❝ ¡Oye! Me Gustas. ❞ Dabi\Touya

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Kaida no había podido dejar de
pensar en Touya, los recuerdos de su cita de repetían una y otra vez en su mente, provocando un notorio sonrojo sobre sus pálidas mejillas.

Varios estudiantes se la quedaban viendo por la peculiar aura que desprendía, algunos simplemente comentaban entre ellos y otros querían conocer la razón detrás de la felicidad del Dragón.

-Uy... Parece que alguien está muy feliz. -susurró Mina la verla llegar al salon.

Miyazaki se detuvo y la sonrisa sobre sus labios desapareció volviendo su rostro uno neutral. Tosió un poco y arregló su cabello para desviar su atención.

-No se, de que hablas. -respondió al instante, esquivando su penetrante y curiosa mirada para caminar apresurada hacia su asiento.

Uraraka río sin poder evitarlo, por la reacción tan infantil y tierna de su amiga, le hizo una seña a Mina dándole a entender que más tarde podrían atrapar a la enamorada Dragon.

Las clases transcurrieron sin problemas, llegando con éxito a la hora del almuerzo, Kaida tenía su mirada fija en el reloj esperando que dieran las tres y punto, justo en el momento que el timbre sonó, la batalla empezó.

Aizawa solo pudo apreciar un pequeño golpe de aire que fue creado por la carrera de Kaida que era perseguida por dos de sus mejores amigas.

-¡Kaida! ¡No te salvaras de esta!-Grito Uraraka con una gran sonrisa de emoción pura.

Miyazaki río, sabiendo que tendría que usar sus últimos recursos para evitar hablar de su muy divertida cita con el mayor de los Todoroki, logró esquivar un cinta de Sero (el cual también estaba interesado en su vida amorosa), haciendo que perdiera un poco el equilibrio y fuera por el camino incorrecto donde la esperaba una pequeña puerta "Servidos Escolares" podría ser su salvación, aceleró su pasos y contuvo la respiración abriendo la puerta con una velocidad sorprendente. Sus ojos recorrieron la sala encontrándose con un grupo de estudiantes que la hizo arrepentirse de su elección.

-Vaya sorpresa. -dijo con una sonrisa Twice.

El grupo de amigos de Touya la miraron con una extraña expresión, que sin duda se le hacía conocida, era la misma que la de sus amigos. Pobre Touya el también estaba pasando por lo mismo que ella.

-¿Pequeño dragón?

Un varonil y dulce fragancia llegó hacia ella, al mismo tiempo que una mano sostenía la suya de una forma suave y cálida. Touya la examinó con un poco de preocupación, pudiendo respirar finalmente al ver que no tenía ningún daño.