El domingo, Fugo se despertó al medio día, con ganas de dormir más, pero suficiente fuerza de voluntad para forzarse a salir de la cama de todas formas. No por gusto, sino porque estaba tomando un curso de alemán en línea. Le encantaba tomar clases así, pues podía arrastrarse de la cama un minuto antes de empezar la lección, entrar en pijama, o desayunar mientras la profesora explicaba y nadie le decía algo al respecto.
Las cuatro horas de clase se pasaron en un parpadeo. A ese punto, Pannaccota ya era capaz de leer libros en alemán con ayuda de un diccionario. Revisó sus apuntes con detenimiento por una hora más, y después decidió darse una ducha y ponerse ropa cómoda: Sin sus padres arrastrándolo a un evento de negocios, prácticamente no tenía vida social.
Intentó leer un rato, pero esa tarde en particular se sentía especialmente solitaria. A veces (o la mayor parte del tiempo) se sentía cómodo de esa forma, teniendo tiempo para leer, jugar, estudiar o solo existir a su ritmo. Hoy no era el caso.
Así que llamó a Gio.
—¿Sí? — El chico había contestado al primer tono, ya que tenía el celular en la mano: Le estaba mostrando un tiktok de ranas Osteopilus pulchrilineatus (la misma especie que su mascota, Gold Experience) a Mista.
—¿Quieres venir a mi casa? Puedes quedarte a dormir y mañana nos vamos a la escuela juntos.
—Lo siento, Panna. Estoy con Guido. — Fugo puso los ojos en blanco. Desde que habían comenzado a salir, esos dos estaban juntos todo el tiempo. Parecía que estaban pegados con chicle.
—Que también venga.
—Bien. Déjame pedir permiso y te confirmo en un minuto.
Giorno finalizó la llamada y observó a su novio, quien se encontraba recostado en sus muslos.
—Panna nos invitó a dormir a su casa, ¿quieres ir?— El que no llevara ropa para dormir no era problema, pues era común que se quedara a pasar la noche de improviso con Giorno (por lo menos cuando estaban en la casa de Johana Joestar: Dio no era tan permisivo) y este le prestara una de sus camisas extra-holgadas. El permiso tampoco, pues los padres de Guido eran bastante flexibles (tal vez demasiado). Así que todo dependía de la voluntad de Mista.
—¿Podemos pasar por Olive All’ascolana, de las que venden por su casa?
—Claro.
—Entonces sí. Deja le aviso a mis papás.
Mientras Guido llamaba a su casa, Gio fue directamente a la oficina de su madre, donde ella se encontraba revisando unos documentos. La casa estaba inusualmente silenciosa, pues Donatello se encontraba leyendo en su cuarto, mientras Rikel y Ungalo habían ido a la playa con Diego, su tío.
—Mamá, Pannacotta nos invitó a Guido y a mí a dormir en su casa. ¿Puedo ir?
—Claro, cariño. Si me esperas diez minutos, puedo llevarlos. — Técnicamente, Gio podía ir solo, ya que DIO había insistido en enseñarle a conducir y darle un auto desde los catorce (lo mismo para sus tres hermanos) pero Johana se sentía más tranquila llevándolo ella misma. Aunque los cuatro tenían quince años, para ella aún eran sus retoños.
—Gracias, mamá. — Respondió, antes de acercarse y darle un beso en la mejilla. En respuesta, Johana lo abrazó y le alborotó cariñosamente el cabello.
Pannacotta recibió un mensaje. Era de Gio. Solo era una carita feliz, lo que, traducido al idioma de personas con habilidades sociales, significaba que le habían dado permiso y llegaría en un rato.
Aunque él mismo sentía que estaba olvidando algo.
Ah, cierto, pedirle permiso a sus padres.
ESTÁS LEYENDO
Novia de emergencia.
أدب الهواة¿Cómo logras que tus padres dejen de insistir para que tengas una cita con la hija de sus socios? Fingiendo que tienes novia, según Pannacotta Fugo. 🍊AU sin stands (ni traumas). 🍓Fem! Narancia Ghirga. 🍊 Personajes trans. 🍓Fem! Leone Abbacchio �...