09

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Capítulo 09~

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[Tokyo amaneció con la noticia del incendio del hogar de lady Asuna Kirigaya. Anoche, después de dar una magnifica velada con tinto y arias, las llamas consumieron la residencia de la lady, se rumorea, a causa de una vela, aunque no se descarta la sospecha que fue intencionado.

El verdadero terror se presentó cuando lord llegó... su lady aún seguía dentro.

Desde este medio lamentamos lo ocurrido]

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Finalmente, el cansancio se apoderó de ella. Ni siquiera supo cómo despidió a las últimas invitadas y se dirigió, casi arrastrando los pies, pese a sus costosas zapatillas de seda hacía la planta alta, dónde se hallaba su recamara.

Abrió la puerta, conforme fue quitándose las horquillas del cabello, y este caía por su espalda en una salvaje cascada de bucles carmesí. Observó por encima de su hombro, esperando ver aparecer a su malhumorada doncella para que la ayudara a prepararse para la cama, pero nada de eso ocurrió. 

Posiblemente, Rika había sucumbido al agotamiento demasiado pronto. Luego de una jornada tan agotadora como aquella, y pese que a que todo había salido a pedir de boca, no podía culpar a su doncella por olvidar sus obligaciones. Ella podría desvestirse perfectamente por sí misma.

Se quitó el vestido de seda y lo apoyó con cuidado sobre el biombo, a eso le siguió el corsé y la camisola. Tomó el primer camisón que encontró en el arcón y se lo echó por encima de la cabeza. Se sentó en la cama y con ojos cargados de cansancio, se quitó los zapatos y luego las medias, alcanzó una esquina de las mantas y las movió a un lado para envolverse en ellas. 

Usualmente preparaba el vestido que habría de ponerse al día siguiente, pero en esos momentos no tenía ganas de pensar en ninguno de esos detalles. Se movió en el colchón sintiendo la fría ausencia de Kazuto. Extendió un brazo hacia el lugar que él usualmente ocupaba a su lado y se preguntó cómo la estaría pasando con sus hermanos. Había sido idea suya que se quedara en casa del duque para evitarle la molestia de cruzarse con alguna de las invitadas, si bien él le huía a ese tipo de reuniones, pues no le gustaba el contacto humano; con Asuna ocurría otro tanto, nunca fue buena siendo el centro de atención, le dejaba eso a Alice, quien sabía cómo manejarse entre las multitudes y brillaba cual piedra preciosa siendo la voz cantante, o a Yuuki, quien no le temía a las habladurías y con su personalidad jocosa y extrovertida, deslumbraba sin quererlo. Asuna era por naturaleza tímida, quizás ignorante del magnetismo que cual inspiración, hacía que todos orbitaran a su alrededor.

Apretó las sabanas del lado donde él dormía y se sintió tonta por echarlo de menos de esa forma. Estaba un poco acostumbrada a sus ausencias, pero esta vez ella fue quien le dijo que no volviera a casa, y ahora se arrepentía. Echaba de menos el calor de sus brazos y la seguridad que la envolvía al saberlo cerca. Apretó los ojos y deseó que el mañana llegara pronto, para volver a verlo.

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Algo la despertó en plena noche, dentro de las brumas del sueño, oyó cierto estruendo proveniente de la planta baja, y cuando se sentó en el colchón preguntándose que había sido aquello, la puerta de su habitación se abrió con violencia, mostrando la asustada fisonomía del ayudante de cámara de su marido: Ryoutarou, quien dio un paso hacia adentro.

Hasta estar dentro de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora