Prólogo

29 8 2
                                    

Hace un tiempo le di el poder de destruirme... bueno, en realidad no se lo di, el me lo arrebato como  todo lo demás; a partir de ahí me hure nunca ceder ese poder a alguien ni  por equivocación.

Hoy me encuentro en esa misma situación, aunque sé que lograré salir de esto, nuevamente. Con o sin ayuda yo lograre conseguir lo que se me ha sido arrebatado.

A pesar de mis negaciones de que esto sea real sé que el hecho de estar en una habitación a su completa merced esperando que el dictamine que debo hacer para complacerle me confirma cualquier duda de que esto sea una pesadilla.

Ahora solo tengo que averiguar cómo  salir de esto. Ya le quite el poder que me arrebato una vez, ahora no debería ser tan complicado, ¿Cierto?

Espero que no lo sea.

Aun me quedan razones para no estar a su total merced.

Somos viejos enemigos, nos hemos visto el rostro, también todas y cada una de nuestras caretas. El único punto a favor es que sé que él nunca cambia sus mañas, ¿pero yo? Yo cambie todo.

Ya no tiene ningún lugar por donde atacar.

Le quite el  poder que poseía sobre mí, pero el no hizo lo mismo  conmigo. Su obsesión nunca se lo permitiría.

El me dio las claves para ser lo  que soy. A pesar de todo le agradezco, por convertirme en lo  que soy hoy en día y mostrarme todo lo que se.

Me destruyo, pero me hizo encontrar el camino a la reconstrucción.

Es un hijo de perra, pero puedo decir que le debo casi todo lo que soy, tal vez esta es la oportunidad de hacer que me vea como su igual y no como su perra.

Dulce Venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora