No recordaba nada de lo que pasó, simplemente desperté en una habitación sin ningún hombre cerca. Podía sentir mis talones pesados y es porque seguro estaban encadenados. A pesar de eso la habitación es elegante y es parecida a una suite de hotel, seguramente porque era un hotel, un hotel caro, muy caro.
Claro, un hombre como Hanma o Kisaki podría pagar algo así, ahora no son simples pandilleros, hoy son criminales de pies a cabeza.
Me levanté de la cama y confirmé mis sospechas, estaba encadenada de los pies dejándome sin escapatoria. Eché un vistazo más detallado a la habitación y mi perspectiva cambió al ver diferentes tipos de armas en la mesa de noche, me puse más nerviosa, no había visto un arma de ese tipo desde que tenía dieciséis. Traté de moverme hacia la ventana pero era inútil, aún queda muy lejos de la cama pero no me pensaba rendir y si me tenía que cortar la pierna pues así sería.
Me moví todo lo que pude y tomé las cortinas para arrancarlas pero alguien me detuvo, una mano con un tatuaje.
— ¿Te querías escapar? Que mala.
Hanma estaba ahí. Que tonta, ni siquiera lo escuché entrar.
— No voy a revivir al grupo, ya dejé eso atrás. — dije pues ahora sabía bien lo que buscaba.
— Dices que lo dejaste en el pasado, pero sigues mirando hacia atrás, aún no superas la muerte de Akiro. — dijo sentándose a mi lado muy pacíficamente.
— No digas su nombre.
— ¿Aún te duele? Acepta que tú lo mataste y todo irá mejor para tí. — tocó mi hombro pero inmediatamente le dí una bofetada, sin embargo él sonrió.
— ¿Aceptarlo? Por su culpa Manjiro y Ken están en la cárcel.
— Uh, no te quites crédito, querida, también están por tu culpa. Después de todo, ellos se echaron la culpa por tí.
Quería llorar pero no iba a demostrar debilidad ante Hanma, sería mi perdición.
— Anarquía no regresará, esa es mi última palabra. — dije desviando el tema.
— Entonces, lo entenderé, el que no quieras volver a liderar tu pandilla por trabajar de... ¿De que trabajas? Ah si, mesera en un bar.
— Prefiero el bar.
— Eres una idiota, te podrías convertir en la mujer más poderosa de Tokio, Japón quizá.
— Yo... Yo simplemente me cansé de lastimar a otros, por eso cambie... Shuji.
— Que lindo escuchar mi nombre saliendo de tu hermosa boca.
No lo negaba. Ese hombre era jodidamente sexy y tenerlo cerca me estaba matando, realmente podía morir ahí mismo.
— Solo olvidemos todo esta noche y follemos. — susurró en mi oído.
— No quiero caer en provocaciones, Shuji, ambos sabemos que esto solo es otro de tus juegos.
— Recordemos los viejos tiempos, nena. — se acercó a mi cuello y podía sentir su respiración deliciosa.
Dios, si, me estaba excitando demasiado pero aún así no quería dañar mi orgullo.
— Déjame ir. — susurré cerrando mis ojos disfrutando de su tacto.
— Lo haré, pero déjame tenerte una vez más.
— Si desde el principio solo buscabas esto debiste llamar a alguna prostituta, no a mí y lastimarme más.
— Yo no me acuesto con cualquiera, nena, eso lo hace Kisaki, no una persona con clase como lo soy yo.
Reí amargamente.
— Creí que era una peón más en tu tablero, ¿regresar Anarquía? Es obvio que quieres que tus bolsillos estén chorreando de poder.
— Así es... — se separó de mi cuello y me miró a lo ojos — Se mi reina, te lo vuelvo a repetir, podrías... Liberar a tus amigos de prisión, dejar de trabajar en ese sucio bar, quedar fuera de la muerte de Akiro...
— Joder, íbamos tan bien.
— Está bien, no lo mencionaré si es lo que deseas, solo dí que sí y nunca te faltará nada, yo te daré todo lo que una mujer necesita, amor, sexo y dinero.
— ¿Cómo sé que no me engañas, sucio demonio?
— Vamos nena, en serio estoy tratando de ser paciente pero tu cara solo dice "follame, follame, follame".
El muy idiota tenía razón. Estaba tan excitada a un nivel anormal.
— ¿Me diste algo para que me sienta así de caliente?
- Si, talvez te inyecté algo, estaba empezando a preocuparme porque tardó en hacer efecto.
— Idiota.
— Dime que serás mi reina y te daré la follada de tu vida. — dijo acercándose de nuevo a mi cuello dejando besos húmedos.
Ese maldito.
— Intento aguantar, no pienso ser chantajeada.
— Sé que no aguantarás mucho, seguramente ahora mismo estás chorreando como loca.
— Tienes razón pero he soportado peores. Un calentón no hará que me tire al precipicio por ti después de todo lo que me acabas de hacer.
— Me disculpo por golpearte y por mencionar a el que no debe ser nombrado, pero me conoces, soy un maldito y despiadado criminal. Intento entenderte pero no puedo, simple y sencillamente no tenemos la misma mentalidad y eso nunca cambiará.
— Al fin dices algo inteligente, ahora déjame ir.
— Está bien, veo que mi plan falló, no habrá resurrección de Anarquía, tomaste tu decisión y la acepto. — sacó una llave de su saco y empezó a abrir las cadenas.
Todavía no estaba aliviada en cualquier momento...
— Ah si, más te vale aceptar o tu amigo, Matsuno seguirá los pasos de Akiro.
Sacó su celular y me mostró un vídeo en dónde varios tipos golpeaban horriblemente a Chifuyu, ya no me quedaba otra opción.
Porque a dónde quiera que vaya hay muerte y eso no lo podré evitar.
— Déjalo ir, él ni siquiera está involucrado en esto.
— Querida, leí sus conversaciones. ¿Irse a los Estados Unidos? Igualmente te encontraría, tengo contactos por allá, prácticamente tengo contactos por todo el mundo.
— Déjalo ir y aceptaré, si lo dejas ir reviviremos Anarquía y Japón será todo tuyo.
— No, no, no, será todo nuestro querida, seremos los dioses de la muerte, los más peligrosos, como solíamos serlo en la preparatoria.
— Estás loco.
— Lo sé, muy en el fondo tu también lo estás, por eso me enamoré de tí, me enamoré de un demonio igual a mi.
— Yo no soy como tú, ya no.
— Oh, mi querida Aiko, al aceptar esto, estás volviendo a ser lo que solías ser y lo que pretendías dejar. Está llegando la hora de que pequemos juntos.
***
¿Quieren saber o ya saben quién es Akiro?
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Pecado ;; Hanma Shuji
Fanfiction☯︎-Toda mi vida me he visto a través de tus ojos. Me pregunto si soy lo suficientemente bueno para tu tiempo. Me amas pero por todas las razones equivocadas. ¿Soy algo para ti y no alguien? Porque me siento atrapado en este pedestal en el que me pus...