𝗕𝗟𝗨𝗘 𝗝𝗘𝗔𝗡𝗦 │ DOTAE

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love you more than those bitches before
say you'll remember, oh baby
say you'll remember, oh baby, ooh
i will love you 'til the end of time

💙

9 a.m. Habitación de aislamiento. 22 de febrero de 2019.

La primera vez en mucho tiempo que TaeYong había llegado a la escuela a tiempo.

Eran las 9 a.m. cuando TaeYong llegó a la escuela, los ojos inyectados en sangre y el cabello de un tono sorprendentemente normal de rubio ceniza. Agachó la cabeza tan pronto como entró silenciosamente en la habitación, avergonzado y arrepentido.

La única otra persona en la habitación era DoYoung, quien también estaba en silencio.

—T-Te odio muchísimo, m-maldito —después de lo que parecieron horas, TaeYong habló con voz temblorosa, su labio inferior temblando y los ojos llenos de lágrimas brillantes—. Realmente lo h-hago.

—Yo también te odio —respondió casualmente DoYoung mientras miraba hacia arriba, abriendo los brazos para que TaeYong pudiera encontrarse con ellos—. De hecho, te odio más.

DoYoung abrió sutilmente sus piernas para que TaeYong pudiera gatear sobre su regazo y acurrucarse en su pecho, respirar su aroma como si fuera su oxígeno, sollozar en su hombro mientras agarraba su ropa como si fuera su manta de seguridad. Porque lo era.

—Está bien, tonto chico bonito —DoYoung tarareaba suavemente mientras acariciaba lentamente el cabello pálido de TaeYong, pasando un brazo ansioso por su delgada cintura—. Está bien, está bien, está bien.

—No m-me grites o-otra vez, bastardo —gimió TaeYong en voz baja mientras se inclinaba más cerca de DoYoung, sus narices se tocaban, el aliento caliente tembloroso se abanicaba contra los labios agrietados—. O yo te g-gritaré a ti ¡y n-no te g-gustará!

—Está bien, está bien, no te volveré a gritar, pequeño bebé llorón —suspiró DoYoung, sus ojos parpadearon mientras Taeyong acariciaba suavemente su mandíbula con la nariz—. Te lo prometo.

—Lo prometes, ¿verdad? —TaeYong sonrió descaradamente a pesar de que su rostro todavía estaba brillante por las lágrimas— Ambos sabemos que las promesas están hechas para romperse. Así que no prometas.

—¿Entonces que? —DoYoung dijo inexpresivamente mientras secaba la cara de TaeYong— ¿Quieres que vuele para mostrarte que lo digo en serio o algo así?

—Bésame.

DoYoung puso los ojos en blanco ligeramente, inclinándose hacia adelante hasta que sus labios se conectaron con los de TaeYong. El más pequeño envolvió sus brazos alrededor del cuello de DoYoung, sonriendo mientras el más alto apretaba sus cálidos labios juntos, dejando que sus dedos rozaran el rostro del mayor y recorrieran sus clavículas a través de su delgada y blanca camisa escolar. TaeYong deslizó sus dedos más abajo, por el pecho de DoYoung, moviendo su lengua mientras sus manos descansaban en la hebilla del cinturón del chico de cabello negro.

No hace falta decir que DoYoung abofeteó a las manos del chico para que se alejaran, luego rieron, levantándolos en señal de rendición. El más alto le devolvió la sonrisa, pellizcando cariñosamente la mejilla de TaeYong antes de darle una pequeña palmada en el trasero— Bien, chico bonito, es hora de continuar con tu trabajo.

—Oh, no sabía que habías cambiado tu nombre por "trabajo". —TaeYong le guiñó un ojo antes de esquivar rápidamente otra bofetada del más alto—. Lo siento, pero no voy a hacer nada.

—TaeYong —espetó DoYoung en un tono de advertencia—. Prometiste que serías mejor.

—¿Y qué te dije sobre las promesas, mi querido Capitán? —preguntó el chico rubio con júbilo, levantando las cejas burlonamente mientras acariciaba la mejilla del más alto con el toque más ligero— No lo has olvidado ya, ¿o si?