Harry Potter and The Shadowed Light

Capítulo 2: Potencial Desbloqueado

Anteriormente.

Los cánticos llenaron el aire y Harry se encontró a la deriva mientras el sonido extrañamente musical lo atravesaba. Sin embargo, de repente, Harry sintió una sacudida en su mente. La sensación le recordó a cuando Snape había intentado enseñarle Oclumancia; era desagradable pero no insoportable. Esta sensación continuó antes de crecer, la sensación de 100 abejas se apoderó de su mente y a Harry pronto le resultó imposible pensar. Finalmente la sensación pasó y el canto pareció apagarse antes de volver a empezar. Harry, todavía incapaz de concentrarse, pronto sintió que la piel empezaba a estirarse y que los huesos le rechinaban. Apretando los dientes contra el dolor, Harry trató de respirar mientras su cara se movía. Le empezó a doler hasta el pelo y sintió como si cada célula de su cuerpo se contrajera y rompiera de repente. Finalmente dejó escapar un grito, Harry sintió que su espalda se arqueaba y volvía a conectar con la mesa con dureza. A lo largo de todo esto, los cánticos no cesaron, si acaso parecieron fortalecerse. Harry, incapaz de pensar en otra cosa que no fuera el dolor que seguía, sintió como si su sangre se hubiera convertido en ácido. Cuando finalmente perdió el conocimiento, acogió con gusto la oscuridad que lo envolvía.

Al despertarse, Harry se sintió más ligero, como si hubiera llevado una pesada carga toda su vida y nunca se hubiera dado cuenta. Abriendo los ojos, Harry observó su entorno: ya no estaba en la cámara de curación, sino en lo que parecía ser un dormitorio. Las paredes de la caverna estaban iluminadas por antorchas y una chimenea en la esquina hacía que la habitación, naturalmente oscura, se iluminara.

"Bienvenido de nuevo, joven mago", dijo una voz que Harry reconoció como la sanadora Maeve, sobresaltándolo.

"¿Cuánto tiempo he estado fuera?" preguntó Harry, con la garganta en carne viva y la voz ronca.

"Sólo cuatro horas", respondió el duende, acercándose a Harry. "Me sorprende verte despierto para ser sincero, eres mucho más fuerte de lo que crees".

Harry se encontró asintiendo ligeramente mientras se sentaba lentamente en la cama. Pasando las manos por su pelo hasta los hombros, Harry se sobresaltó después de que su cerebro procesara repentinamente esta nueva información.

Maeve observó al mago con ligero humor cuando pareció despertarse de golpe y darse cuenta de sus cambios físicos. También notó que necesitaba un calmante para la garganta.

"¿Quieres un espejo?", preguntó, mientras revisaba sus provisiones en busca de la poción adecuada.

Harry asintió mudo, tomando el espejo conjurado cuando apareció. Al mirar su reflejo, se sorprendió; los cambios al mirarlos individualmente no eran tan grandes, pero en conjunto... Lo hacían ver completamente diferente. Ya no era un clon de James Potter; claro que se notaba que estaban emparentados, pero ya no era un hecho abrumador como antes.

Sus ojos verde esmeralda seguían siendo un rasgo destacado, pero habían perdido su forma circular y ahora eran más almendrados. Su nariz era más pequeña, más delicada, y sus labios parecían haberse rellenado. La línea de la mandíbula había perdido parte de su contorno y sus pómulos eran más pronunciados. Lo más drástico era la desaparición del famoso pelo Potter. En lugar de una melena salvaje, su cabello negro caía hasta los hombros en forma de ondas, todavía ligeramente salvaje pero no ingobernable. Parecía ligeramente femenino, pensó ociosamente mientras trazaba sus rasgos con la mano, antes de darse cuenta de repente de que podía ver sin las gafas.

Al dejar el espejo después de unos minutos de mirarlo, Harry se dio cuenta de que la sanadora Maeve se había acercado a él, con una poción en la mano. Receloso por todo lo que le habían hecho pasar, Harry se planteó si realmente la necesitaría, pero decidió confiar en la duende que le había curado.