Pecado ;; Hanma Shuji

Extra: La visita

— Hola Aiko, ¿has estado bien? Supongo que sí. — hablaba Shuji.

Habían pasado cinco años desde la muerte de Aiko y lamentablemente él no había mejorado para bien. Ni él ni Kisaki, seguían siendo los mismo que cuando ella estaba con ellos.

— Perdón por no venir a verte en estos días, he estado algo ocupado — limpiaba la lápida, que no estaba sucia pero él sentía la necesidad de limpiar —. Debes estar muy feliz allá, con tus amigos y hermano — Shuji se hincó frente a la tumba y la tocó suavemente —. Fue muy amable de tu parte dejarme solo con ese tonto de Kisaki, se ha vuelto insoportable.

Si no fuera por el ambiente del lugar, él diría que exageraba al decir que sentía una presencia detrás suyo.

— Te extraño, más de lo que imaginé, amor mío — una lágrima cayó —. Sé que me amabas, pero tú nunca supiste lo que yo sentía en realidad, no fue mi intención hacerte sentir así. Debí haber sido más inteligente, te prometí amor y no te lo dí.

— No llores, imbécil — si había alguien detrás de él, Kisaki con un ramo de flores, Shuji se giró —. Ah, hola.

— ¿Qué pasa contigo?, dime porque estás aquí.

— No es obvio, vengo a ver a Aiko. — dijo acercándose a la lápida y dejando las flores.

— Por fin te dignas a verla, han pasado cinco años.

— Oye, que no me hayas visto aquí no significa que no haya venido en esos cinco años, vengo todas las semanas. — dijo arreglando las flores.

— ¿Y por qué no te había visto? Yo también vengo todas las semanas. — dijo Shuji de levantándose.

— No es mi problema.

— De hecho es raro, ya que matas a gente sin piedad y después no visitas sus tumbas.

— Aiko no era cualquier persona a la que mato. Era mi amiga.

— Ajá, ella no pensaba lo mismo.

— Si... Ya lo sé, también tengo algo de culpa en su suicidio. Yo puse esa droga en su vaso y yo le dije que disparara. Prácticamente... Toda es mi culpa — rió con algo de tristeza.

— Es nuestra culpa. De ambos y de nadie más.

— De ambos y de nadie más.