Capítulo 8. Al mal tiempo buena cara

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[LIAM]

Tras dejar la conversación con Stephanie salgo del cocheestacionado en el aparcamiento del hospital y le mandé un mensaje aZayn al móvil que consiguió poner a cargar para que saliese en mibúsqueda, si tenía que ir yo solo a dónde se escontraba podríaenvejecer en el intento.

-Hola Liam, menos mal que estás aquí.

-Tranquilo, tío. - Lo abrazo.

-Gracias por venir - Me dice en un tono cansado.

-No me las des... eres mi amigo, yo voy a estar aquí apoyándoteen los malos momentos igual que en los buenos, lo sabes.

-Pero gracias por venir. No quiero quedarme solo.

-Me voy a quedar todo lo que quieras...

-Bueno, necesito hablar de otra cosa, sino me volveré loco, ¿quéhas hecho hoy?

-Pues hoy poco, Niall y yo nos quedamos hasta tarde en casa deHarry y ahora en cuanto me he levantado he sacado de paseo a Woody,me he duchado y he venido. Bueno, antes de entrar he hablado con miamiga Stephanie, pero está liada estudiando para un examen dequímica así que no hemos podido hablar mucho.

-¿Quién es esa Stephanie? ¿Y porque sonríes tanto cuandohablas de ella?

-Es una chica que conocí hace casi nada, a la que estoy ayudandocon un temita. Se meten con ella en clase por su físico y esascosas. Dramas de instituto, ya me entiendes.

-Me alegro por que la estés ayudando. Si nos ayudásemos más envez de dejar de mirar cada uno para su ombligo la sociedad iríamejor.

-Y que lo digas, hermano.

-Cuando Perrie se ponga bien te echaré una mano, incluso me puedevenir bien hacerlo mientras tanto. Al menos me ayudará a despejarme.

-Zayn, ya verás como queda en un susto, no te sigas mortificandopor qué pasara.

-Eso intento, pero ahora mismo solo quiero patearle la cara al delcamión, aunque ya se la ha pateado él solo.

-¿Qué ha pasado con él?

-Me he enterado que murió. Al intentar evitar el choque el camiónacabó saltando los quitamiedos y llevaba mercancía inflamable oalgo así. Al hospital llegó con vida pero murió aquí. Tenía a lamujer y a la hija sentadas a mi lado en la sala de espera, de hecho.La mujer estaba muy afectada, incluso se disculpó conmigo cuando seenteró que en la sangre del marido habían encontrado muestras deque había estado bebiendo alcohol.

-¿A ti?

-Sí, sabía que estaba allí por ese mismo accidente. Menos malque eso no perjudicó más a Perrie...

-Bueno, piensa en que está viva, y punto. Antes o despuésdespertará y se pondrá bien. Llora tranquilo – Abrazo a mi amigoy dejo que se desahogue.

-De nuevo, gracias, colega.

-Para esto están los amigos.

-Tú eres más que eso, eres como mi hermano.

-Pues como tu hermano no quiero que estés mal. ¿Vale, hermanomayor? - Le respondo

-Vale, hermanito - Sonríe levemente - ¿Ves? han hecho quesonría.

-Me alegro. - Respondo frotándole el brazo. – Venga, vamos aquitarnos del medio, en la sala de espera al menos podremos sentarnosy comer algo, te he traido algo para comer, seguro que ni siquieracenaste ayer.

-Pues no...

-¿Y los padres de Perrie van a venir? - Pregunto.

-¿Esa gente? les he llamado y no me cogen el teléfono.

-"Esa gente" son tus suegro, Zayn.

-Ya, pero ellos no me tienen ni un mínimo de respeto. Medesprecian por ser de otra raza y no quieren que esté con su hija. Yahora que está mal Perrie ni me cogen el teléfono. ¿Ves éstonormal?

-¿Los llamo yo? Deben saberlo, Zayn.

-Sí, llámalos tú, a ver si a ti sí te lo cogen. - Dice con untono de rendición - Espero que mi hermana no les este dando mucho lalata a Louis y a Eleonor. - Dice cambiando de tema para calmarse unpoco.

-Tu hermana es mayor, sabe comportarse. Además Lou la quieremucho.

-Sí, y mientras no esté con Harry podré estar más tranquilo.

-Zayn, te pasas con él. Harry sabe donde están los límites.

-Él puede que sí, pero mi hermana no. Tiene una ya no tan ligeraobsesión con Harry que ya está empezando a ser preocupante. Estoyseguro que si está a solas con Harry durante mucho tiempo intentaríacamelárselo y sabemos como es Harry, que no muestra mucharesistencia. Y no me vengas con la edad porque a él le importa bienpoco la edad, mira Caroline.

-Sí Caroline le doblaba la edad, tu hermana es más pequeña queél, no es la misma situación. Y tú bien dices que tu hermana estáobsesionada. Mientras esté en Londres sabes que va a hacer lo quesea para conseguir verlo. Tienes que confiar en Harry, no quiere nadacon tu hermana.

-Si de quien no me fío es de mi hermana. Puede ser muypersistente si se lo propone. Pero por eso le he dicho a Lou que lacontrole.

-Pero tampoco puede tenerla encerrada en casa. Reconoce que teestás pasando. Tampoco es tan malo que intente ligar con Harry.Cuando era pequeño y me encaprichaba con algo a veces me lo daban yme desilusinaba en ese momento.

Confiaré en ella... Qué rápido ha crecido, hemos crecido,parece que fue ayer cuando nos conocimos. Parezco un abuelo diciendoeso.

-¡Abuelo Zayn! ¡Cuéntame un cuento! – Digo sentándome en suspiernas, que la verdad no sé como me aguanta ya que peso bastantemás que él.

-¿Qué cuento quieres que te cuente? - Dice poniendo voz deabuelo.

-El que le contaste el otro día a la pequeña Lux. – Hacememoria, se aclara la garganta y comienza a contar el cuento.

-Este cuento es un cuento árabe que me contaba mi abuelo... –Sonríe al recordar a su abuelo

-Sí, ¡Mira! Te hice sacar una sonrisa.

-Es verdad, no me había dado cuenta jeje.

-Si no estuviera yo seguro que te estarías amargado aquí solo.

-Pues sí... -ríe levemente - si hasta me has hecho reir. Aunquela situación no es la más indicada.

-Siempre. Al mal tiempo buena cara.

-Sí, además, creo que a Perrie no le haría nada de gracia vermemal y llorando.

-Pues claro que no. Es Perrie, para ella siempre hay que estarfeliz.

-Me la imagino riñéndome, diciendo que eso no lo tengo quehacer. Estar triste, me refiero.

-Riñéndote como lo voy a hacer yo como no sonrías. Porque pormuchos problemas que podamos tener nosotros siempre SIEMPRE habráalguien con más problemas y con problemas más graves, y aún así,muchos de ellos sonríen. ¿Por qué no vamos a hacerlo nosotros?¿Nuestro problema ahora es que Perrie está ahí metida, no? No tepreocupes que antes o después eso se va a arreglar, está en muybuenas manos; pero ¿y la cantidad de niños que hay en África quese mueren con un simple catarro? Y lo más grave es que saben quecorren ese peligro, unos niños que apenas tienen para comer, que notienen nada... ¿y tú recuerdas cuando fuímos a Ghanna? Todosriendo y jugando, con nosotros, como si fuesen los niños másafortunados del mundo... – Digo para intentar animarlo.

-Eso no puedo rebatirlo.

Esas pequeñas cosas. StrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora