Harry Potter and The Shadowed Light

Capitulo 1: Los Lazos Que Nos Mantienen

Grimmauld Place, 4 de junio de 1998

Harry dejó escapar un suave gemido cuando se puso de pie, su cuerpo se estiró de una manera que hizo que su espalda estallara y crujiera de alivio después de estar sentado durante tanto tiempo en la misma posición. El libro que había estado leyendo, Magias y Vínculos del Alma: Los Rituales Perdidos, no había tenido las respuestas que buscaba y estaba casi a punto de perder la esperanza de encontrar alguna respuesta.

Actualmente residía en la recién restaurada Grimmauld Place, más concretamente en la famosa, o más bien infame, biblioteca de la familia Black. Cuando había regresado a la casa por primera vez días después de la batalla, Harry se sorprendió al ver que los daños causados por la guerra no eran tan excesivos como había imaginado. Claro que había sido saqueada, pero la mayoría de los muebles se podían recuperar con unos cuantos encantos de limpieza y reparación y, con la ayuda de Kreacher, la casa pronto fue habitable. Por suerte, la biblioteca y algunas otras habitaciones se habían salvado por completo gracias a la paranoia previa de la familia Black: ciertas habitaciones requerían sangre negra para abrirse y permitir la entrada.

Resignado a no encontrar lo que buscaba esta noche, Harry se dirigió a la cocina. Kreacher apareció en cuanto llegó a su objetivo.

"¿Qué puede hacer Kreacher por el gran Maestro Harry?" Preguntó el elfo.

Exhausto, Harry se sentó. "¿Puedes calentarme lo que haya quedado? Ah, y una taza de té, por favor".

Harry pronto se encontró sonriendo suavemente mientras Kreacher murmuraba para sí mismo acerca de los grandes maestros y los poderosos magos que eran demasiado tercos. Harry se rió en voz baja y esperó la comida; sabía que Kreacher le habría preparado una comida antes, ya que el elfo había reconocido el hábito de Harry de olvidarse de cuidar de sí mismo y se había encargado de asegurarse de que su "Gran Maestro" estuviera bien atendido. Cuando la comida apareció momentos después, Harry pensó en lo que le había llevado hasta aquí.

Desde la batalla final, cuando por fin había cumplido su destino y aquella maldita profecía, Harry se había sentido vacío y desprovisto, como si su vida hubiera perdido el sentido. Al principio lo atribuyó a la culpa del superviviente, aunque técnicamente hubiera muerto. Sin embargo, el sentimiento seguía ahí, siempre presente, creciendo sutilmente como un cáncer en su mente.

En los días que siguieron a la batalla, a Harry le había costado conectar con la gente que le rodeaba. Los pocos miembros de la Orden que quedaban estaban allí, haciéndole una pregunta tras otra, observándole, queriendo saber cómo lo había hecho, y el público estaba igual. Todos querían entrevistas con el recién nombrado salvador, el Héroe de la Luz. Incluso Ron y Hermione le habían interrogado con algo parecido a la sospecha después de la batalla.

Hogwarts, 2 de mayo de 1998

"¿Seguro que estás bien, amigo?" preguntó Ron, mirando fijamente a Harry.

"Estoy bien, Ron", aseguró Harry con firmeza, cansado de las preguntas y con ganas de irse a dormir, mientras miraba con ojos tristes la destrucción y la carnicería. "Tal vez deberías ir a estar con tu familia", sugirió suavemente, viendo a los restantes Weasley acurrucados en su dolor en un rincón lejano.

Durante esto Ron y Hermione intercambiaron una mirada que pasó desapercibida para Harry. "¿Saben que se les considera familia, verdad?" preguntó Ron. "Sobre todo ahora".

Harry asintió distraídamente. "Sí, lo sé", convino, pensando en todo lo que la familia había hecho por él. Lo habían acogido, alimentado y alojado en verano; lo habían querido como si fuera suyo.

"Y no te olvides de ti y de Ginny", añadió Hermione, mirando fijamente al chico salvador.

Harry frunció un poco el ceño ante esto, pensando en su ex novia. Simplemente ya no sentía la conexión, el nerviosismo excitado en su estómago cuando pensaba en la ardiente pelirroja. "¿Ginny y yo? Sabes que hemos roto", dijo.