Walkers- Capitulo4: Nadie dijo que sería fácil…
Recuerdo cuando todo era feliz. Cuando mi vida era simple, y solo me preocupaba por llegar a casa y mirar mis dibujos preferidos.
Mamá y mi tía en la cocina, mi hermano molestándome sanamente, y yo viviendo una vida tranquila. Siempre se lo oculté a los demás, pero yo lo necesitaba. Tenía una buena vida, pero igual alguien me hacía falta. ¿Por qué él no me buscaba de la escuela? ¿Por qué nadie me cargaba en sus hombros y me llamaba princesa? ¿Por qué no me dio el beso de las buenas noches? Era consciente de que me faltó durante mucho tiempo… Pero temía decir algo.
Cuando finalmente lo encontré, decidí dejar todos mis rencores por ello atrás… Y quería disfrutarlo. Todo iba bien, todo era como alguna vez había soñado… Pero pronto todo se viene abajo.
-¡Largo de aquí, esta es mi casa, y no pienso compartirla con nadie! ¡Vete!
-Por favor… Para ya de jugar. ¿Sabes cuánto me hieres? ¡Para ya, papá!
-¡No vuelvas a llamarme así, loca de mierda!
Tomó su ballesta y me apuntó con ella. Sabía que no iba a disparar, él no era así… Pero quedé shockeada. Me ponía en la posición de enemiga, sus ojos me desconocían. Buscaba asustarme para que lo dejara solo… Pero no pensaba dejárselo tan fácil. Sea una broma o no, pero ya me estaba hiriendo mucho.
-¡BASTA YA, PARA CON TODO ESTO!
-¡TE EH DICHO QUE TE LARGUES!
Sin dejar de apuntarme amenazadoramente, comenzó a dar pasos hacia mí, dándome el hincapié para que retrocediera. Antes de que pudiera llegar a la salida, llegaron Rick y Jesús. Ambos también quedaron meramente sorprendidos al ver aquella escena, y se le acercaron lentamente buscando tranquilizarlo. Lograron que baje la ballesta, pero no que me aceptara allí.
-Amigo… Tienes que parar, necesitamos hablar – Le dijo Rick.
-¿Me quieres decir que mierda está pasando? ¡Jesús! Me dijiste que había el suficiente espacio en esta gran mierda para un pueblo entero… ¿Y viene esta tipa a invadir mi casa? – Bufó – Vaya paraíso. ¡Quiero que se largue, no voy a compartir esto con nadie!
-… Papá, por favor… Para ya. No es, divertido – Le pedí, con la voz decaída.
-¡Deja de llamarme así, loca de mierda! ¡Vete de mi casa!
-Pero yo…
En un rápido movimiento, Jesús me tomó en sus brazos y me sacó afuera. Me hizo una rara seña con la mano, como pidiéndome que no entre, pero sería imposible. Lo seguí por detrás, buscando invadir el lugar nuevamente, pero él fue más rápido que yo. Cerró las puertas en mis narices, y por más de que forcejeara, se me hacía imposible abrir.
-¡Ey! ¿Qué mierda fue todo eso? ¿Qué pasó allí dentro?
Chandler llegó corriendo hacia mi lado, como solía hacerlo cuando me encontraba en peligro. Antes de que pudiera contestarle, me quebré en frente suyo, y él aún sin alguna respuesta concreta, me apretó contra su pecho y acariciaba delicadamente la cabeza, buscando tranquilizarme.
-Bonita… ¿Vas a decirme qué sucede?
-No lo sé – Respondí entrecortada – Ni siquiera entiendo bien que pasó… Solo entré y me apuntó con la ballesta, como si fuera un animal… Y Chandler, yo soy su hija, no puede hacerme esto…
Sin soltarme, me alejó un poco del lugar y me llevó un poco más al centro de todo. Aún consolándome, no dejaba de vigilar por mi hombro hacia la casa. Una vez vio a alguien salir de allí, me palmeó el hombro, indicándome para que mire para ahí. Se acercaba su padre, lentamente y con la cabeza agacha, por lo que ya podía verme venir lo que me esperaba.
