Capítulo 4: Plan maestro.

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 Capítulo 4: Plan maestro.

Lo que comienza como algo simple, termina como algo complejo.

Amado Nervo.

Sábado. Al fin Sábado.

ü  Primera semana de Universidad. Superada.

ü  Primera semana de trabajo. Superada.

ü  Primera semana sin teléfono celular. Superada.

ü  Objetivos semanales. Superados.

Uno pensaría que al ser fin de semana, se debería dormir todo el día,  despertarse tarde y dormir tarde, pero todo cambió cuando mi madre me levantó muy temprano para hablar de "algo serio" conmigo antes de que ella y papá se fueran a trabajar.

— ¿Y bien? —Dije después de 10 segundos de absoluto silencio sentada frente a mis padres.

— Con tu madre hemos tomado una decisión. —Dijo mi padre manteniendo su postura decidida y formal de todos los días.

— ¿Y? —Pregunté al notar que ninguno de los dos continuaba la plática.

Mi madre se levantó del sillón frente al mío y se dirigió a la estadía para así regresar con una cajita envuelta en papel rosa metálico. Al tomar su posición de vuelta frente a mí, me tendió la caja y me dedicó una linda sonrisa reconfortante.

La tomé con ambas manos sopesándola, agitándola y mirándola detenidamente. Aún sin quitar el papel, ya sabía lo que contenía.

— Hay reglas, Mia. —Dijo mi madre soltando un suspiro. —Tu padre ha insistido mucho en esto, así que espero que no lo decepciones.

— No lo haré. —Dije inmediatamente.

Ambos intercambiaron miradas antes de volver a hablar.

— Número uno. Tendrás que tomar más en serio tus estudios, Mia. —Dijo mi Padre. — Hasta ahora vas bien porque es tu primera semana, pero no subestimes a la Universidad, entre más te adentres más complicado será.

— La tomaré más en serio. —Dije firme.

— Número dos. Tendrás que dejar tu actitud de adolescente y convertirte en una joven madura. Nada de niñerías Mia. Ya vas a cumplir 20 años, las jóvenes maduras no se la pasan diciendo obscenidades todo el tiempo.

— Disminuiré mis groserías. —Dije yo sustituyendo la palabra "obscenidades" por "groserías".  A veces mi padre se comportaba tan formal y tan "hombre de negocios" que ya  había aprendido sus lenguaje formal.

— Puedes decir todas las que quieras fuera de esta casa, pero mientras tu madre o yo estemos presentes, nada de insultos Mia. Y no quiero ninguna queja, de nadie.

— No la tendrán, he sido buena con todos.

— Eso no fue lo que tu madre me informó.

Rápidamente mi cerebro comenzó a buscar información de los días anteriores. No, no, no y no. Ninguna grosería. Esperen... Mierda, sí que había dicho groserías.

— Ni lo digas mamá. —Dije yo callándola antes de que me dijera quien me había acusado. — Ya sé de quién hablas.

— ¿Entonces admites que lo agrediste? —Preguntó ella con cierto tono de voz decepcionante.

— Él es... desesperante, exasperante y un descarado. Pero por supuesto que lo agredí. Cada día de la semana que estuve con él, lo hice. Lo admito, y si por decirle la verdad sobre sí mismo ya soy una agresora, entonces díganme grosera. Jordan Donovan es una pesadilla, por no decir más.

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