Me desperté con el sonido típico de la humedad, el breve sonido de las gotas golpeando el suelo y el sonido exagerado de mi alarma que solo aumentaba mi pereza para despertarme. Eran cerca de las 10 de mañana, como era costumbre, en esta ciudad, estaba lloviendo, pero aún persistía el clima típico de primavera.
Lo único que me animaba en esta mañana, era que mi madre, Roxy como mucho le llaman, regresaba luego de un viaje en la sierra de mi país. Había pasado años desde que la vi por última vez, no me acuerdo mucho de ella, pero nunca olvidaría de su larga y castaña cabellera, sus ojos castaños, que juntos formaban un hermoso rostro de confianza. Lo último que escuche de ella era que estaba trabajando como profesora en un pueblo alejado de la ciudad central.
Aún recuerdo la noche anterior cuando sonó mi teléfono, contesté y entre los dos empezamos una conversación. Era una conversación normal entre madre e hijo, lo típico cuando no has escuchado nada de tu madre después de tiempo. Hablamos de nuestras rutinas, de algunos recuerdos cuando vivíamos los dos juntos y uno que otra pregunta acerca del amor. Mientras hablábamos acerca de la hora de su llegada, de repente, entre cortando la pablaras de mi madre, la llamada se colgó. Pensé que había atravesado algún túnel o simplemente se había ido la señal. Voltee a mirar por la ventana y me percaté de que estaba lloviendo y pensé lo fuerte que estaría el clima por allá.
Mientras me preparaba el desayuno recibí una llamada. Cogí el teléfono. Contesté y me recibió una voz gruesa y un poco rasgada. Me percaté que era mi tío Alonso, me estaba saludando, dándome algunas noticias acerca de los accidentes por motivos de las grandes lluvias y, lo más importante, acerca de la hora de llegada de mi madre. De pronto, la llamada fue interrumpida por unos golpes provenientes de la puerta de la casa, me despedí de mi tío Alonso y fui a revisar.
Al abrir la vieja puerta mi cara se tornó de sorpresa y felicidad. Al frente mío se encontraba aquella mujer que unas horas antes me sirvió de motivación para levantarme de mi cama.
– Bi...en, - Respondí mientras trataba de zafarme de sus largos brazos– puff... tú siempre tan cariñosa.
– Y cómo quieres que reacciones luego de años que no te veo– Expreso mientras se amarraba su cabello– Eres un aguafiestas, mejor déjame pasar antes que empiece a llover.
Entramos juntos a la casa, ella adelante mío mientras que yo, por detrás, entraba con su maleta en mano. Al acomodarnos en el sillón miré fijamente su rostro y me percaté que estaba más pálida de lo que recordaba y su color de sus ojos eran más oscuros. Intente preguntarle, pero pensaba que estaba equivocado yo por los años que la veía.
Mientras nos acomodábamos intenté empezar una conversación, pero lo único que salió de mi boca fue hablarle de lo habitual que se estaba haciendo, en esta época, las lluvias. Ella no respondió. Hubo un ligero tiempo de incomodidad entre los dos hasta que surgió la idea de realizar un almuerzo por su llegada.
Pasó unas horas, yo estaba acomodando la mesa, mientras que, mi madre, estaba cocinando. Se me ocurrió la idea de llamar a mi tío Alonso para decirle sobre la repentina llegada de mi madre. Cogí mi celular y lo llamé. Mientras escuchaba el sonido molestoso del timbre de llamada, giré y vi que había empezado a llover. El molestoso sonido cesó y escuché una voz quebrada de dolor.
– Guille... me acabo de enterar, perdón– Respondió sollozando- Ahora voy a tu casa.
– ¿De qué se enteró? – Pregunté mientras que escuchaba la voz de madre llamándome–¿Pasó algún problema?
- ¿Aún no lo sabes? - Preguntó mientras se escuchaba su voz quebrarse aun más– odio ser yo el que te lo diga, pero...
– Pero ¿qué? – Expresé preocupado mientras la voz de mi madre se acercaba- por favor dígame lo que pasa y no me preocupe.
– Su madre... su madre ha fallecido
–¡¿Qué?¡ pero si mi madre esta...–
No se altere Guille, yo también lo negué, pero acaban de confirmarme que su el bus en donde viajaba su madre anoche perdió el control por las lluvias. – Explicó
– Pero si mi madre esta... – Intente responder, pero la llamada se colgó.
Estaba en blanco, como un acto-reflejo guardé mi celular. Mi cuerpo se congeló y solo escuchaba las gotas de la lluvia chocando el piso hasta que mi atención fue interrumpida por el sonido de unos pasos y el fuerte agarre frío en mi hombro. Gire y ella estaba ahí, con los ojos apagados y con el cuerpo cubiertos de heridas abiertas.
– La comida esta lista, hijo – Dijo mientras, de mis ojos, salían lágrimas.
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Cuentos y Relatos Variados
Short StoryHistorias independientes en donde cualquier cosa puede pasar. Relatos causales, independientes, etc.