❝ ¡Oye! Me Gustas. ❞ Dabi\Touya

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En muchas ocasiones su quirk había lastimado a más de una persona, incluso a miembros de su familia.
Pero aún así existía personas que aun creían en ella, las cuales hoy lastimó.

Ojiro no la miraba al igual que Toru que se encontraba en reposo, ambos fueron lastimados por quirk lo cual simplemente la hacía sentír una basura.

—Chicos... — murmuró. — Lo siento, no quise lastimarlos. — intento levantarse pero el dolor en una de sus costillas la detuvo.

—Derrumbaste un edificio completo sobre nosotros, si no hubiera sido por Todoroki ya estaríamos muertos. — Ojiro por fin poso su mirada sobre ella. — Tu no podrás ser una heroína Kaida.

Dolía. Cada una de sus palabras rompían su esperanza, creando al mismo tiempo nuevas barreras que solamente encerraban todo su dolor.

Miyazaki no dijo nada, bajo su mirada y apretó con fuerza la manta sobre sus piernas. Delante suyo se encontraba Mirodiya con ambos brazos rotos, escuchando con atención su práctica.

—Kaida... — la llamo con timidez. — T-tu...-

Su palabras fueron cortas por la puerta siendo abierta. Al instante una pareja adulta entro a la habitación, acercándose apresuradamente hacia Kaida.

—¡Cariño! — la mujer exclamó. — Dios, estas muy herida. — su tomo estaba lleno de preocupación. — Te dije que ser una heroína no es lo tuyo.

Los chicos dentro de la habitación abrieron con sorpresa sus ojos antes las palabras de la madre de Kaida.

—Deja de luchar por algo que nunca sucederá, antes de que mueras por tu propia culpa. — su padre dijo con seriedad teniendo una mirada llena de decepción.

Kaida suspiró dolorosamente, tenía un nudo en la garganta en cual se negaba a irse.

—P-podemos hablar en casa. — pronunció con dificultad.

Si, ellos tenían razón.
Un quirk que destruye nunca será digno de ser usado para ser una heroína. Desde que se manifestó, su futuro oscureció.
¿Por qué? Ella solo quería cumplir su sueño, tener amigos y poder ser feliz.