Un jardín; parte 2

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Ahí encorvado con un hervor envolviéndolo como una manta, con las piernas abiertas, las palmas sosteniéndolo en medio de estas, el chico sufría en silencio, con la mirada perdida, la boca abierta, la mente arruinada.

Jadeo sonoramente, como un animal turbado. Desde mi posición notaba su espalda tensa, llena de montes y valles fibrosos color crema.

Me lamente en un pequeño sonido. ¿Que le habían hecho?

Pareció llamar su atención mi lamento, sus ojos me chocaron y aguante el aliento, esas esferas parecían perdidas, pero con una llamarada gigantesca detrás de un vidrio.






Continuara...

El Devorador de flores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora