Hasta estar dentro de ti

07

Capítulo 07~

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Los besos no se detenían, parecía deseaba devorarla en ese lugar. Se le estaba dificultando respirar, a pesar que se negó a participar en las últimas tres caricias cedió, no fue suficiente para hacerle olvidar la razón de estar tan frágil y caminar a la orilla del abismo.

Estando al borde de la desesperación, pues eran muchos los pensamientos que cruzaban en su mente, como acto de reflejo inútilmente intentó alejarse. Forcejeos que Kazuto sentía como el aleteo de una mariposa, por lo que optó a rechazar los múltiples besos de los que era presa.

—Basta... ¡basta Kazuto!

No pudo soportarlo y terminó gritando, al mismo tiempo que lo empujaba con todas sus fuerzas. Él no pareció comprender el instante de alteración y dolencia, pero guardó la distancia a pesar de no estar satisfecho.

—Asuna... —acercó su mano, demostrando por fin en su voz preocupación.

Por un instante creyó que haría contacto visual, Kazuto parecía luchar consigo mismo para elevar el rostro y atraparla con esos magnéticos orbes que muy pocas veces había visto. Quizá eso la hubiera relajado, al final, le destrozó que agachando la cabeza se negaba a mirarla directamente.

Le dolió ser consciente que no era merecedora de ese privilegio. El lugar ya estaba ocupado, mucho antes que ella llegara.

Él parecía pensativo, estudiando el reflejo difuso de sus reflejos en el agua, sin comprender nada. Frunció el ceño al mismo tiempo que sus manos se volvieron puños y forzaba la voz.

—Asuna... ¿Estás enojada?

Movió sus labios para contestar con una indirecta, se retractó al último momento al no estar segura si entendería, después de todo ni siquiera podía distinguir en qué estado se encontraba. Siempre silencioso, en su mundo. No lo conocía lo suficientemente, ni él a ella.

Se abrazó a sí misma, solo eran dos desconocidos que apenas pasaron unos días juntos y apresuradamente unieron sus vidas. Siendo ella la que cayó en las redes del amor. Debió hacerle caso a esa parte de su cabeza que le decía que se alejara, Kazuto le hubo dicho muchas veces que no podía amar, el amor no era posible, fue más qué claro cuando le advirtió y, aun así, la que cometió el error fue ella. Luchó por no derramar lágrimas. Se dejó seducir, le dio lo que deseaba, a cambio de que él la convirtiera en su esposa.

—Es culpa de Eugeo, él... él...

Sus palabras inestables y con ira contenida le hicieron salir de sus dolorosos pensamientos. Kazuto mantenía dos dedos en su sien, cual reprimiría sus pensamientos, le sorprendió. Hacía tiempo que no le veía hacer eso.

—Solo quiero irme a casa —expresó al pasar frente a él. No le apetecía discutir, ni enfrentarse sobre ese tema.

Lo que Kazuto no llegó a comprender fue la profundidad de su deseo. Ese no era su hogar, nunca lo sería, solo existía uno y al que partiría tan pronto amaneciera.

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El recorrido fue incómodo, ninguno mencionó algo, la distancia que los separaba tenía inquieto a Kazuto, que en más de una ocasión intentó acariciarle los dedos. Su rechazó fue rotundo, hizo que el joven lord se abstuviera, pero la forma en que la apreciaba era muy diferente a ocasiones anteriores, el deseo flotaba en el estrecho espacio que compartían. Eso la asustó. La atracción que flotaba entre ambos era innegable.

Tan rápido descendió del carruaje, dos mucamas le despojaron del tibio saco que Ryotarou le hubo prestado, cambiándolas por toallas calientes, su estado no era el mejor. Le hicieron el mismo ofrecimiento a Kazuto, pero sin acercarse a él, a pesar que por alguna razón que desconocía se encontraba empapado, las rechazó. Como si fuera su sombra le siguió todo el trayecto pisándole los talones.