𝗕𝗟𝗨𝗘 𝗝𝗘𝗔𝗡𝗦 │ DOTAE

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it was like James Dean, for sure
you so fresh to death and sick as a ca-cancer

💙

5 pm. Después del colegio. 27 de enero de 2019

Unas piernas largas holgazaneando fuera del edificio de la escuela, cabello negro azabache levantado por el viento, frunciendo el ceño por el frío.

Esa jodida reunión de capitanes de clase fue una pérdida de tiempo.

Pero fue menos tiempo en casa.

Entonces, tal vez no sea un desperdicio completo.

Todo estaba desierto, silencioso. Tal como le gustaba a DoYoung. Sencillo, predecible.

—¡Aye, aye, Capitán!

Maldito Lee TaeYong.

Un cabello recién teñido de un azul brillante que haría que DoYoung programara al menos cinco detenciones para el rebelde.

El chico había estado aquí por apenas dos meses y ya se había ganado una reputación algo impresionante y el color de su cabello había cambiado al menos dos docenas de veces. Él había sido la fuente de las noches de insomnio de DoYoung con todos los problemas que había estado causando.

Ebrio en la propiedad escolar, violación del código de vestimenta, absentismo escolar, lenguaje soez.

—¿Qué mierda quieres a Lee?

—¿Qué podría querer? —TaeYong sonrió, inclinando la cabeza hacia un lado como un infante descarado— ¿Aparte de ofrecerte estas refrescantes hierbas? Parece que lo necesitas Cap.

DoYoung miró el delgado objeto enrollado que sujetaba los delgados dedos de TaeYong, apenas considerándolo antes de agarrarlo y rebuscar en sus bolsillos un encendedor.

—¿Estás buscando esto, cariño? —TaeYong se burló, colgando el encendedor de plástico en la cara de DoYoung burlonamente.

—¿Cómo conseguiste eso? —el más alto suspiró fácilmente agarrando el mechero en una mano y el cuello de la chaqueta de cuero de TaeYong en la otra.

—Ahhhh eso sería decir —el chico de pelo teñido se rió como un helado mientras se dejaba arrastrar por la calle por el más alto—. Un mago nunca revela sus secretos, ¿verdad, Capitán?

Helado. Suave, dulce pero frío al mismo tiempo.

DoYoung salió de la acera y entró en un camino de tierra, el camino hacia el mundo de la libertad.

—No eres un mago, Lee —DoYoung negó con la cabeza mientras entraban al bosque, las hojas crujían bajo sus pies—. Eres un tramposo.

—Sí, llámalo como quieras, Capitán.

A medida que avanzaban hacia el bosque, TaeYong seguía tratando de alejarse, sus pies bailando cuando vio el más leve rastro de algo hermoso, como un pájaro o una flor. Definitivamente había estado fumando algo.

—Oi chico bonito, detente —espetó DoYoung—. Sobrio o lo haré por ti.

TaeYong le sonrió a DoYoung, con los ojos muy abiertos y dóciles, levantando su mano delgada para enrollar la corbata de la escuela de DoYoung entre sus dedos— ¿Por qué haría eso mi querido Capitán? Es mejor estar arriba en las nubes, ¿no estás de acuerdo?

Los ojos de TaeYong estaban tan oscuros. No en el color, sino en la forma en que no tenían ninguna luz. Sin estrellas, sin brillo, sin entusiasmo por la vida. Estaban huecos. Sólo cuando el chico estaba intoxicado, sus ojos explotaban con electricidad y brillaban con todas las estrellas de la galaxia.

DoYoung se quedó callado, levantó a TaeYong sobre su ancho hombro y siguió caminando, dejando que el chico balbuceara.

—¿Qué pasaría, DoYoung? ¿Qué pasa siii el oxígeno nos intoxica y las drogas y la bebida nos hacen sobrios? Como, como, comooo cuando inhalas humo vemos el mundo real y cuando inhalamos oxígeno, el proceso de pensamiento se vuelve todo como jodido y vemos un sueño, una ilusión, una fantasía. ¿Y pasaría si esa es la verdad, DoYoung?

—Eres un idiota, lo sabes, ¿no? —DoYoung negó con la cabeza mientras se detenía, tirando a TaeYong al suelo del bosque antes de sentarse en el tronco de un árbol caído— Un completo y absoluto enfermo.

—No, ellos son los enfermos, ¿no lo ves? Nosotros somos los cuerdos —suspiró TaeYong mientras miraba el océano en el cielo con los árboles de cannabis marinos a su alrededor—. Toma un poco de lo bueno, Capitán y todo estará claro. Lo prometo, Capitán. Todo estará claro.

DoYoung hizo lo que le dijeron, y 20 minutos después lo llevaron al lado de TaeYong en el suelo mirando hacia el abismo azul, con las puntas de los dedos tocándose.

—Es hermoso, ¿no? —murmuró el más bajo, las palabras se enroscaron en el aire, entrelazándose con el humo que DoYoung estaba inhalando. Se los bebió a los dos y dejó que golpeara.

—Lo es —respondió DoYoung con voz densa, su visión girando y girando, dando vueltas como una montaña rusa, haciéndolo chocar hacia arriba y hacia abajo, de lado a lado. Girando su mente en la sumisión—. Muy hermoso.