CALLIE
Marco el número de teléfono de mi amiga, sabiendo cuál será su respuesta. Aun así, asegurarse de las cosas me parece importante.
Descuelga al segundo tono.
–Dime, Call.
–Hola, Cin. ¿Estáis donde siempre?
–Sí, estamos en los bancos frente al parque –contesta, confirmando la respuesta que esperaba oír.
–Genial, voy para allá. ¿Está Peter contigo?
–¡Aquí estoy! –escucho a mi mejor amigo hablar a través del móvil.
–Nos vemos ahora.
Cuelgo el teléfono y lo meto en el bolsillo de mis vaqueros. Bajo las escaleras y me encuentro a mamá en el sofá, viendo una peli mientras come palomitas.
–Mamá, voy a salir con Cindy y Peter. Volveré tarde, no me esperes despierta.
–De acuerdo, cariño. Pásatelo bien y saluda a los chicos de mi parte –me acerco y le doy un beso en la cabeza–. No olvides venir a avisarme cuando llegues, ¿vale?
–Claro, no te preocupes. Buenas noches –me despido mientras salgo por la puerta.
Cierro con llave y comienzo a andar hacia los bancos, el sitio predilecto para los encuentros con mis amigos.
Apenas son las 9 de una cálida noche de verano, pero no hace tanto calor como los últimos días. Se puede pasear por la calle sin sufrir demasiado, por lo que disfruto el trayecto de 7 minutos hasta llegar a mis amigos.
Los veo de lejos, y no puedo evitar sonreír al verlos sentados riendo.
Conozco a Peter desde, literalmente, siempre. Nuestras madres son mejores amigas desde que iban al instituto. Estudiaron lo mismo y se mudaron juntas a esta ciudad, alegando que una amistad tan fuerte debe permanecer unida. Nos tuvieron a Peter y a mí casi a la vez, con un mes de diferencia. Crecimos juntos, jugamos juntos y nos hicimos inseparables, tal y como nuestras madres. Somos el ying y el yang, y creo que por eso nos complementamos tan bien. Es como mi hermano gemelo. De pequeños nos decían que éramos como siameses, porque siempre estábamos juntos y nos cubríamos las espaldas para protegernos mutuamente. Supongo que eso no ha cambiado.
A Cindy, por el contrario, la conocí en primaria. Acababa de mudarse al barrio y me acerqué a ella, porque siempre me gustó conocer a gente nueva. Nos hicimos amigas enseguida, y a día de hoy seguimos siendo uña y carne. Mamá y papá la tratan como a su hija y la quieren como tal. Es una más de la familia. Incluso mi hermano la trata así.
–¡Dichosos los ojos! –exclama Peter al verme–. Andabas desaparecida, Call.
–Y tú demasiado ocupado como para venir a verme en tres días, Pan –recurro al apodo que le puse de niños, haciendo honor a su nombre y a nuestro cuento favorito, Peter Pan.
–Vuelve a llamarme así y empezaré a llamarte Campanilla de nuevo.
Cindy ríe de su triste amenaza mientras se acerca a darme un fuerte abrazo.
–Hola, rubia. Dime que no has empezado la nueva temporada de The 100 sin mí.
Niego con la cabeza como gesto de obviedad.
–¿Por quién me tomas, Cin? Jamás te traicionaría de esa manera.
–No empecéis a hablar de series, por favor. No quiero tener que aguantar otro discurso sobre lo increíble que es JJ y lo genial que es el azul de sus ojos –ironiza nuestro amigo.
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Saudade
Romance• Saudade. (n.) un anhelo nostálgico de volver a estar cerca de algo o alguien lejano que se ha amado y luego se ha perdido; "el amor que se mantiene." ----- Callie Peterson vivió el desamor de primera mano cuando el hermano de su mejor amigo des...