Capítulo 03.

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—¡Amor, tómala, no te hará daño!

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—¡Amor, tómala, no te hará daño!.

Lo miro con los ojos entrecerrados, colocando las manos sobre mi cintura y niego repetidas veces con la cabeza. La gallina revolotea, picando  algo en el suelo, y cuando siento que se acerca, corro en la dirección contraria.

Él se ríe, acercándose sigilosamente al animal y lo atrapa entre sus manos con facilidad mientras ella se retuerce en un fallido intento de escapar. Abro la boca un tanto indignada. No me gusta admitirlo, pero soy una tonta  en cuanto a labores de granja se trata. Para ser sincera, suelo aceptar este tipo de actividades extrañad, como incluso eso de ordeñar vacas, solo para verle sonreír.

Su familia atraviesa por tiempos difíciles. Las deudas son su mayor problema, y según tengo entendido, tuvieron que vender tierras y animales para así pagarle al banco. Por esa razón, él debe estar constantemente ayudando en el trabajo, necesitan restaurar sus finanzas. Yo, en este caso, juego el papel de novia comprensiva, aunque sea a escondidas de mi padre.

Si el hombre supiera que paso el tiempo en una granja ensuciando mis pies de fango con frecuencia, seguro le daría un ataque al corazón.

 —Si le huyes, ella también huirá de ti—Indica, sentándose a mi lado en el improvisado tapete que hice con hojas que encontré por allí, aun con la gallina descansando en sus brazos—Puedes tocarla, es inofensiva.

Sin embargo, a pesar de sentirme asustada, hago lo que me pide y acabo tocando al animal, con cuidado de ser picada. Su plumaje es suave, demasiado, para mi sorpresa.

—¿Deberíamos colocarle un nombre?.

Elevo una ceja.

—¿A la gallina?—Él asiente—¿Por qué? Digo, la acabarás comiendo.

Y como si la gallina entendiera mis palabras, se remueve desesperada, obligándome a apartar la mano.

—Pero así podré reconocer cuando todavía este con vida. Mi madre dice que si le colocas nombre a los animales es más fácil encariñarse con ellos—Se encoge de hombros.

 —¿Quieres encariñarte con tu comida?.

—Esta vez, los dos reímos estúpidamente por su extraña lógica. Muerdo mi labio por lo tierno que es en ocasiones.

Él no tarda en unir nuestras frentes, su nariz rosando contra la mía mientras susurra lo mucho que me quiere, dejando cortos y delicados besos en mis labios. No entiendo bien por qué sus repentinas muestras de afectos, pero me permito disfrutarlas. 

—¡Bae SuMin!—Un escandaloso grito se escucha a nuestras espaldas, alertándonos y haciendo que, la gallina que tanto trabajo nos costó atrapar, huyera.

¡Santo Dios, esa es la voz de mi padre! 

—Anne👻

𝐀 𝐋𝐈𝐅𝐄 𝐓𝐎 𝐑𝐄𝐌𝐄𝐌𝐁𝐄𝐑 [Lee HeeSeung] ✔Where stories live. Discover now