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La noche cayó en un abrir y cerrar de ojos luego del amargo descubrimiento de que aún seguía en medio de la guerra con el duque.

Su intención nunca fue romper la paz de la familia Kirigaya, pero a veces, sentía que su presencia llegó a arruinar el ciclo al que todos se habían acostumbrado. Pero, aunque los integrantes de la familia la trataran como una más, era el pesado humor del duque, el que le hacía sentir terriblemente fuera de lugar, como si fuera ella, la encargada de dar el primer paso para arreglar su confrontante relación.

Y, dejar de torturarlo con su presencia, la que visiblemente le molestaba, sería un gran alivio para ambos.

Asuna no fue la única que notó la pesadez del duque, Kazuto también lo hizo. Luego de dejarla a resguardo de Alice y Rinko, siguió a su malhumorado hermano hasta su despacho. Las damas le restaron importancia al comportamiento esquivo de los hombres y le convencieron al decir que, era normal entre ellos, que pronto se acostumbraría.

Ella lo dudaba. Aún tenía mucho que aprender sobre esa familia.

El artista ofreció unirse a la conversación de los caballeros para calmarla, algo que agradeció. No deseaba que por su culpa se desatara otro conflicto.

Para la cena, creyó que ninguno de los hermanos se presentaría, grande fue su sorpresa al presenciar a Akihiko acompañarlos, por primera vez desde su llegada. Ninguno de los otros dos mencionó palabra de lo hablado y ella respetando el silencio decidió no indagar.

Y aunque el duque no participó de esa conversación, tampoco la atosigó con sus miradas de hielo. Simplemente, decidió ignorarla, como si ella fuera invisible.

Lo notaba, a veces, cuando veía en su dirección, parecía estar apreciando el paisaje que se vislumbraba allá afuera. No es que le importara mucho ser invisible para él pero, el malestar en su estómago no la dejaba tranquila, si la situación persistía lo más probable era que perdiera el apetito.

El escenario aquí era, por demás, muy distinto a su estadía en la casa de campo de Alice y Eugeo. Allí, Akihiko gruñía de disgusto, su malhumor evidente, ahora actuaba con demasiada calma, dirigiéndole la palabra a todos, menos a ella.

Cómo la gran observadora que era, Rinko lo notó, y aunque le alentó a disfrutar de la codorniz, no pudo ingerir ni un bocado más. Entonces, rápidamente, asumió que su falta de apetito se debía a que no estaba del todo recuperada, en ese mismo instante, para horror del duque quien se encontraba acostumbrado a las delicias de su mesa, ordenó al chef un abrupto cambio en el menú del día siguiente.

Sabiendo que la comida no era el problema, y que eso solo había molestado más a Akihiko, Asuna intentó detener la sugerencia, pero la dama, en tono maternal, le hizo entender que era por su bienestar y la familia entera lo aprobaba. Y como nadie se quejó, debió sonreír y agradecer su comprensión.

Luego, sabiendo que eso no era suficiente, ordenó a Kazuto que la llevara a descansar, algo que el menor no escuchó dos veces.

Muchas cosas pasaban por su cabeza, así que, como las costumbres mandaban y antes de que su esposo decidiera cargarla en sus brazos, pidió permiso para retirarse, no quería entorpecer más su estado frente al duque. Él que ni se inmutó, continuó bebiendo como si nada hubiera pasado, mientras su oscura mirada enfocaba a la dama al otro lado de la larga mesa, la cual seguía dando ordenes como si fuera la dueña de casa.

En ese instante, en él, observó a un hombre que sufría por una segunda oportunidad, pero, que también era demasiado orgulloso para pedirla. Akihiko seguía enamorado de Rinko, se notaba a grandes rasgos, pero que la dama ignoraba a pesar de notarlo. Tal como lo había dicho, lograba un efecto en ella, pero no más.

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⏰ Última actualización: Sep 22, 2021 ⏰

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