EPÍLOGO

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"Winnifred Gales:

Quería empezar como empiezan las cartas normales; quizás un saludo y una leve presentación, pero ahora mismo, siento que todo eso es en vano.

Tú sabes quien soy, y si lees esto, es porque al menos has querido hacerlo por tu cuenta, y tan solo eso ya me pone muy feliz.

No sabía que regalarte; ¿Qué cosa darle a la chica más original y única que he conocido en mi vida? Exacto, cualquier cosa se quedaría pequeña a tu lado.

Por eso, lo único que puedo ofrecerte, es este collar en forma de llave. Sé que, probablemente, no es el regalo que esperas, pero al menos, ahora sabrás que tienes la llave de mi corazón entre tus manos.

Sí, tú eres la única que la tiene, y tú eres la única que puede decidir que hacer con ella.

Por mi parte, esperaré todo lo que sea necesario, conciente y confiado, de que aquella llave está en buenas manos.

Hoy me siento el hombre más feliz del planeta al saber que he podido decirte lo que siento.

No te olvides de esto, mi bella Winnie: Tú y solo tú tienes la llave de mi corazón.

Úsala como tú desees.

Con amor, Jack Weston.

Winnie sonrió al releer la carta y la guardó en el interior de un cajón de su ropero. Se abrochó el collar con el dije de llave y se acomodó el cabello con una mano.

Todo estaba listo.

—¡Winnie, linda! ¡Ya llegaron por ti!

La joven tomó su maleta muy emocionada, y bajó con una gran sonrisa a la planta baja. Ahí, en el interior de la sala, con un nuevo corte de cabello y la mirada llena de brillo, Jack Weston esperaba por ella muy emocionado.

—Hola, bonita.—la saludó corriendo hacia ella para cargar su maleta.—El auto está listo.

—Hola. Vamos, estoy preparada.—respondió ella muy sonriente. Se despidió de su madre y subieron al auto, rumbo a Merrel.

La boda de Amelie e Isaac se llevaría a cabo en un lugar privado, cercano al bosque. Winnie Gales había sido invitada, y ella, muy emocionada, se había ofrecido ayudar con la música por un rato.

Jack se encontraba muy feliz, manejando al lado de la joven. Si bien no iban como novios, algo en él le aseguraba que iban por aquel camino.

...

—Es una pena que no puedas bailar con tu novia porque está cantando allá arriba.

Jack levantó la vista hacia el estrado y sonrió como un tonto cuando observó a Winnie cantar como un ángel.

—Está haciendo lo que le gusta, Amanda. Ya tendré tiempo de bailar con ella.

—Jaaaa, no negaste que sea tu novia.

—No lo somos, pero hoy se lo pediré.—aseguró el joven con una sonrisita de victoria.

—Creo que tendrás suerte esta vez.—comentó la rubia.—El amor está inundando el aire.

Ambos miraron en dirección a la pareja de recien casados. Isaac abrazaba a Amelie por la cintura con una gran sonrisa dibujada en el rostro; bailaban una lenta balada muy enamorados y de vez en cuando, él depositaba un corto besos en los labios de ella.

¿Tendría Jack Weston, alguna vez, algo parecido a eso?

Volvió a fijar la vista en Winnie, quien, al notar su mirada sobre ella, le devolvió una sonrisa de complicidad.

—Ella será mi novia hoy.—afirmó en un susurro a Amanda.

—Bien ahí, "rulitos". Seré la única soltera del grupo.—respondió y caminó hacia la barra para pedir un trago.

...

—¿El ramillete no debió lanzarse antes?

—Es mi boda, Jack. Yo decido cuando lanzarlo. Ahora fórmate; te lo lanzaré a ti.

—Eso es trampa, Ame.

—Me da igual.

Jack soltó una carcajada y se dirigió al grupo de varones un tanto nervioso.

Winnie Gales había pasado por ahí en la ronda anterior pero no había agarrado el ramillete, en su lugar, era Amanda quien lo había hecho. Volvió a reír al recordar la expresión de su amiga. Ni siquiera tenía novio ¿Podría casarse con su gato?

—Tres, dos, uno...

Y listo. Tal cual lo planeado; Jack Weston, sin hacer mucho esfuerzo, recibió el ramillete entre las manos, muy sonrojado.

—Buena puntería, Ame.—se quejó entre dientes, y no sin antes recibir mucho bullicio por parte de los invitados, se dirigió a un extremo del local aún nervioso.

—Así que tú eres el siguiente...—La voz de una bella Winnie Gales se hizo presente a su lado.

Se encontraban rodeados de muchos arreglos florales, un tanto alejados de los invitados. Las luces, blancas y amarillas, adornaban la noche de forma muy romántica.

—Así parece, y lo haría...salvo por un detalle.

—La novia.—concluyó Winnie, como leyendo sus pensamientos.

El joven asintió en silencio, armándose de valor para hablar sobre ese tema.

—Winnie Gales. No... más formal.—se corrigió el mismo.—Señorita Gales, quería saber si...no sé...si quizás...

—Jack.—habló ella soltando una leve carcajada y se acercó hacia en el un simple movimiento.—Sí quiero.—confesó, y observó como un notorio brillo en los ojos de Jack, se hacía presente.

El joven no lo dudó mas. La envolvió entre sus brazos con una gran sonrisa, y no sin antes admirar su notoria belleza, acercó sus labios a los de ella en un largo beso.

Ella no dudó en corresponderlo; finalmente, después de mucho tiempo, el momento había llegado para ambos.

—¡Que viva el amor!—gritó Isaac a la distancia, al obsevar el romántico momento de la pareja.

—¡Que viva!—gritaron el resto de invitados al percatarse de la escena.

Se apartaron un tanto sonrojados y rieron como tontos. A ninguno de los dos les importó el momento vergonzoso. Jack Weston la volvió a besar con mucha ternura, recibiendo aplausos y pitillos del resto de invitados.

La pregunta inicial de esta historia era la siguiente:

¿Podrá Jack Weston resistirse a los múltiples encantos de la señorita Gales?

Conocemos la respuesta. No pudo, y aquella debilidad, lo convirtió en el hombre más feliz del planeta.

Señorita Gales © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora