Cuenta regresiva

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Narancia se despertó media hora antes de que sonara su alarma, incluso si apenas había dormido en toda la noche. Cuando algo la emocionaba (mucho) experimentaba subidas de energía y ánimo que Fugo una vez había descrito con la palabra "euforia". Bueno, hoy Narancia estaba eufórica.

Aún sabiendo que no vería a Fugo hasta la noche, ese día quería verse bien. Se vistió con unas medias de red, unos shorts de mezclilla holgados, un tank top negro sobre eso el cual se colocó una camisa naranja varias tallas más grande que la suya (la cual había conseguido en el bazar favorito de Leonette la última vez que esta la había llevado de compras) a modo de chaqueta, así como unas botas negras sin tacón, un par de pulseras de tela y pendientes con forma de fantasmas. Intentó delinearse los ojos, fracasó en el intento, se colocó rimel, un poco de rubor y brillo labial sabor fresa. Decidió dejarse el cabello suelto y mantenerlo controlado con su bandana naranja favorita.

En general, no era inusual que invirtiera tanta energía en su imagen personal, pero sí que lo hiciera entre semana, especialmente antes de la escuela, pues normalmente apenas le daba tiempo de vestirse y lavarse los dientes si quería llegar a tiempo a la escuela. Pero bueno, siempre hay excepciones a la regla.

Al despertar temprano, tuvo tiempo de desayunar con su mamá sin prisas antes de lavarse los dientes, replicar su brillo labial y dirigirse a la casa vecina a esperar a Guido.

—¿A qué se debe este milagro?— Preguntó Mista, refiriéndose al hecho de que no había tenido que apurar a Narancia. O despertarla personalmente, aunque eso solo pasaba cuando Mela no estaba en casa.

—Estoy feliz.— Contestó a secas. La sonrisa que portaba en su rostro parecía reafirmar sus palabras.

—Ah. ¿Es por tu cita rara con Fugo? — Pannacotta en su lugar se hubiera puesto rojo y hubiera afirmado agresivamente que eso no era una cita. En cambio, ella asintió, sonriendo aún más. —¿No te pone nerviosa todo eso de tener que cenar con sus padres y mentirles?

—Un poco. Pero no creo que den más miedo que el papá de Gio. O el de Trish. —La presencia de Dio Brando ponía un poco nerviosa a la chica (especialmente en los días posteriores a ayudar a Mista a irrumpir en su casa), pero por alguna razón, Solido Naso simplemente le daba terror. El hombre ni siquiera había sido grosero con ella las pocas veces que lo había visto, pero aún así, su cuerpo parecía gritar "aléjate" por sí mismo. En fin, casi nunca estaba en casa de Trish, así que realmente no era problema.

—Bueno, tienes un punto. — A Guido, en cambio, lo aterrorizaba Dio Brando. Pero por su Giornito enfrentaba lo que sea.

Fugo, por otro lado, tampoco había dormido del todo bien. Incluso si su conversación con Narancia le había ayudado a hacer a un lado su ansiedad, parte de esa había regresado en la madrugada, en el silencio de la noche, generando pensamientos intrusivos que se habían robado sus horas de sueño. Resignándose a no dormir más en algún punto de las cinco de la mañana y sin mucho que hacer, llegó a la escuela excepcionalmente temprano, antes que el resto de sus compañeros.

En ese momento estaba en su lugar, ahogando el ruido de las conversaciones de fondo con "Pretty Hate Machine" de Nine Inch Nails sonando a través de sus audífonos mientras leía un artículo sobre un virus respiratorio en Wuham, China, y cómo la presión internacional había provocado el cierre del lugar. A algunos les parecía una reacción exagerada, pero Fugo consideraba que había sido lo más prudente. Quizá incluso se había evitado una pandemia.

En eso, llegó una notificación del grupo "Gang-Stars", de Mista. Como aún no empezaba la clase, decidió que podía darse el lujo de contestar los mensajes.

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