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Es bien entrada la noche cuando Ten es empujado hacia una esquina oscura y unos labios se posan sobre los suyos. Él gime suavemente, las grandes manos de Taeyong sostienen sus caderas y lo presionan con más fuerza contra la pared. Taeyong besa de la misma manera que como habla; dulce, lento y sensual, aunque también es un beso desordenado gracias al alcohol que ambos han ingerido. Ten envuelve sus brazos alrededor de los hombros del peligris y puede sentir las vibraciones de la música del club en su pecho.

Taeyong gruñe, acorralando al Omega y acomodando su cadera entre sus muslos. El pelinaranja respira pesadamente cuando Taeyong mete su lengua de forma improvista dentro de su boca, el hombre reafirma su agarre en las caderas de Ten y una de sus manos baja para agarrar su culo. Las caderas del Alfa tienen mente propia ya que comienzan a soltar fuertes estocadas en la entrepierna del Omega.

Un calor se construye dentro del cuerpo de Ten y llena sus venas. Taeyong sabe a licor con una pizca de frescura, sus labios son pomposos y suaves contra los besos desesperados de Ten.

—Omega. —Taeyong gruñe cuando Ten trata de subirse sobre él. Ellos están moliéndose suciamente en la parte trasera del club entre un mar de cuerpos bailando.— Tu sabor es encantador.

—Mmh. —Ten lame la boca de Taeyong, envolviendo una de sus piernas alrededor de la cintura del hombre. Empuja su cabeza hacia atrás cuando el bulto del peligris se frota contra el suyo.— ¿Cuál es mi sabor?

Taeyong gruñe ante la perdida de los labios de Ten. Él se mueve para marcar el cuello del Omega, lamiendo y succionando la piel.

—Frutos del bosque. —responde de forma cortante mientras decora el área con marcas de amor.

—¿Solo frutos del bosque? —Ten pregunta, tirando el cabello del Alfa e inclinándose hacia atrás para ofrecer más de sí mismo.

—Dulce, a fresas azucaradas. —Taeyong muerde particularmente las clavículas de Ten.— A moras, cerezas, arándanos, frambuesas, todos los frutos del bosque. —se mueve para atrapar los labios de Ten. La mirada de Taeyong es intensa, el negro es brillante y las pupilas están dilatadas. Ten jadea cuando el Alfa estruja su trasero, juntando aun más sus erecciones.— Me gustaría que vinieras a mi casa.

—No puedo, mi motocicleta está aquí.

Taeyong respira entrecortadamente.

—¿Sabes montarla?

—Sí. —Ten rueda sus caderas.— Amo montarla.

La confesión llama la atención de Taeyong quien gruñe y entierra sus uñas en el culo del Omega.

—Ven conmigo a casa.

Ten lo considera. Taeyong es un Alfa atractivo y sabe como besar. Tiene un aura dominante ante la cual ansía someterse, pero él simplemente no puede permitir que este hombre lo tome. Ten está a punto de rechazar la oferta cuando un hombre alto camina hacia ellos y palmea el hombro de Taeyong.

—Tenemos que irnos. —el hombre también es un Alfa, tiene ojos miel y cabello color rojo.— Hoy fue un fracaso, mañana iremos a un club diferente.

La mirada de Taeyong no se aleja de los ojos de Ten, pero si le echa un vistazo a los labios húmedos del Omega. Pasa saliva con dificultad.

—Por supuesto. Te veré afuera, Jooheon.

El otro Alfa le sonríe tensamente al Omega antes de desaparecer entre la multitud. Ten se deja caer sobre la pared, cerrando sus ojos con alivio ya que se ha librado de la propuesta. Él no quería destruir los sueños de una sola noche de Taeyong.

—No luzcas tan aliviado, girasol. —Taeyong se separa del chico y pone delicadamente a Ten sobre el piso. Sus manos se posan ligeramente sobre la retaguardia del pelinaranja y le dan un último apretón.— Aquí. —Taeyong escribe sobre una pequeña servilleta que tenía en su bolsillo y se la da a Ten.— Llámame, por favor. Me gustaría verte de nuevo.

don't call me angel│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora