Capítulo 2

22 8 3
                                    

01 Agosto de 2019. Portland, Oregón.

Kali Willow

Las responsabilidades siempre te perseguirán y será tu fiel pesadilla, claro que sí. Me encantaría poder tener un horario como todos los seres humanos normales: dormir de noche, cumplir con la vida de adulto de día.

Pero no, a la señorita se le tenía que ocurrir que era una buena idea tener un club nocturno para así vivir de noche y dormir de día. De verdad que a veces soy una eminencia y no de las positivas.

Es que luego de dirigir un club quedas tan cansada que es casi imposible poder levantarse. Solo el hecho de moverse y no parecer un muerdo en tu cama es un esfuerzo estratosférico. Andar de un lado al otro causa que cuando llegues a dormir quedes casi en un coma.

Necesito hacerme cargo de un club nocturno y salir adelante. Al menos puedo disfrutar de todo aquello en el proceso. Aun así quiero seguir durmiendo porque de verdad es que me siento como si me hubiesen golpeado en lugares inimaginables.

Luego de un arduo trabajo y minutos de frases motivacionales que no sirven para un carajo logro espabilarme y levantarme de manera apresurada. Me conozco y si no lo hago así volveré a dormirme y ya se está haciendo tarde para la apertura.

Se supone que esta noche habrá una especie de inauguración del club. Aunque lleva ya varios meses funcionando hoy se le dará la bienvenida a la organización criminal que tiene esta ciudad en sus manos se hacen llamar los renegados malditos y según las malas lenguas de los alrededores cobran cuotas estúpidamente absurdas.

Cuentan que no te querrás ver con ellos y que a pesar de que solo dos de los tres cabecillas principales han presentado su rostro de manera oficial todos son igual de peligrosos. Que la persona que los ve a los cinco juntos nunca podrá contarlo.

En realidad todo esto parece uno de esos cuentos urbanos que les cuentan a los niños para que sean buenos y vayan a dormir temprano.

Cuando completo todas las tareas pendientes y tengo todo organizado me visto y preparo para salir tomando las llaves de mi auto. Es el más viejo y destartalado que poseo, pero tiene un gran valor sentimental para mí. Es especial en formas inimaginables.

Cuando ya estoy en el club atravieso las majestuosas escaleras –me enamore de este lugar por su hermosa estructura, cuando lo vi supe que era el indicado- veo la fuente con la forma del curvilíneo cuerpo de alguna chica chica de la edad moderna, los cuadros colocados alrededor de los pasillos. No podría haber encontrado un mejor lugar para proyectar mis ideas.

Tiene un hermoso túnel con distintos colores neón en forma de entrada hacia el área de striptease.

Este lugar es increíble.

Aquí hay espacios para todo, sin importar tus preferencias sexuales o los fetiches con los que cargues. Nunca seremos quien para juzgar, solo te apoyaremos en tus rarezas.

Siendo sincera mi lado favorito es el área de poledance, tal vez sea porque siempre tuve una pequeña inclinación por el baile, no hay nada que ame más que ello. Bueno, Coco, mi auto y este club van primero. Son mis bebés.

Pero es que el sentimiento de estar sobre un escenario mostrando tu alma con hermosos movimientos coreografiados es majestuoso.

Enciendo las luces, organizo sillas y mesas, enciendo música. Aunque esto podrían hacerlo los de limpieza pues es su trabajo y para eso se les paga, yo prefiero organizar algunas cosas de vez en cuando. Hay ocasiones en las que limpiar me ayuda a hacer una especie de lista de cosas pendientes en mi cabeza.

Me ayuda a mantener todo dentro de mi cabeza en orden.

Aunque siempre habrá pequeños detalles que pasaré por alto, me gusta que sea la menor cantidad de cosas posibles. Conmigo las cosas salen perfectas o no funcionan para nada. Sin un punto intermedio. Porque como dicen por ahí: un pequeño detalle puede causar la destrucción del mejor plan del mundo.

Dulce Venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora