Capitulo3: Secuestrados.

281 20 0
                                    

Capitulo3: Secuestrados.




-Por favor… No nos hagas daño… ¡Tengo un bebé en brazos! ¡Por favor!

-¿Y por eso tendrás preferencias, Maggie? Está Judith, está ________, está Chandler… Todos son iguales, y no hay nada que me enfurezca más que unos se crean mejor que otros. Ahora cierren la boca, que vamos a entrar.

-Escúchame hijo de puta, si llegas…

Rió – ¿Qué harás, Chandler? ¿Eres consciente que a nuestro alrededor hay 30 personas con armas? Llegas a golpearme o a dispararme… En cuestión de segundos estarán muertos – Sonrió – Asique, si sabes lo que te conviene, no harás nada. 

El pánico rápidamente nos invadió a todos. Eugene y Chandler, que estaban listos para atacarle, bajaron las armas y quedaron inmóviles, incapaces de hacer nada. A nuestro alrededor ya habían hombres con lanzas y armas, que seguramente, si nos resistíamos a Jesús… Nos matarían al instante.

-Chandly… Tengo miedo...

Judith comenzó a llorar y se refugió rápidamente en los brazos de Chandler. Yo, trece años mayor que ella, hice lo mismo. Estaba aterrorizada, todos lo estábamos. Maggie se apegaba a su bebé, Clarisse, Tara y Mica se apegaban a Eugene, Judith y yo con Chandler. Estábamos shockeados, no podíamos creer lo tontos que habíamos sido al confiar en él. Chandler tenía razón… ¡Estábamos equivocados, fuimos unos estúpidos!
Ahora, en cuestión de minutos… Estaríamos dentro de un posible calvario, del que sería imposible salir.

-¡Jimmy, Edward! ¡Soy Jesús, abran la puerta! – Gritó.

-¡Amigos, Jesús ha vuelto! ¡Abran la puerta! – Avisó uno.

-Mira… Escúchame, sé que tuvimos un mal comienzo… Pero hay niños aquí, hay vidas… No puedes hacernos esto – Le dijo Chandler.

-Por favor… Nosotros no te hicimos nada, Jesús… Si quieres te damos nuestras provisiones, armas… Pero déjanos salir, por favor – Suplicó Maggie.

-¡Por favor, déjanos salir de aquí! ¡No nos hagas nada! ¡Por favor!

A pesar de todas nuestras súplicas, él hacía oído sordo. No contestó en ningún momento, y apenas le abrieron el portón, entró lentamente con el auto.
Una vez adentro, toda la gente que se hallaba allí nos miraban sorprendidos.

-Volveré en un segundo – Nos dijo – No intenten nada. 

Jesús bajó del auto y antes de salir, se aseguro de cerrar bien las puertas, dejándonos sin salida alguna.
Se acercó hacia un par de hombres, quienes lo saludaron amigablemente. Comenzaron a hablar en voz baja, y comenzaron a mirarnos. Al parecer, Jesús le dio indicaciones… Y al poco tiempo, se acercaron a nosotros.

-Bajen ahora.

-Por favor Jesús, no nos hagas esto… Por favor…

-Amigo… Te lo suplico, no…

-¡Bajen, maldita sea!

Aún más asustados por el grito que había pegado y por sus hombres, bajamos uno por uno del auto. Había un hombre por cada uno de nosotros, bastantes robustos eran, por lo que no nos convenía resistirnos.
Nos tomaron de ambas muñecas y pusieron nuestras manos atrás.

-Muchachos… Llévense a los más pequeños.

-Oh no no no… ¡JUDITH NO! ¡POR FAVOR!

-¡NO! ¡SUELTENLO! ¡STEVEN! ¡POR FAVOR, NO LO LASTIMEN!

-¡JUDY!

-¡MAMI, TENGO MIEDO!

-¡JUDITH! ¡BASTA POR FAVOR!

-¡CHANDLY AYÚDAME! ¡AYÚDAME CHANDLY TENGO MIEDO!

-¡POR FAVOR, BASTA!

Nuestro corazón se destrozaba al ver a Judith luchar inútilmente contra los hombres, buscando escapar de ellos. Maggie y todos comenzamos a llorar y a suplicar a gritos, viendo como se los llevaban. Tanto Judy como Steven lloraban, asustados, sin saber lo que pasaba.

-… Cúbranles los rostros con las bolsas.

-¿Qué? ¡No! ¡Basta!

-¡Esperen por favor!

Tomaron unas bolsas bastante gruesas y cubrieron toda nuestra cabeza con ellas. Nos llevaban a ciegas a algún lugar, y a nosotros no nos quedaba más que caminar. Todos estábamos muertos de miedo, llorando y suplicando que nos suelten, pero nadie hacía nada.

-¿Dónde nos…?

-Cállate y camina.

Seguimos caminando en silencio, sin saber a dónde nos llevaban. Esperando lo peor para nuestras vidas… O para lo que quedaban de ellas. En aquel eterno camino comencé a recordar… A mi madre, mi hermano, mi tía… Mi padre, Carol, Sasha, a todos… Todos los que habían luchado por mí, ayudándome a sobrevivir… Para que este sea mi final. ¿Así terminaba todo? ¿Asesinada a manos de desconocidos? Todo era tan injusto… Y simplemente no quería, no quería morir. El mundo se había vuelto una mierda, sin razón alguna… Pero tenía a Chandler, a Judith, y a… Todo lo que estaba ganando, y eso me daban motivos para seguir viviendo.
A pesar de todo, no quería morir.

-Aquí está bien… Traigan a los tipos.

-¿Tipos? Oh Dios… ¿Qué…?

-Te dije que te callaras. 

No muy lejos, comenzamos a escuchar varios pasos aproximándose hacia nosotros.

-¡Pueblo de Milltong, reúnanse!

Los susurros y el ruido comenzaron a crecer más y más, solo logrando que nos asustáramos aún peor.
Se escuchaba el hablar de gente, sus pasos, su cercanía… Todo junto. Aún teníamos a los tipos sujetándonos por detrás, impidiéndonos escapar.

-¡Querido pueblo! Ahora, van a presenciar algo grande… Realmente grande. Estuve buscando a esta gente por mucho, y cuando llegué… Recibí bofetadas e insultos… Algo para nada grato. Logré ganar su confianza y traerlos hasta aquí… Ustedes saben cómo actúa Jesús. ¿Quieren que lo haga, o no?

-¡SI, HAZLO!

-¡HAZLO JESÚS!

-¡ES LO QUE SE MERECEN! ¡HAZLO!

Nuestros corazones estaban a punto de explotar, o de salir corriendo por nuestras bocas. Nos encontrábamos temblando, con la adrenalina a flor de piel… Esperando el primer movimiento contra nosotros. No habíamos hecho nada… Y todo un pueblo estaba de acuerdo en lo que parecía nuestra ejecución.
Todo un pueblo, todo un ejército de tipos estaba en contra nuestro… En contra de nosotros siete. 
Estábamos perdidos.

-Chicos… A la cuenta de tres lo harán – Dijo Jesús – Uno…

-Oh mi Dios…

-Dos…

-Por favor, no… Perdónenos… Por favor…

-… Tres.

-¡NO!

-¡AHORA!

Apreté fuerte mis párpados contra ellos, me entumecí entera… Esperando recibir el ataque.
De pronto, sentí un pequeño destello de luz y una fría brisa.
… Nos habían soltado, y quitado las bolsas de la cabeza.
Abrimos lentamente nuestros ojos, viendo una borrosa imagen… Que poco a poco, se fue haciendo más y más clara.

-Oh… Por Dios…

-… Papá…

-Glenn…

-Mi… Michonne…

-Rosita… Gabriel…

-… Lizzie…

-Dave…

Nos quedamos helados al verlos a ellos, a nuestros amigos, a nuestra familia… Parados a tan solo unos pocos metros, observándonos con una amplia sonrisa y con lágrimas en los ojos.

-Por Dios… ¡GLENN!


-¡MAGGIE!

-¡ROSITA! ¡GABRIEL!

-¡EUGENE!

-¡DAVE!

-¡CLARISSE!

-¡LIZZIE!

-¡MICA!

Ninguno tardó en correr y unirse nuevamente con sus seres queridos. Todos lloraban en los brazos del otro, abrazándose fuertemente, expresándose todo lo que se habían extrañado.

-Yo sabía… Sabía que estabas vivo… Lo sabía…

-Mag, esto no volverá a pasarnos nunca… Te amo…

-Oh Rosita… Rosita, Gabriel, es tan bueno verlos…

-Mi gordito – Rió Rosita – Te eh echado mucho de menos…

-Hermano… Me hiciste mucha falta…

-No volverá a pasar, lo prometo… Ya estamos juntos, otra vez, hermanita – Le decía Dave a Clarisse, sin dejar de abrazarla. 

-Creí que te había perdido… Perdón por ser tan cobarde, te prometo que no lo seré nunca más…

-No importa Mica, ahora estamos juntas otra vez… No volveremos a separarnos…

Mientras todos los demás se abrazaban y disfrutaban su momento, con Chandler y Tara nos quedamos quietos en el lugar. Rick y Michonne estaban frente nuestro, a pocos metros… Sin mover un músculo. Tanto sus ojos como los nuestros estaban bañados en lágrimas, tristes y felices a la vez de habernos separado por tanto tiempo, nos extrañábamos… Pero éramos incapaces de movernos.

-… ¿¡Por qué demonios nunca atendiste la radio!? ¡Estuve ocho jodidos meses llamándote! – Le gritó Chandler.

-Yo no la tenía, lo juro… ¡Lo siento! – Contestó Rick.

-¡Eres un estúpido! ¡Te llamaba para ayudarte, porque sabía que me necesitabas! ¡Tú me necesitabas, yo no! ¡Yo soy fuerte, soy un hombre, soy un líder! ¡Tú me necesitabas!

-… Tienes razón… Te necesito.

Los ojos de Chandler estaban llenos de lágrimas… Él quería correr hacia los brazos de Rick, pero por alguna razón, no lo hacía.

-…

-… ¡Eres un hombre, eres un líder! ¡Y estoy orgulloso de tener un hijo así! ¡Estoy orgulloso! Me buscaste… Y lo lograste. Así como yo lo hice contigo y tu madre en Atlanta… Sabías que harías lo mismo conmigo. Sabía que me encontrarías.

-… Papá… 

-… Por favor, ven y dame un abrazo, hijo.

-Oh papá…

Chandler se apartó de mí y corrió hacia los brazos de Rick. Apenas llegaron juntos, se abrazaron fuertemente y, por la mezcla de emociones que llevaban ensima, cayeron al piso. Rick acariciaba y besaba su cabeza, mientras Chandler lo apegaba aún más a él. Se separaron unos pocos centímetros, para verse con los ojos vidriosos. Al instante, se sonrieron y nuevamente, se abrazaron.

-Te necesitaba, papá… Te necesito… Lo siento, lo siento tanto… Juro que volví a buscarte, pero ya no estaban y…

-No digas más, Chandler. Ya estamos juntos otra vez… Y te amo, hijo. Te amo. Siempre serás mi niño… Te amo.

-… Te amo, papá.

Mientras Chandler y Rick se abrazaban, yo me quedé en el lugar, viéndoles. Era una escena muy hermosa, algo demasiado íntimo, y no me correspondía interrumpirlo. Los miraba y… No podía evitar pensar una escena similar con mi padre. Aunque tendría que habérmelo esperado, me destrozó al no ver a mi padre entre todos ellos.

-Supongo que quedamos las dos solas… Es bueno volver a verte, pequeña.

-Lo mismo digo, Michonne.

Me acerqué a ella y nos dimos un corto abrazo. Besó tiernamente mi cabeza, y ambas quedamos al lado de la otra, viendo como todos nuestros compañeros volvían a unirse.

-¡Ey! ¿Crees que no te extrañe? ¡Ven ahora mismo! – Me gritó Rick.

Con los ojos llenos de lágrimas, me acerqué rápidamente hacia él. Se paró para abrazarme, y me alzó por la cintura, haciendo que mis pies no toquen el suelo. Una vez volvimos al piso, Chandler se unió a nuestro abrazo. Al poco tiempo se nos unió Tara y Michonne, creando un cálido momento familiar, que creíamos que nunca se volvería a dar.

-Chandler… ¿Y Judith? 

-Oh Dios… ¡MALDITO HIJO DE PUTA! ¡DÓNDE ESTÁ MI HERMANITA! ¡DON…!

Antes de que Chandler pudiera abalanzarse sobre Jesús, la gente se hizo a un costado, dejando que Judith se acercara hacia nosotros.
Los ojos de Rick se llenaron de lágrimas al verla caminar. Rápidamente, se agachó y le extendió sus brazos, esperando a que ella se le arrimara.

-Ven, Judy… Vamos, acércate a papá…

-Judy, ven… – Le dije.

A los dos metros de distancia, ella dejó de caminar. Quedó observando a Rick, como buscando tener algún vago recuerdo de él. Al poco tiempo, Rick entendió lo que pasaba. Su sonrisa desapareció de su rostro, mostrando una gran tristeza. Ninguno de nosotros nos atrevíamos a decirle de que Judith ya lo había olvidado.

-Judy… ¿No me recuerdas? Soy yo, soy papá… Soy papá…

-… ¿Papá?

-Cariño… 

Judith se acercó lentamente hacia Rick, y comenzó a acariciarle suavemente la cara. Aunque este se moría por tomarla en los brazos, prefirió darle su espacio.

-Tu barba… Me pincha – Dijo ella.

-Sí, sé que te molesta pero…

Sonrió – Eres mi papi.

La sonrisa apareció nuevamente en ambos y se dieron un fuerte abrazo. Chandler, Michonne, Tara y yo no tardamos en abrazarlos también. Al poco tiempo comenzaron a llegar los demás, y en una gran ronda, todos lucíamos felices por volvernos a ver.

-Creo que ya estamos todos – Dijo Glenn.

-… No aún.

-¿Cómo?

-¡Ey, Jack! – Gritó Jesús – ¡Trae el bebé!

-… ¿Bebé? – Preguntó Glenn.

Entre la multitud, salió uno de los guardias con el pequeño Steven en brazos. Fuera de los que ya habíamos convivido con él, todos los demás estaban bastante sorprendidos.

-¿Es tu bebé? – Le preguntó el guardia a Glenn.

-Yo… 

-Tómalo.

El hombre depositó a Steven en los brazos de Glenn. Este lo sostenía cuidadosamente y aún lucía confundido. Maggie se acercó a ellos y los abrazo… Pero aún así, el pobre Glenn seguía confundido. Según lo que Maggie contó, Glenn no se llegó a enterar del embarazo durante su estadía en Virginia. Ella se enteró unas semanas después, llevándonos todos, la gran sorpresa.

-Es… ¿Mi hijo?

Sonrió ella – Así es… Steven, aquí está tu papi. Salúdalo.

Los pequeños ojos del bebé se abrieron y chocaron rápidamente contra los de su padre. Este se emocionó rápidamente, y lo apegó aún más hacia su pecho.

-E… ¿Escucharon eso, amigos? ¡Soy padre! ¡Soy padre! ¡Es mi hijo! ¡Este es mi hijo!

Rió Rick – Es una gran noticia para un nuevo comienzo, ¿No? Felicidades.

-Glenn, Maggie… Este bebé es hermoso – Dijo Rosita.

Sonrió ella – Lo es… Gracias.

-Es muy lindo – Aseguró Lizzie – Me pregunto si Daryl también le pondrá un apodo a él, como lo hizo con Judith…

-¡Lizzie no!

Por más de que trataran de hacerme la tonta, estaba muy segura de lo que había escuchado.
Lizzie había nombrado a mi padre… Y no como un muerto, si no como un vivo.

-… ¿Qué dijiste?

-Tu papá está…

-¡Lizzie cállate! 

-¡NO! ¿Qué mierda pasa? ¡Qué pasa con mi padre! ¡Lizzie!

-Yo… Lo siento mucho, enserio…

-¿Mi padre?... ¿Mi padre está aquí? ¿Rick?

-____________...

-… ¿Dónde está?

-__________ espera…

-¡PAPÁ! 

Comencé a correr hacia todos lados, sin tener un punto fijo para dirigirme. El lugar era inmenso, estaba lleno de gente… Pero nadie sabía decirme bien nada. Llegué a entrar a un par de casas, pero solo había gente desconocida allí. Volví hacia donde estaban los demás, pero nadie quería responderme, por alguna razón.

-¡¿DÓNDE DEMONIOS ESTÁ MI PADRE?! ¡DÓNDE ESTÁ DARYL DIXON!

-________, no podemos…

-¿Daryl Dixon? ¿El gruñón ese? – Dijo un vecino – Ese tipo vive en el camper 34… A mi lado. Es bastante molesto por las noches, ¡No deja dormir! ¿Tú eres su hija?

Dejé de darle importancia a lo que decía el hombre y comencé a correr, buscando la casa. Todas estaban enumeradas desordenadamente, por lo que me costaría un tiempo encontrar la 34. Por detrás, Rick y Jesús me seguían, pero a pesar de eso no me detuve.

De lejos, finalmente vi una casa rodante con el número 34.

-¡Papá! ¡Papá!

Una luz de esperanza creció en mi interior. Con una gran sonrisa en el rostro y con los ojos vidriosos, aceleré mi paso lo más que pude hasta llegar a la casa.
La puerta estaba abierta, y ni siquiera procuré en pedir permiso para pasar. Seguro me vería y no le importaría nada más.

En el interior lo vi a él… Sentado sobre una silla, a mis espaldas.

-… ¿Daryl?

Apenas escuchó su nombre, comenzó a darse lentamente la vuelta. Aún llevaba su chaqueta, su ballesta estaba a un costado, tenía el pelo largo… Por detrás parecía el mismo de siempre.

-Papá…

Apenas terminó de darse la vuelta, pude ver el gran hueco que llevaba en lugar de su ojo izquierdo. Con toda la emoción que había tenido, me había olvidado por un momento el disparo, el coma… Todo. Su cara no lucía distinta, era el mismo… Pero esa herida borraba bastante su sonrisa. Por más de que lo cubriera con su pelo, se notaba bastante. Tenía prácticamente la mitad del rostro destrozado.

-¿Qué? ¿En verdad soy tan feo?

Sonreí – No, para nada… Luces muy bien.

Se quedó mirándome serio, seguro buscando jugar conmigo. Al poder verlo despierto, vivo y tan cerca mio provocó que me emocionara. Por más de que buscara esconder mis emociones, podían notarse unas pequeñas lágrimas caer por mi rostro. Él era mi padre, lo único que me quedaba, por lo que tanto había sufrido este tiempo… Y poder tenerlo frente a mis ojos nuevamente, era algo perfecto.

-¿Qué? ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?

-No, por nada… Es que tenerte al frente nuevamente, papá…

-Hey, alto. ¿Cómo me llamaste?

-… Papá.

Al principio creí que estaba bromeando conmigo… Pero al poco tiempo noté una rara expresión en su rostro… Como si estuviera confundido… Como si no me hubiera reconocido.

-… No me llames así.

-Vamos… Soy yo, por favor, no juegues conmigo…

-… ¿Quién eres?





Continuará...

Walkers|3°T TERMINADA|Chandler y Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora