Capítulo XV: Tic-Tac Tic-Tac

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Capítulo XV: Tic-Tac Tic-Tac

-Fue una gran experiencia -afirmó el pelinegro mirando de reojos a Kyle.

Había estado hablando él la mayoría del tiempo, el pelirrojo parecía realmente prestarle atención, sin embargo, no podía evitar sentir que algo andaba mal con su mejor amigo.

-Sí, se oye genial -comentó él con una sonrisa en sus labios, incluso aquella sonrisa no le cuadró a Stan-. Suena a que ahora estás agradecido de estar vivo.

-Estoy agradecido de volver... Ya había extrañado mi ciudad -dijo Stan dándole una rápida mirada con melancolía para volver a poner su atención en la calle en dirección a la casa de Kenny.

-También te habíamos extrañado por acá -informó el pelirrojo dándole una mirada rápida-, realmente te extrañé.

Su voz se oyó ligeramente rota, el jugador de fútbol americano volteó sus profundos ojos azules nuevamente al judío y frunció el ceño al ver su vista brillosa.

-Oh, amigo, ¿vas a llorar? -sonrió medio burlón, medio emocionado por aquello.

Kyle rápidamente sacudió su cabeza y corrió su mirada hacia su ventana en el auto.

-No seas idiota -murmuró el Broflovski, aun se podía oír un peso en su voz.

-Oye y cuéntame -pidió Stan, de pronto la mala espina había desaparecido y volvió a sentirse como antes de su viaje-, ¿es cierto que Kenny tiene una novia? Digo, ¿una novia oficial? Cuando hablamos por última vez por Skype me comentó que está saliendo en plan serio con una chica latina pero no me lo puedo terminar de creer...

-Es real -Kyle suspiró y volvió a mirarle el perfil-, está loco por ella, hombre.

-No lo creeré hasta que lo vea -le dijo el pelinegro.

-Te sorprenderás -asintió el pelirrojo-. De hecho, tenemos suerte de encontrarlo en su casa, ya casi nunca está ahí...

-Imposible -negó Stan sin creerlo, y es que cuando él se marchó, Kenny se postulaba como uno de los chicos más mujeriego de la escuela.

Cuando estacionó fuera de la casa del rubio pudo notar los nervios crecientes en el cuerpo de Kyle, lo vio enfundarse en su chaqueta y quedarse de pie a un lado de la puerta del copiloto una vez que se bajó del auto.

Él avanzó por la entrada y se giró para ver a su amigo pelirrojo.

Ya no estaba nevando pero hacía un frío que seguía calándole los huesos.

-Vamos, entremos pronto -lo llamó.

El muchacho de más atrás asintió lentamente mientras comenzaba a avanzar. Stan frunció el ceño.

Qué diablos, si su instinto no le fallaba, podía jurar que su amigo de la infancia no quería avanzar a la casa del rubio. ¿Por qué estaba tan nervioso de ver a Kenny?

Golpeó la puerta un par de veces.

Carol McCormick fue quien le abrió. Al igual que Sheila, la mujer lo abrazó con fuerzas diciéndolo lo mucho que había crecido y comentando sobre el ligero bronceado en su piel.

Ante los gritos de su mamá Kenny apareció pronto desde el fondo del pasillo.

Sin embargo y al igual que con Kyle, su otro amigo desde el pre-escolar se congeló en su puesto mirándolo desde el inicio del largo corredor que daba hacia las piezas.

Sus ojos celestes lo miraban sorprendido, como si estuviese viendo a algún tipo de espectro espeluznante.

-Hola, amigo -saludó Stan con una sonrisa cuando la mamá del rubio lo soltó-, volví -anunció lo obvio dando una paso hacia él.

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