...Ahora ya no

27 1 0
                                    

FLASHBACK

No podía. Por más que lo intentaba no podía soltar la mano de mi madre mientras caminábamos hacia las puertas de la Academia Van-Helsing para Entes Paranormales, mi nueva escuela desde ahora. Estoy hecha un manojo de nervios, y he tenido que atar mis gafas de sol especiales por detrás de mi cabeza para que no se me resbalen y se revele lo que soy...

Debo aceptarlo. Toda mi vida he sido objeto de burla y del abuso de la gente ignorante, tales fueron los motivos por los que he cambiado tanto de escuela. Incluso mi papá, quien tiene tres ojos se la ha visto difícil en sus trabajos tan cambiantes, pero aun así me anima y no deja que me sienta mal. Mi madre es igual aunque ella es una persona común, o como papá le dice a veces una "mortal". Me han dicho que algún día entenderé su historia, donde me enteraré cómo fue que se conocieron y se casaron a pesar de tanta diferencia entre ellos, aunque en lo personal creo que si me lo contaran ahora tal vez podría sobrellevar mejor el que la gente nos mire por la calle y murmure a nuestro paso. Es lo que he tenido que mentalizar antes de llegar a las puertas de este colegio, aunque su nombre me da un poquito de esperanza...

— ¡OUCH! — escucho de pronto a mi espalda.

Me había detenido junto con mis padres ante la puerta para armarme de valor, cuando de pronto sentí que algo o alguien chocaba conmigo y rebotaba hacia atrás. Soy naturalmente corpulenta y bastante fuerte, otra de las cosas por las que me molestan siempre.

— Huy, perdón — digo al girarme a ayudar —. Lo siento, no vi que venía alguien detrás...

Cuando veo a quien me chocó no lo podía creer. Allí en el piso estaba nada menos que una chica muy bonita, que hubiese pasado por una más de no ser porque su piel estaba cubierta por completo de pelo marrón dorado, muy brillante y al parecer cuidado con algún producto fino para estos casos. Cuando le tiendo la mano para ayudarla a levantarse me mira con un gesto de molestia, y ahí veo que tiene la nariz ennegrecida como la de los perritos, brillando en medio de su cara cubierta por el mismo pelaje. Pero cuando me habla y veo entre su dentadura varios y blancos colmillos caninos no me queda duda; estoy ante una chica lobo.

— Auch, por San Canino niña, ¿acaso desayunaste ladrillos? — me dice sin avergonzarse, mientras mis padres salen de su asombro y mi mamá reacciona primero.

— U-usted perdone señorita — le dice educadamente, luego me habla a mí —. Vamos Polly, no te quedes ahí y ayúdala a levantarse.

Obedezco asintiendo, pero cuando le tomo la mano peluda siento que sus uñas parecidas a garras de animal se me entierran en el dorso, y por reacción cierro mi mano sobre la de ella tan fuerte que de pronto me parece que estuviera amasando masilla. La lobita no grita pero hace una mueca de dolor bastante graciosa.

— A-ay, lo siento de nuevo — atino a decirle —. E-es que n-no mido m-mi fuerza cu-cuando tengo n-nervios...

— ¡Aayy sí, ya lo noté! — me dice halando su propia mano — ¡Y ya me levanté, ya suéltame niña "Popeye"!

— Huy, perdón. E-esto... Yo soy Polly, no "Popeye". De-déjame ver tu m-mano, quizá pueda...

— ¡Eh, nonononooo! — exagera la lobita retirando la mano — ¡Ya está bien, mira cómo se mueve tan normal como siempre! Caray, no sé de dónde rayos sacaste tanta fuer...

Mientras habla por hábito me retiro las gafas oscuras para verla mejor, y ella me mira de arriba abajo poniendo cara de "aahh, ya veo".

— Heeyy querida — me dijo la lobita cambiando el tono de voz —, parece que estás por entrar en nuestra "amada" escuela ¿verdad? Entonces no sé ¿no te gustaría comenzar con el pie derecho, quizá volviéndote la mejor amiga de la mejor estudiante de...?

Eneamigas 8: La vecina de PollyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora