa y brillosa.

Sé fuerte, sé fuerte, sé...

—Yoonie — tragué saliva — acuéstate, Jiminnie te ayudará en un momento ¿si? —.

Adiós cordura, adiós abstinencia, hola coito anal, hola zoofilia, sean bienvenidos. 

Black Cat - | YOONMIN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora